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Joviel Acevedo: “El Rey del mambo” de los sindicatos

Los cubanos le llaman al baile del mambo, la conversación con los dioses. Joviel Acevedo habla al oído de los presidentes y los hace bailar a su ritmo.

Blogs Joviel Acevedo P369
Esta es una opinión

Joviel Acevedo y Felipe Alejos, en mayo de 2018.

Foto: Carlos Sebastián

A mí ya no me tocó vivir la euforia que creó el mambo a mediados del siglo pasado, pero sí alcancé a escuchar algunas de las piezas más famosas de este ritmo contagioso.  El auténtico rey del mambo, fue Dámaso Pérez Prado, quien popularizó primero en Cuba y luego en el resto del mundo esta música que invitaba a bailar.  El rey del mambo –decían– puede conversar directamente con los dioses.  

Eso hizo que cuando alguien era presumido porque obtenía lo que quería, se le dijera: se cree el rey del mambo.  Ese tipo hace que los demás bailen a su ritmo, con su música… a su manera.  Pues bien, en el Estado, se puede decir que hay un personaje así, pues ha logrado que Álvaro Colom y Sandra Torres; Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti; Jimmy Morales y ahora Alejandro Giammattei; bailaran –y vuelta a empezar ahora– al mambo que él toca, mientras él hace siempre lo propio para tenerlos contentos.

Me refiero a Joviel Acevedo, quien aprendió a bailar el mambo con Alfonso Portillo y al único que no encandiló con sus habilidades danzantes fue a Oscar Berger, que estuvo a punto de quitarle su plaza y sacarlo del magisterio, pero el tiempo no le alcanzó y con la llegada de Colom el proceso judicial en su contra se vino al suelo.

El comportamiento con cada uno de los gobiernos mencionados ha sido el mismo: el magisterio sale a protestar cuando lo necesita el presidente de turno, pero a cambio recibe los aumentos salariales que demanda, sin que haya una mejora sustancial en la educación del país.  Es curioso, pero la opinión de los ministros o ministras de educación pesan poco cuando se trata de tener un aliado popular, que puede servir para presionar políticamente al Congreso o manifestar a favor de las políticas de diferentes colores y sabores.  Apoyó el verde de la UNE, luego el naranja del PP y el azul-blanco de FCN-Nación.  Es como los piratas, no tiene bandera y sirve a quien mejor le paga.  

Yo nunca lo he tratado ni conocido, pero tengo que reconocer que Joviel Acevedo debe ser una especie de encantador de serpientes, porque no necesita mucho tiempo para meterse en la bolsa a los presidentes ambiciosos que encuentran en él a un aliado populista.  Siempre se habla de resolver los graves problemas de la educación, pero nunca se hace nada en la práctica.  Nefastos y multimillonarios pactos colectivos logra con cada uno.

En la época de Alfonso Portillo, recuerdo que en cierta ocasión me llevaron a la redacción de Prensa Libre una galleta escolar, supuestamente fortificada e inmejorable, pero que era tan dura que ni siquiera se partía si la tiraba uno al suelo.  Imaginen los dientes de los pequeños. Aquella galleta se compraba sobrevalorada y se denunció que había millones de quetzales en mordidas.  Acevedo, por supuesto, nunca dijo ni pío.

Se ha opuesto consistentemente a verdaderas reformas educativas, y al fin de cuentas hace que los presidentes ofrezcan que harán cambios estructurales, sin que suceda nada. Es el virtual ministro de Educación. Guatemala tiene una bajísima calidad educativa.  Los aumentos a los maestros nunca van acompañados de una evaluación del rendimiento, sino se hacen por decreto.

Eso sí, si el gobierno necesita que los maestros salgan a las calles a protestar para que se apruebe el presupuesto –por ejemplo–, los tenemos marchando al ritmo de mambo.

Si sus antecesores hubieran dejado un buen legado en educación por su alianza con el rey del mambo, nadie podría objetarla. Pero Giammattei, cuestionado en muchos frentes, ha caído en la tentación populista de hacerlo su aliado. Con esos aliados, gana muy poco y pierde más popularidad.

Mientras bailan mambo Joviel y Alejandro, hay muchos pendientes en toda la administración: los famosos programas sociales son irregulares, las medicinas para atender la pandemia llegan tarde, no se ha renovado el contrato a médicos y salubristas, no hay acuerdo con los transportistas para reabrir el servicio… y hasta el pago por incentivo forestal para promover la reforestación se esfumó.  Sin transparencia, pero eso sí, a ritmo de mambo.

Gonzalo Marroquín Godoy
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Soy amante del periodismo y por eso he defendido la libertad de prensa en todo el continente. Desde los 19 años abracé esta profesión, que me ha abierto las puertas para dirigir varios medios y así poder conocer la Guatemala sufrida, la Guatemala que lucha, la Guatemala que necesita cambiar. No creo en la verdad absoluta ni en la perfección, pero son dos cualidades a las que debemos aspirar en nuestra labor informativa.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    José Dardón /

    23/08/2020 10:59 PM

    ¡Hasta que al fin leo a un columnista decente en este blog tan chulo pero ripioso que tienen!

    Pues si, es cierto casi todo lo que dice. Pero ser un pinche burócrata, por mejor pagado que sea, no creo que le quede al tipejo ese de Acevedo.

    Joviel es el mejor espécimen de caudillo brincón y montonero de aquellos tiempo nuestros tatarabuelos, pero que aprendió a que no es necesario andar reventando cabezas sino entendiendo como funciona el sistema. No es tan rústico como lo pintan, porque igual que es el otro, de apellido Pascual, se hacen los corrientes sin serlo. E insisto en mi duda sobre su calidad de funcionario, porque comparársele a un ministrillo irrelevante es falaz.

    El sindicalista tiene lo que ningun politico chapin tiene (exceptuando al finado pero siempre amado/odiado canche): comillo y garras finas. Sólo comparado con el servicio secreto cubano frente a los demás Estados del hemisferio, incluyendo a los gringos.

    Acevedo se rodea de una manada de asesores jurídicos, procuradores y güisáches de la peor ralea, por lo que no tiene nada que temer. Su impunidad ya es proverbial; porque para retorcer leyes o hacerle la vuelta a todo el elefantiásico sistema jurídico tiene empleados, con mas títulos que él mismo, que le bastan y sobran.

    Y aprovechando que ahora este pasquin ya tiene una dirección decente, con un periodista veterano, si nos ponemos finos valdría la pena escarbar en el pasado subversivo de este personaje; porque la verdad es que la escuela de manipulación psicológica para politicos idiotas que demuestra Joviel Acevedo es tal que uno no deja de admirarse (en el más estricto sentido del maquiavelismo político).

    Aun a sabiendas de que ese ayer potencialmente turbio, nos pueda salir picar en calidad de serpientes, escorpiones, bichos rastreros y demás sabandijas.

    En fin, en Acevedo se aplica muy bien un aforismo (un tanto cutre) que alguna vez escuche en un diálogo de serie a lo George Lucas: "Los políticos van y vienen, pero [Joviel], ¡se queda!"

    ¡Por lo demás don Chalo, lo felicito! Tiene una labor titánica por delante, para darle mejor lustre a este espacio tan plagado de nihilismo y posmodernidad a la tortrix.

    ¡Ay no!

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    ¡Nítido!

    Carlos /

    21/08/2020 6:36 PM

    Lamentable ver la situación de miles de estudiantes, y cuantos problemas existen en el sistema educativo... y estas personas velan solo por sus intereses personales.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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