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Poné a prueba el yoga como medicina, estilo de vida y liberación

Millones de personas alrededor del mundo se reunirán para meditar por la paz mundial y celebrar el Día Internacional del Yoga. En Guatemala, la cita será el domingo 17, en el Obelisco, a las 8:30 horas.

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Foto: Andrés de Paz

Imagínate a cientos de personas sentadas sobre sus caderas, en el piso con los ojos cerrados. Esto no solo sucede en la India o el Tíbet, ¡aquí también!

La energía grupal es mucho más fuerte que la individual y por ello muchos prefieren asistir a una clase con 20 personas que a una privada. Esto porque la energía que envuelve el lugar donde se practica el yoga y la meditación es producto de la combinación de pensamientos dirigidos o compartidos por cada individuo.

El producto es trabajo de la maestra y la apertura del estudiante para crear esta energía. Si existe una apertura estudiante-maestro y maestro-estudiante, se genera una conexión. Y esta puede ayudar a sanar y a canalizar mejor a través del cuerpo.

Las intenciones al principio de la clase son importantes ya que se crea una conexión con algo más grande que la propia ambición. Cuando pensamos sólo en nosotros mismos, en lo que vamos a obtener, en el resultado de nuestro trabajo, en el yo, yo, yo, nos limitamos a crear para un mundo que nuestra corta visión ha formado. Mi visión se reduce a lo que conozco y esto puede llevarnos a sentir aislamiento y una falta de sentido. En cambio, cuando pensamos en servir y en lo que le damos al mundo, nuestra visión crece y se une a una mayor, y esto trae consigo mayores posibilidades de crecimiento y sentido de pertenencia.

El yoga nos ayuda a centrarnos y a dirigir nuestros esfuerzos hacia lo que realmente es significativo para nosotros y darle un mayor sentido de conexión al resto de nuestra vida. Para nuestro propósito, nuestro país y la gente en necesidad. Para reconstruirnos a nosotros mismos y para que el mundo pueda amar más y mejor.

Lo mejor que tenemos para dar está en el momento preciso y si esto significa no dar nada o dar lo poco que pensamos que tenemos, no importa. La unión con otras personas nos ayuda a transmutar la energía hacia una positiva. Es por esto que el estudiante puede presenciar un sentido de bienestar que no encuentra en cualquier otra actividad física. Se trata de algo real.

Entonces, ¿con qué nos encontraremos en este día?

No se extrañen sentir alegría inesperada o un sentimiento de bienestar si vienen al Obelisco este domingo a las 8:30 am. Muchas comunidades del yoga en Guatemala se levantarán temprano para luchar y celebrar por lo que creen: el yoga como medicina, como estilo de vida y como liberación.

No importa cual sea la razón por la cual llevan su cuerpo al mat. No importa cual sea la razón por la cual sonrían al salir del mat. Lo que importa es que el mundo nos necesita unidos luchando por la paz. Luchando por las personas que nos necesitan, por nuestro país. Por todas aquellas partes que necesitamos reconstruir de nosotros mismos porque, hacer yoga o no, lo importante es que todos buscamos algo en común: vivir mejor.

Si esto no es lo que les lleve el domingo al Obelisco, quizás los diferentes escenarios que encontrarán o la diversidad de personas e información, sí. Si alguna vez les interesó la palabra yoga o tienen algún tabú acerca de ello, abran su mente y corazón y lleguen a experimentar lo que es la comunidad en nuestro país. Estoy segura que no es lo que esperan.

Cindy Barascout
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Escritora y yoguini, viajera y divemaster. Amante de la naturaleza, la humanidad y el arte sin límites. Del cine y la música. De los viajes internos y físicos. Estudió periodismo, edición y escritura creativa.


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