Por eso recurren a la estrategia contrainsurgente que consiste en elaborar el imaginario social de los dos demonios. No quieren parecer tan cínicos y prepotentes y por ello necesitan compararse con un enemigo que no existe.
Esa fantasía les sirve para minimizar sus acciones. Sin embargo, lo que hacen para mantener sus negocios es excepcional y la gente lo sabe. Ya no pueden ocultar que llevan al abismo a este país.
Durante las últimas semanas, gracias al control que tienen sobre el Gobierno, lograron desbaratar la institucionalidad que se construyó durante la última década para avanzar en la lucha contra la corrupción y la impunidad. Hicieron añicos lo que la CICIG y el MP lograron para identificar y desarticularlas mafias que se valen del Estado para generar su propia riqueza o para sustraer los recursos públicos.
Le tomaron el pulso a la institucionalidad democrática y a su capacidad de respuesta. Nunca dieron el golpe certero, pero sus actos violentos y autoritarios les permitieron avanzar poco a poco para dejarnos acá, en esta especie de desamparo en donde los recursos legales van y vienen y construyen un atolladero infinito.
En concreto, la CICIG sigue vigente pero trabajando desde afuera, y su capacidad de investigación y acompañamiento al MP está mermada. Jimmy Morales logró parte de sus propósitos. Recientemente el Tribunal Décimo Tercero de Sentencia, que lleva el juicio conocido como Botín en el Registro de la Propiedad, y que involucra al hermano e hijo del presidente, dejó fuera del proceso a la CICIG.
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En el caso Lavado y Política, en donde se señala al ex-diputado Jaime Martínez Lohaiza de pertenecer a una estructura que se dedicó a lavar alrededor de 33 millones de quetzales, el Tribunal de Mayor Riesgo A, debió aceptar la ausencia de la mandataria de la CICIG, que figuraba como querellante en el proceso.
Si bien ahora el reto de los fiscales del MP es demostrar que cuentan con la capacidad para llevar los casos ante los tribunales y con las pruebas suficientes para exponer la responsabilidad de los acusados en los crímenes, el golpe simbólico está dado:Parte del Estado los dejó desamparados en su lucha a favor de la justicia.
El Gobierno hizo cuanto estuvo en sus manos para garantizar la impunidad a narcotraficantes, políticos y empresarios que tejieron redes de corrupción y se aprovecharon de los recursos públicos. Y eso la gente lo sabe.
Porque además de echar a la CICIG, el Gobierno también lleva en sentido inverso a la Policía Nacional Civil. Su estrategia para la restitución del viejo orden de corrupción e impunidad, incluye el debilitamiento de las capacidades de investigación y prevención del delito de esta institución. Las destituciones de altos mandos y de personal encargado del análisis criminal se ha dado a granel durante la actual administración.
Además, el Gobierno de Jimmy Morales ha sentado un precedente nefasto que pone en grave peligro el sistema democrático al desobedecer las resoluciones de la Corte de la Constitucionalidad. Hemos pasado del clásico “no compartimos la resolución, pero la respetamos” a cuestionar abiertamente las decisiones del máximo tribunal.
El empecinamiento y el cinismo es inaudito. Pero saben que estas victorias llevan dentro de sí, todas las posibilidades de la derrota. Comprenden muy bien que se han develado como la peor dirigencia política y económica que ha tenido el país. Retrasaron, una vez más, la posibilidad de contar con un Estado más sano que garantice mejores condiciones y oportunidades de vida para la población.
El proceso electoral de 2019 es crucial para la ruta que se trazaron. Si bien las elecciones y el cambio del gobierno y la renovación del Congreso no implican un cambio profundo del sistema, sí podrían generar una modificación en la correlación de fuerzas. No quedarían inertes, pero sí con menos espacio de acción.
Por ello, ahora necesitan de un discurso que justifique sus acciones. Recurren a analistas y a comentaristas en redes sociales que se encargan de falsear la realidad para instalar imaginarios que tienen como objetivo aumentar el hartazgo de la población. Saben que, ante la abundancia de información falsa, la gente se aferrará a sus valores más tradicionales, aquellos que les han garantizado la sobrevivencia.
Entonces tratan de demonizar y criminalizar el esfuerzo que desde la sociedad civil, la academia, el periodismo y algunas instituciones se realiza para frenar el embate contra la democracia. Nuevamente recurren al miedo porque creen que así podrán generar parálisis. Sin embargo, las condiciones del pulso están dadas. Acá, como todos los días, nos jugamos el futuro. Luchamos a favor de la justicia frente a un sistema de corrupción e impunidad que se niega a morir.
Víctor López /
Que miedo va a tener esta gente, si con la cicig hicieron lo que quisieron , ahora que no está peor ... La cicig sirvió sólo podar la corrupción ... PERO EL PODER OLIGARCA , Sigue.... Con más fuerza ...