3 MIN. DE LECTURA

Actualidad Entender la política La corrupción no es normal Somos todas Identidades Guatemala urbana Guatemala rural De dónde venimos Blogs Ideas y soluciones
11 Pasos

Mi historia como empleado del gobierno corrupto del PP

Podrán callarme a mí, pero nunca a nosotros. Como dice una canción de Calle 13: “Dejar de hablar no combina con valiente”. Les voy a contar mi experiencia con la corrupción gubernamental.

Cotidianidad Ministerio de Desarrollo n246 Opinión P369 Sara Isabel Torres Trujillo de Baldetti Vicepresidenta Víctor Manuel Mejía Oajaca
Esta es una opinión

Un grupo de mujeres de Chuarrancho, Guatemala, sale de la capacitación previo a recibir la bolsa segura.

Entrega de la bolsa segura. Foto: Plazapublica.com.gt

Entré a trabajar para el Ministerio de Desarrollo Social al poco de ser creado por el gobierno patriota. Fui contratado por el viceministro Luis Hernández, un pequeño embaucador con aspiraciones a Arzú, aunque le faltara talento e inteligencia para lograrlo.

No le conocía de nada, tan solo mis referencias profesionales le sirvieron para proponerme crear una infraestructura de comunicación interna. La logística era moderna y ambiciosa, por lo que se tornaba una propuesta que podría resultar beneficiosa para el país.

Aun siendo un aprendiz de megalómano, Hernández resultó ser lo más aceptable de lo que me esperaba en esa dependencia. Pronto empezaron las luchas de poder internas, las entretelas políticas y las pequeñas corruptelas.

Luchando contra una infraestructura ministerial, conseguí montar un equipo de profesionales que destacó por su eficacia. Tanto así, que la ministra Lucy Lanfiesta me propuso encargarme de la comunicación de todo el ministerio. Acepté.

El trabajo era complejo, debía lidiar con el aparato político posicionado por Roxana Baldetti y los nexos de influencia que intentaba acaparar el entonces Ministro de Comunicaciones, Alejandro Sinibaldi. Integré a los componentes en un grupo estratégico y con capacidad operativa, pese a una desorganización exagerada y una gestión enfocada más en crear un pedestal a la Vicepresidenta que en la población necesitada.

Sara Isabel Torres Trujillo de Baldetti, cuñada de la Vicepresidenta, ocupaba una de las salas de la entrada al despacho de la Ministra de Desarrollo Social. Me mandó llamar. Aunque sus asignaciones como encargada de gabinete no estaban especificadas, me comentó que se iba a ocupar conmigo de gestionar algunas partidas y que era bueno que yo hubiera trabajado anteriormente con el gobierno, ya que así “sabía cómo funcionaba todo esto”.

Me explicó que había que realizar una campaña y que ya contaba con tres propuestas, una de esas opciones era la recomendada, por lo que no había mucho más que discutir.

Después de esa reunión, me fui al despacho de la ministra. Le dije que no pensaba prestarme a ningún tipo de manipulación por parte de la familiar de la vicepresidenta. Me dijo que no me preocupara, que ella iba hacer porque no tratara de inmiscuirse en los asuntos del ministerio. Yo hablé directamente con varios medios de comunicación para denunciar esta situación y pedirles que, en la medida de sus posibilidades, la hicieran pública. Pero no hubo eco.

Poco después se incorporó, el viceministro Rafael Rottmann en sustitución de Hernández. En aquella época empecé a llamar al ministerio la poporopera. Era increíble la cantidad de gente que se presentaba a buscar puestos. Cientos de personas se agolpaban cada día en la entrada. Amigos referidos, cantantes de campaña e, incluso, un día me encontré a mi instructor del gimnasio. Le dijeron que allí estaban dando chance y venía a ver si le salía algo.

De todas, sin duda alguna, mi peor experiencia fue con Víctor Manuel Mejía Oajaca. Llegó como viceministro administrativo y financiero. Se comportaba como dueño de finca, rodeado de un séquito de asesores afines al partido durante la campaña. Los pagos de los trabajadores eran impuntuales y desordenados, generando caos y desánimo.

Empecé a denunciar las incongruencias que se salían de la lógica de la buena administración pública como esta. El departamento de Comunicación solicitó cientos de folders. Al llegar, me pareció que su valor era desproporcionado para su calidad. Coticé el mismo producto en otra empresa y me percaté de estaban sobrevalorados, costaban el triple de su valor con una ganancia de Q10 por cada uno.

A nivel de Estado, podía parecer una cantidad risible. Para mí, era la gota que rebosaba el vaso de ese ambiente corrupto que me estaba ensuciando. Se impregnaba en mi cuerpo como una tinta imborrable que nunca me podría sacar. Denuncié estos hechos y fui removido de mi cargo sin más explicación.

Salí con una sensación ambivalente. Triste porque quería contribuir a mejorar este país desde dentro del sistema. Aliviado, porque salí de esa porqueriza donde el criterio que prevalece no es atender a los más necesitados.

Ignacio Laclériga
/

Me llamo Nacho Laclériga y soy chapiñol. Nací en España; llevo más quince años en Guatemala. Soy máster en comunicación estratégica y coach profesional. Junto a un grupo de profesionales, ideamos Gecca, una organización que desarrolla proyectos, gestiona la comunicación y la adaptación a los cambios. www.gecca.com.gt


Hay Mucho Más

11

COMENTARIOS

RESPUESTAS

    ANONIMO /

    28/04/2015 10:56 AM

    Señor, a usted lo despidieron y fue por su incompetencia. No venga a decir que era un Peter Pan salvando niños.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Moises Avila /

    07/04/2015 4:46 PM

    don Ignacio, es una pena lo que está pasando en nuestro país. Las personas adquieren poder a través de las elecciones populares y de allí desatan sus anhelos de los sueños más torcidos a través de robar las arcas del Estado. Nuestro porvenir no puede ser mejor, vamos de un ladrón común, a ladrón profesional hasta caer a ladrones descarados. Bien por usted que ya no está mas con la bola de mafiosos de los actuales gobernantes. Es una pena por Guatemala y la gente que muere de hambre.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Ignacio Laclériga
    Ignacio Laclériga /
    07/02/2015 7:06 AM

    Marielos. Personalmente, a mi esa mentalidad wannabe que inventa quimeras para arrastrar a la gente me repugna. Es la que engaño a los inversionistas de bancafé, la que nos hace creer que somos un país de centros comerciales y residenciales de lujo, la que llevó al mundo a la mayor crisis que hemos conocido. Si tú quieres confiar en ese tipo de gente, adelante. Yo seguiré desenmascarándolos para evitar ese futuro de porquería al que los aspiracionales descerebrados nos están arrastrando.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Marielos /

    06/02/2015 11:32 AM

    Coincido con usted en todo el articulo, a excepcion de la opinion referente a Luis.
    El, y otras dos o tres personas han sido lo unico y mejor que tuvo el Mindes, y salieron huyendo de los robos y corrupcion que hubo a raiz de la llegada de la hemana de la vicepresidenta, y con la Ministra Lainfiesta.
    Si el y su equipo no hubieran estado alli, la piñata habria tenido tamaños desproporcionados.
    Ellos trabajaron para que no se usara el dinero de las remesas,por ejemplo, para "otros" fines.
    No creo que desprestigiar a alguien por inexperiencia, o por mal juicio sea correcto y ellos actuaron decentemente,como personas decentes que son, aunque hayan cometido errores.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Dessire Ugarte /

    05/02/2015 11:00 AM

    Felicitaciones por la publicación, pero más por no quedarse callado, denunciar y seguir luchando.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Ignacio Laclériga
    Ignacio Laclériga /
    05/02/2015 10:18 AM

    Gracias por sus cometarios. Amo a esta tierra que tanto me ha dado y a su impresionante gente. Es una pena que hallamos dejado que los más miserables y mezquinos ejemplares de nuestra sociedad, que se multiplican como ratas, se estén apoderando de todo. Los delincuentes son los asaltantes de camionetas, lo políticos, los empresarios detrás de sus escritorios, los predicadores en sus templos y los banqueros desde sus grandes despachos. Complices de esta cacería que estamos viviendo. La mayoría de la gente cree que la solución es esconderse, dar la espalda a la realidad, aunque las balas ya estén dando a todos por igual. Yo prefiero dar la cara, para que, llegado el caso, me pillen de frente.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    fifa 15 coins pc /

    04/02/2015 10:08 PM

    Good post. I learn something totally new and challenging on websites I stumbleupon on a daily basis. It will always be useful to read content from other writers and practice a little something from their sites. |

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Bea /

    04/02/2015 7:55 PM

    Qué triste es comprobar una y otra vez que aún cuando la gente desea paz y justicia la mayoría se contradiga cuando le conviene. Qué bueno que dejaste de trabajar allí. Creo que uno debe seguir sus valores haga lo que haga y esté donde esté. Saludos!

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Ignacio Laclériga
    Ignacio Laclériga /
    03/02/2015 2:56 PM

    Señor Luis Hernández Azmitia. Como dije, considero que usted fue de las personas más respetables que encontré en el ministerio. De todos modos, no considero éticos sus métodos para alcanzar determinados fines, que le vi ejecutar en diferentes ocasiones y comprobé por mi mismo. Una vez intentó manipularme de manera maliciosa para sus fines. Tristemente, para usted, conseguí descubrir sus malos manejos y destapé su engaño. Yo perdono, pero no olvido.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Luis Hernandez Azmitia /

    03/02/2015 1:50 PM

    Respeto la opinión de Ignacio, a quien admiro como periodista y profesional, y que desde su salida del Ministerio de Desarrollo Social lo he seguido en los diferentes medios en donde ha participado y ahora en Nómada. Sin embargo, no comparto sus criterios sobre mi persona y lamento la forma en que me describe en este artículo. Yo también salí de este gobierno para no ensuciarme de la corrupción desmedida que lo caracteriza.

    Coincido con el en que hay que participar para lograr los cambios necesarios desde dentro del sistema y seguiré luchando por medio de una participación política para hacer los cambios que tanto necesita nuestro país.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



Secciones