¿Cómo se describe y analiza una tragedia? ¿Cuáles son las palabras pertinentes? ¿Cuál es la reacción adecuada ante las imágenes compartidas en los medios de comunicación y las redes sociales? Al igual que la lava y el lodo, revueltos en un río que arrasó con todo, la tristeza y la indignación se mezclan al comprobar cómo la furia de la naturaleza se incrementa cuando se mezcla con la pobreza, la desigualdad y las acciones de un Estado ineficiente.
Al momento de escribir este blog la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) informa que han recuperado 70 cuerpos, que evacuaron a 3,271 personas y que más de un millón 700 mil se reportan afectadas. Todavía no se cuenta con un dato sobre los daños materiales que, supongo, serán inmensos. Las fotografías y los videos tomados en el lugar muestran casas destruidas, automóviles volteados y las siembras deshechas. Además, la alerta roja se mantiene en cuatro municipios de Escuintla, Chimaltenango y Sacatepéquez.
Las tareas de rescate continúan y las personas que las realizan son las que evidencian el mayor grado de valentía y heroísmo. La mayoría no cuenta con el equipo adecuado, pero ahí están, hombres y mujeres, cientos de bomberos, agentes de la Policía Nacional Civil, soldados y rescatistas voluntarios que se adentran en esos terrenos devastados por el material volcánico. Se les nota el cansancio y la tristeza por enfrentarse a ese paisaje gris en donde todavía se impone la muerte, pero su esfuerzo por rescatar sobrevivientes o los cuerpos de las víctimas devuelve el color al lugar, restituye la vida.
La solidaridad de los guatemaltecos salió a la luz y también aporta a la reconstrucción. Pequeños actos de amor suman para atender las necesidades de los sobrevivientes y los rescatistas. Habilitaron centros de acopio por iniciativa propia antes de que se activaran los oficiales y recolectaron dinero para comprar herramientas e insumos.
Esas acciones contrastan con las palabras del presidente Jimmy Morales durante la conferencia del pasado domingo y con la decisión de los diputados de aprovechar lo ocurrido para colocar en su agenda los temas que a los integrantes del pacto de corruptos preocupan.
Mientras la población estaba en la faena de ayudar y rescatar vidas, Morales se presentó incapaz e ignorante sobre la cuestión pública. Se quejó de no contara con fondos para atender la emergencia, cuando la ley establece los recursos para hacerlo. Dos días después, el Congreso en sesión extraordinaria avaló la continuidad de Alfonso Alonso, al frente del ministerio de Ambiente, porque no logró reunir los votos para pedir un voto de falta de confianza.
En casos como este, cuando se requiere echar a andar la institucionalidad pública para atender las urgencias, la figura presidencial es crucial para tomar decisiones acertadas sobre la utilización de los recursos y así asegurar más sobrevivientes y menos pérdidas de bienes. Pero esto no sucede con Morales.
Es cierto que es imposible conocer cuándo se producirán los eventos de la naturaleza. Cualquier fenómeno natural ocurre sin el control de la gente. Sin embargo, la tecnología permite prever los acontecimientos y las decisiones políticas mejorar las condiciones de vida de los habitantes para reducir la situación de vulnerabilidad. Pero acá no hemos aprendido.
Por su situación geográfica y el cambio climático, el Índice Mundial de Riesgo ubica a Guatemala como el cuarto país con mayor peligro frente a ciertos fenómenos como sismos, huracanes, deslizamientos de tierras, inundaciones y erupciones volcánicas. Este peligro aumenta por el cambio climático, porque no contamos con planes integrales de prevención de desastres, por la falta de políticas económicas que mejoren las condiciones de vida de las personas y ante la ausencia de esfuerzos por reubicar a quienes habitan en lugares de alto riesgo.
El desastre no fue la erupción. El volcán de Fuego se me figura apenado, con una cicatriz en uno de sus costados. La muerte y la destrucción no las provocó la naturaleza ni cualquier fuerza divina como método de lección o castigo. Como sucedió con los huracanes Stan y Mitch y la tormenta Agatha o con la montaña del Cambray o con cada lluvia de invierno, lo que mató a las personas y dejó sin nada a miles es la pobreza y la inoperancia y negligencia de un grupo de funcionarios que no cumple con su mandato de asegurar la vida y la seguridad de los guatemaltecos. Y como siempre, los que menos tienen son los que nuevamente se quedan sin nada.
Sandra /
Se está iniciando proceso legal en contra de todos estos involucrados en el manejo de la información de volcán de fuego. Todos estos funcionarios causantes de la muerte de miles de ciudadanos guatemaltecos por su falta de acción , no solo deben ser destituidos deben de pagar con su libertad si no es con su vida por ser extremadamente egligentes e irresponsables al no haber evacuado ha los pobladores como lo hicieron con la gente del resort. Y encima falsifican datos de muertos y aparecidos para cubrir su crimen.
Juan /
No depende de los Guatemaltecos escoger donde vivir. Solo donde subsistir. Nuestros gobiernos corruptos, solo dejan chance a vivir en zonas peligrosas, las únicas accesibles.
Blanca Rosa González /
Seguramente son miles de fallecidos, pues en estas regiones viven hasta tres familias en una casa y cada familia tiene de cinco a siete hijos. Si todas esas familias quedaron soterrados ¿ de cuántos muertos estamos hablando?. Todo parece indicar que el gobierno minimiza la tragedia a sabiendas que el principal responsable es el de la Conred, no digo jefe ni secretario ejecutivo porque el cargo le queda grande.
Gustavo Diéguez /
Sr. Marroquín, lo felicito por esta excelente nota. Me permití citar el último párrafo de su texto para colocarlo en mi perfil de facebook como imagen del mismo. Espero que esto no sea inconveniente alguno para usted.
ovps /
cuantas personas siguen desaparecidas a la fecha? este dato es importante para comprender en su justa dimensión la cantidad de víctimas mortales que dejo la erupción.