Alfonso Trallero y Enrique Molina, los dos abogados españoles de Carlos Vielmann, demostraron por qué cuando destacados personajes de la política española tienen problemas legales recurren a sus servicios. Los dos abogados desarrollaron una defensa meticulosa del exministro de Gobernación.
Cada testimonio que aportaron tuvo un objetivo claro. Ninguno de los argumentos que fiscalía española expuso durante los primeros días del juicio quedó sin respuesta cuando les tocó a ellos intervenir.
Los abogados Trallero y Molina se esforzaron por mostrar que no hay evidencias que vinculen a Vielmann con la ejecución de los tres fugados del penal de El Infiernito. El caso de los siete asesinatos de la cárcel de Pavón, requería más trabajo, ya que el exministro sí estuvo presente en el lugar de los hechos. Los abogados españoles, sin embargo, hicieron ver al tribunal, a través de sus testigos, que no hay conclusiones claras sobre el papel de Vielmann en el día de la toma de la cárcel. La palabra de unos contra la palabra de otros. Unos dicen que el exministro estuvo desde la madrugada fuera de Pavón y entró al penal mientras el comando de encapuchados aún asesinaba, y otros afirman que llegó al amanecer e ingresó cuando los cadáveres ya estaban tendidos alrededor de la casa del reo Jorge Batres, alias El Colombiano, y los fiscales trabajaban en la escena.
Sin embargo, en la estrategia de la defensa de Vielmann, quedaba una cabo suelto. Durante su testimonio, el exministro pudo alegar que la captura de los tres fugados de El Infiernito era cuestión de la policía y que la toma de Pavón fue un operativo ordenado por la Presidencia, planificado por el Sistema Penitenciario y ejecutado por militares y, de nuevo, policías. Sin embargo, en ambos hechos estuvo presente un hombre que no pertenecía a ninguna de estas instituciones, sino que era, directamente asesor de su despacho. ¿Por qué estuvo tanto en Pavón como las detención de los fugitivos, el policía venezolano Víctor Rivera, si estos operativos nada tenían que ver con su actividad: los secuestros? ¿Si era un asesor contratado por Vielmann respondía a sus órdenes?
En el séptimo día del juicio, los abogados Trallero y Molina se enfocaron en solucionar esta cuestión. Para ello convocaron a algunos de los antiguos integrantes de la unidad de Rivera: los llamados “riveritas”.
El riverismo.
Víctor Rivera fue uno de los personajes que más influencia tuvo en la policia posterior a los Acuerdos de Paz. En una institución policial cuyos mandos tenían escasa experiencia en resolver crímenes, Rivera enseñó a muchos de los nuevos reclutas que ser policía era una disciplina que requería método y disciplina para recopilar y analizar información, y no solo golpear a los interrogados. Rivera se dedicó a escoger a los miembros de su unidad anti secuestros entre los mejores alumnos de los cursos que impartía en la academia policial. Pero su influencia se extendió a los fiscales que trabajaban con él, al mundo de la seguridad privada y muchas de las familias víctimas de secuestro a las que ayudó a recuperar a sus seres queridos.
A Rivera le atribuye haber desarticulado a las principales bandas de secuestradores que operaron entre el fin de los 90 y el comienzo del nuevo siglo, aunque no siempre utilizando los métodos más limpios. Como aseguró el exsubdirector policial, Javier Figueroa, en el juicio suizo contra su jefe, el exdirector Erwin Sperisen, “Rivera era conocido por no dejar a nadie vivo en los operativos que dirigía”.
De hecho, dos de los miembros de su unidad fueron procesados en Guatemala por las muertes de los fugitivos de El Infiernito, aunque sólo Axel Ramírez Arreaza fue condenado. También enfrentó juicio por estos hechos su secretaria, Maria del Rosario Melgar –absuelta, asimismo– y el propio Víctor Rivera, probablemente, hubiera sido procesado de no haber sido asesinado en abril de 2008, meses después de haber sido canceladas sus asesorías en el Ministerio de Gobernación.
Esto no ha impedido a los “riveritas” alcanzar puestos de responsabilidad. Los actuales director y subdirector de la PNC, Nery Ramos y Stu Velasco, respectivamente, fueron miembros de la unidad de Rivera. La actual encargada de prevenir el lavado de dinero en el Banco G&T Continental, Sandra Elizabeth Zayas Gil, fue una de las fiscales que trabajó con él.
Los tres, junto al expolicía, Camilo José Rivera Gálvez, testificaron en el juicio español a petición de la defensa de Vielmann. Los cuatro “riveritas” sostuvieron una versión muy similar de los hechos: nunca vieron al exministro dar órdenes o comunicarse con el “comisario” Rivera. En realidad, según explicaron, Rivera no se reportaba ante nadie más que antes los fiscales del Ministerio Público que dirigían las investigaciones de secuestros en las que la unidad participaba. Rivera era oficialmente asesor del despacho del Ministro, pero eso era solo un formalismo para justificar la contratación y el salario del venezolano; no indicaba que respondiese a sus órdenes.
Los “riveritas” también sostuvieron que su unidad no participaba directamente en operativos. Ellos aportaban el análisis de inteligencia y asesoraban a las familias durante las negociaciones, pero las capturas o la liberación de los secuestrados las efectuaban los hombres del comisario Víctor Hugo Soto Diéguez, actualmente preso por ejecuciones extrajudiciales. Si acudían a los operativos era solo para recuperar información en la escena de los hechos: documentos o celulares en manos de los secuestradores.
Stu Velasco y Nery Ramos aseguraron que la unidad no participó en la toma de Pavón o en la captura de los fugados de El Infiernito. Solo Camilo José Rivera Gálvez recordó que “el comisario” y algunos de sus hombres sí acudieron a la detención (y ejecución) de los reos huidos. También aseguró que tras los sucesos de Pavón, recibieron algunos teléfonos incautados en la cárcel que estaban vinculados con casos de secuestro que ellos investigaban, aunque no explicó si fue Rivera quien los trajo.
Varios testigos aseguran que el asesor venelozano estuvo en Pavón con el grupo de los encapuchados que cometieron las ejecuciones. Él, sin embargo, no iba ni enmascarado ni armado hasta los dientes. Tampoco iba acompañado de miembros de su unidad, y nadie le vio en un papel protagónico aquella mañana.
Los testimonios en su contra se concentran, sobre todo, en el asesinato de Edwin Santacruz. Como explicó Sandra Elizabeth Zayas Gil en el juicio, Rivera conocía bien a Santacruz. Fue Rivera quien, según la fiscal Zayas, tras mucho esfuerzo había logrado que Santacruz fuese condenado a 50 años por secuestro. Santacruz, sin embargo, se fugó del Infiernito por un túnel excavado durante meses a lo largo del año 2005. Rivera tenía motivos para estar furioso. Eso probablamente explica por qué cuando los policías que capturaron al fugitivo mientras dormía en Morales, Izabal, e informaron a Soto Diéguez, este les pidió que lo llevasen al cruce de Río Hondo, en Zacapa, y esperasen allí la llegada de Rivera.
Según el policía Emilio Joel Caal, uno de los testigos, el venezolano llegó con sus hombres, y con su inseparable secretaria, que también iba armada y mostraba una placa policial. Traían también un vehículo robado en la capital que después utilizarían para montar la escena del crimen.
Cerraron el tráfico, hablaron con Santacruz, le dieron de comer y ordenaron que alguien le comprase unos zapatos y una camisa. Según otro de los testigos, Felipe Camajá, quien finalmente no testificó en España, Santacruz preguntaba si lo iba a matar. Maria del Rosario Melgar, se llevó a los policías ajenos a la unidad, Camajá y a Caal entre ellos, a desayunar Pollo Campero. Cuando volvieron, Santacruz estaba dentro del carro que Rivera había traído de la ciudad. Estaba sentado en el asiento del copiloto con varios tiros en la cabeza.
Aquí puede leer toda la cobertura de Asier Andrés del juicio en Madrid.
ANONIMO /
[…] Día 7: Rivera, los riveritas y el riverismo […]
JUAN FRANCISC /
Esto ya no es una narración objetiva del juicio en proceso, aquí ya hay juicios de valor externos para favorecer a algunos y culpar a otros , todo en el ámbito de la opinión pública claro esta. Se zurrarón en la única narración de la opinión pública porque seguro los demás medios tienen prohíbido publicitar el caso vielman en Madrid.
Peter Lim /
Típico de Nomada, mezclando el cebo con la manteca. Del testimonio de los riveritas por el caso pavón, se saltan a narrar el asesinato de los reos fugados con total intención de influir en la opinión pública sobre la defensa de Vielman. NO digo que Vielman sea inocente, pero la línea editorial de este medio ya está apestando muuucho.
papazopapaz /
IMORALES dijo: "pero defender o culpar a alguien no me compete "
tampoco le compete a Nomada.
El objetivo del periodismo genuino es informar IMPARCIALMENTE.
iMorales /
............. por mi parte pueden hacer o decir lo que quieran, YO viví la historia y conozco parte de ella, pero defender o culpar a alguien no me compete .... gracias NOMADA !!! (esas calenturas ajenas__NO las sudo YO)