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11 Pasos

La Crazy Gangsters se hace cargo del Estado

Hemos vuelto justo al punto de partida. Ilusos que somos, en 1985, creímos haber abandonado para siempre los regímenes corruptos, burdos, irrespetuosos de cualquier legalidad, que no guardaban ni las formas, robaban descaradamente del erario, asesinaban a mansalva y se apropiaban de las tierras nacionales. Era de saber común que diputados al Congreso recibían sobre sueldos -denominados dobletes- en realidad sobornos y empleos públicos para correligionarios, a cambio de votos “estratégicos”. La Corte Suprema de Justicia y el Congreso respondían al unísono a los intereses y hasta deseos del jefe del Ejecutivo y Ministro de la Defensa. Pues bien, hemos vuelto al punto de salida. Estamos de nuevo como en 1985. En este artículo intento explicarlo, sin atribuirnos descubrimiento alguno. Pura constatación intuitiva del vox populi.

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Esta es una opinión

Felipe Alejos y miembros de la junta directiva. Foto: Carlos Sebastián

Como condenados por la historia, vivimos épocas de corrupción, soborno e ilegalidad manifiesta instalada en la administración del Estado. En 35 años de “vida democrática” no logramos superar las taras del político tropical, son circunstancias que nos acompañan, con alzas y bajas, desde que nacimos como república, hace ahora 199 años, el peso histórico del amaño político es tal, que parecemos amoldados a aquellas formas. Es nuestra normalidad, como expresó el anterior Presidente del país a la televisión internacional, dicho con aires de estadista y sin inmutarse. Las malas artes se replican de generación en generación. Cambian nombres y formas de operar, la exacción continúa. Se refinan estilos y gavillas. 

De qué otra forma entender la degradación en la administración actual del Estado. Es nuestro sino o somos simplemente permisibles. Por donde veamos, existen situaciones oscuras, movidas chuecas, grandes, medianas y pequeñas, parece una cultura, muy a la chapina.  El siglo XXI no cambió aquello. Algunas de las formas más burdas se modelaron, pero el ejercicio abusivo del poder no cambió. De las aplanadoras congresales -controladas desde el Ejecutivo- en el fin e inicio de siglo, sí, aquellas que vendieron en pública subasta a oferentes predilectos nuestros pocos haberes públicos, que alteraron la Ley de Bebidas en tiempos del “honrado” Ríos Montt, aquellas que no se inmutaron ante el crimen de Monseñor Juan Gerardi o el desfalco de 400 millones de quetzales a las finanzas del ejército, en ambos casos, con militares en activo, involucrados.

Lueguito de aquello, en los gobiernos subsiguientes hubo desmanes de todo tipo: el apacible Berger Perdomo, utilizó todo el poder del Estado en contra del grupo de trabajadores de uno de los fundos de la familia Whitman a la cual pertenecía la “primera dama de la nación”. Todo con el fin de evitar pagarles prestaciones laborales o la suscripción -sin saber que firmaba- del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos de América, que en honor a la verdad no fue más que un contrato de adhesión, a contenidos determinados por el gobierno de aquel país. Hecho que en su momento acarreó protestas, represión y caídos. En el período de gobierno siguiente vino el asunto del TransUrbano con los secretos que ahora conocemos. Bolsas solidarias y otros festines con dineros públicos y la aparición cada vez más visible de crimen organizado en la política nacional y regional.

Sin embargo, aún con todo lo anterior, como diría la abuelita: No habíamos visto nada. Los retazos contados quedaron pequeñines. Casi asuntos de juventud díscola. Llegó con mascarada de mano dura un verdadero reinado de vatos locos, que como venía ocurriendo años atrás, le echaron el ojo a las aduanas para garantizar su sueldo base. De allí a lo que fuera: carreteras, escuelas, hospitales, bolsas seguras, todo absolutamente todo, pagaba peaje. Nadie pasaba sin saludar al rey y a la reina, un régimen con equidad de género. Represión para apoyar el despliegue de la industria extractiva y un congreso que se alineaba, previo pago de honorarios, se aceptan mordidas de cualquier tamaño. Así como es el sapo es la pedrada. Si no que lo diga Asisclo Valladares junior, pobre hombre, sin saber a qué iba la cosa se vio “embaucado”. Parafraseando a su magnánimo padre.

Luego de aquella terrible experiencia, y la debacle de los vatos locos color naranja, el pueblo debía de escoger entre un colectivo de rojo corazón, cuyo líder presumía de humilde figura, una cohorte de peludos dirigidos por una emprendedora dama que para casarse con Guatemala, debió abandonar a su marido y una tercera opción de vena artística que ofrecía más circo que pan, operada por militares retirados, que prometían gobierno de risas y buena onda, sin corrupción ni impunidad. Ante tan frugal oferta, los votantes con desgano designaron al artista de plató televisivo. Toda una ganga inédita.

Rapidito, la cosa quedó clara, se instauraba la fase dos de la clica vatos locos, con escasisimas luces sobre el qué hacer en el gobierno, que con ayuda mutua y mucha suerte lograron ir sobrellevando. Negocios y mordidas en el legislativo, iniciando con la adquisición en temporada baja de refuerzos al partido oficial, incapacidad política manifiesta y hay que decirlo, una pequeña ayuda de amigos en el norte y La Cañada, lo demás es historia. Burda y absurda. A aquel gobierno y congreso le debemos un importante legado histórico: el pacto de corruptos. Si no hubiese sido por la calidad de los tribunos de aquel período, no contáramos ahora con esa especie de tercera cámara, que legisla por fuera del hemiciclo y con sobresueldos.

Así de período en período avanzamos al precipicio de la historia. Corresponde ahora encargarse de la cosa pública a la Crazy Gangster que viene con bríos renovados. Empieza por comprar en temporada alta refuerzos para apuntalar la corriente oficial, y por tanto los precios del fichaje se dice fueron altos. A cambio, promesa de fidelidad al jefe. Se renuevan juramentos de membresía y silencio al veterano pacto de corruptos. La jefatura por su parte, entre viandas y calores de la Costa Sur atiende sus demandas, asegura su agenda inmediata y reitera la disponibilidad de seiscientos millones de quetzales en obras, para los adeptos.

Así que ya se ve, y aún con la disculpa a los científicos, en este país la rueda de la historia sí se repite. Obviamente corregida y aumentada. Para mostrar algo de evidencia: tenemos -otra vez- una célula de poco escrúpulo en la administración pública, predica democracia y gestiona de forma dispendiosa el poder político. Así que para empezar y estar cómodos deciden limpiar la mesa: eso significa exterminar de los centros de poder y control del Estado a los feudos de la “izquierda” totalitaria, antidesarrollo y proaborto; pero sobre todo mojigata con aquello de las mordidas y el reparto de obras. No reciben sobresueldos, no hay forma de aceitarlos. Conclusión no son socios de la democracia, hay que purgarlos. Ahuyentan la inversión del bolso oscuro de la gavilla.

Para acometer aquella tarea, se necesitan socios, no es difícil encontrarlos: están allí nomás, por la zona 10, 14 o salida al Salvador, solo piden a cambio, secretividad y no más impuestos, además -están de acuerdo- en sacar a los comunistas de los órganos de control público. Es intolerante, a qué horas se colaron. Es preferible convivir con chicos Crazy que soportar a émulos de Chavez o Fidel. Honrados no queremos. Con aquella respuesta y la biblia bajo el brazo, los Crazy inician la tarea. Cuídense rojos Magistrados del Constitucional y Procurador de los Derechos Humanos, las “falanges pro democracia y libertad para el enriquecimiento lícito e ilícito”, están prestas y dispuestas. Allá en la Cañada, la novena, frente a la plaza y Contraloría, todos bajo la coordinación de los Crazy Gangster, herederos legítimos de los vatos locos, van a imponer la superioridad blanca.

 ¿Qué cambió entonces? primero el nombre de la célula, las técnicas y tácticas parlamentarias y ejecutivas, son ahora más rudas y descaradas, tienen adláteres agazapados en gremios empresariales, iglesias fundamentalistas de diversos cultos y una perfecta combinación entre experimentados tribunos y novatada. Una verdadera cofradía de políticos de escasa estirpe, sin perspectiva ni valores históricos, con precio, astutos, vinculados al Ejecutivo y Judicial. Una verdadera fuerza de votos y favores para ejercer burdas maniobras y darle cariz legal a sus aberraciones dinerarias y ansias coludidas de poder y riqueza. Que el señor nos agarre confesados y que el pueblo se los demande.

Nota importante: Eso de Crazy Gangsters y Vatos Locos, no corresponde a mi creatividad, resultará evidente. Se trata de un préstamo al entramado organizativo, operativo y jerga de algunos jóvenes. A mí me sirve para caracterizar el aparato político a cargo de la administración del Estado. Ninguna novedad a estas alturas, lo sé. Sin embargo, es importante mantenerlo como un indicador de la calidad de “nuestra democracia” o una de las muchas razones del porqué la población no cree en la institucionalidad pública y sospecha de cualquier decisión.   

Helmer Velásquez
/

Es Abogado y Notario de Profesión. Promotor social de vocación. Con un largo recorrido en trabajos del desarrollo y la defensa de los derechos humanos y la construcción democrática de Guatemala.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    iMorales /

    01/09/2020 8:15 AM

    .... en Guatemala puede ocurrir cualquier robo y quedar impune, de hecho es lo que a ocurrido los últimos 40 años los que se creen dueños no escatimaron ningún esfuerzo financiero para botar a los únicos que los controlaban, ahora nuevamente andan sin freno arremetiendo contra lo que se pone enfrente....y su bandera es...No queremos otra Cuba o Venezuela, pero si babosos que se dejan robar!!

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Carlos /

    30/08/2020 9:09 AM

    Guatemala necesita una verdadera economía de libre mercado, sin regulaciones que desvirtúen la esencia de la oferta y la demanda. Hay que reducir al Estado a lo más mínimo o posible, han pasado décadas y se ha podido observar que la planificación central es nefasta ya sea controlada por políticos conservadores o por políticos que viven en la utopía del socialismo que jamás funcionará ya que nuestra acción humana busca satisfacer nuestros intereses individuales en primer lugar. Al reducir el Estado al máximo se reduciría la corrupción ya que al tener menos opciones de intervención dentro de componendas económicas los políticos verían agotadas sus negociaciones. Por último me parece genial que estén fumigando a las personas que creen en ese sueño fantástico del socialismo ya que son la peor escoria en una sociedad, jamas les gustara que alguien esté mejor que ellos. Saludos medio de tintes rosados.

    ¡Ay no!

    1

    ¡Nítido!

    Flor de María Figueroa /

    29/08/2020 12:39 PM

    Buenas tardes me llamo Flor Figueroa, me parece que su opinión es muy clara y le agradezco porque me permitió tener mucho más claro el panorama. Considero que fue genial la alegoría a los datos locos y los crazy gángsters, jajajaja.

    Ahora me gustaría mucho escuchar su opinión si cree que es posible recuperar el control de la justicia, el Estado de Derecho? si es así cómo?

    Muchas gracias!

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Francisco Ramírez /

    29/08/2020 9:23 AM

    El crimen organizado se apoderó del Congreso.
    La CSJ depende de éstos grupos de políticos.
    La independencia no existió y se fué para nunca volver.
    La democracia es solamente un símbolo patrio, para ser recordada casa 15 de septiembre.
    Los verdaderos Guatemaltecos siguiremos dormidos por los corruptos, a menos que se les quite el poder público, convertido en su botín personal.
    NO pagar los impuestos públicos, sería su ruina y facilitaría su renuncia anticipada.
    El Pueblo debe exigir la verdadera democracia y justicia olvidada.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Walter Orozco Montenegro /

    28/08/2020 1:04 PM

    Muy buen articulo la triste realidad de un país sumido en la ignorancia y pobreza, pero lo peor nos hemos acostumbrado a esta triste realidad que como sociedad mostramos indiferencia

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Juan Rodriguez /

    28/08/2020 11:41 AM

    Se han incrustado personas mafiosas en los gobiernos de ellos todas las instituciones estatales y empresarios han colaborado en obtener ganancias aun rompiendo el Regimen Democratico del pais. Paralelo los organismos de justicia. Y el PUEBLO BIEN GRACIAS.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Mario A figueroa /

    28/08/2020 11:15 AM

    excelente análisis, y la comparación entre pandillas es la más acertada con la única diferencia es que estos pandilleros vienen de " buenas familias" acostumbrados a vivir bien sin trabajar y a cualquier cosa que ellos quieren para eso están " papi y mami" para cumplir hasta el más mínimo capricho bueno o malo.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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