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Ahora el futbol depende de los diputados

El futbol guatemalteco, que siempre ha sido escaso de momentos de gloria, vivió en el último año uno de sus puntos más bajos. Guatemala no pierde porque ni siquiera juega. La Federación Nacional de Futbol (Fedefut) fue suspendida tras los escándalos de corrupción y un forcejeo de poder entre quienes se negaban a reformar sus estatutos. Para salir de la sequía, el Congreso ha tenido que entrar a hacer la jugada decisiva.

Cotidianidad P258

Adela de Torrebiarte lidera la Comisión Normalizadora.

Foto: Soy502.com

El caso FIFA-Gate fue en el mundo del fútbol lo que el caso de los sobornos de Odebrecht es en la política. Las investigaciones llevadas a cabo por la fiscalía de New York descubrieron un entramado de corrupción alrededor de los patrocinios, los derechos de transmisión y otros negocios relacionados con las federaciones de fútbol.

(Aquí, un resumen del caso Odebrecht.)

 

En Guatemala las investigaciones del FBI alcanzaron a los directivos deportivos Brayan Jiménez, Rafael Salguero y Héctor Trujillo; este último además era magistrado suplente de la Corte de Constitucionalidad. Brayan Jiménez era aquel que intentó escaparse dejando crecer la barba blanca y fue encontrado en tal estado de ebriedad, que pocos podrían haber imaginado la resaca moral y física en la carceleta de tribunales.

El cisma en la Fedefut también puso en evidencia cuantiosos pagos, carentes de respaldo, para periodistas y directivos locales por concepto de asesoría y charlas motivacionales.

La Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) decidió nombrar a una Comisión Normalizadora que se encargara de revisar las arcas y de convocar a elección de un nuevo Comité Ejecutivo. Eso sí, bajo nuevos estatutos.

La Comisión Normalizadora está integrada por Adela de Torrebiarte (excandidata presidencial de ADN y Comisionada para la Reforma Policial 2012-2015), su abogado cercano Stuardo Ralón, el economista Hugo Maúl y los dirigentes deportivos Juan Carlos Barragán y Roberto Aldana.

Mandan los que no juegan

El abogado Ralón afirma que uno de los problemas de la Fedefut guatemalteca es que carece de contrapesos y que el poder de voto se reduce a menos de 50 personas, que no dan espacio a todos los actores que intervienen en el mundo del fútbol nacional.

Los votos dentro de la Fedefut están reducidos a los representantes de las asociaciones departamentales y a los de los directivos de los equipos que juegan en cada una de las ligas. Es decir, mandan sólo quienes manejan el dinero; los que entran a la cancha y dan vida al fútbol, los directores técnicos, árbitros y jugadores, no tienen ni voz ni voto.

Esa reforma a los estatutos casi duplicaría la cantidad de personas que tendrían poder de elección. Por eso explica Hugo Maúl.

– Es lógico que quienes tenían el poder no quieran compartirlo y no quieran las reformas, además eran quienes estaban acostumbrados a los negocios de Brayan (Jiménez).

La defensa y la tarjeta roja

La resistencia se dio en dos frentes. El primero, en junio 2016, cuando los directivos del club Antigua GFC decidieron no reconocer la autoridad de la Comisión Normalizadora para suspender a cuatro de sus jugadores por dopaje. Así, apelaron al Tribunal de Honor de la Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala (CDAG), una instancia que regularmente es copada por grupos de abogados cuestionados.

El segundo frente fue cuando en octubre de 2016 la Asamblea decidió no reconocer la ampliación del mandato de la Comisión Normalizadora.

Juan Carlos Ríos, abogado de la Fedefut, excusa el voto de la Asamblea aduciendo que lo hicieron porque creyeron que no se avanzaba con las reformas. Fue más “por algunas cuestiones de carácter formal”.

En cambio, el comisionado Hugo Maúl lo contradice:

– Ellos (los que rechazan las reformas) creían que podían forcejear con la FIFA como lo hacen con las instituciones locales, pero Guatemala no tiene ningún peso en una organización (privada) con 210 afiliados.

Una de las cosas que FIFA no tolera, es que como sucedió en la apelación de Antigua GFC, órganos externos intervengan en asuntos del fútbol asociado. Por eso, como respuesta a la resistencia local, suspendieron a la Fedefut y sus equipos de toda competición internacional. La decisión no sólo tocó el orgullo deportivo sino algo quizás más importante: la caja chica.

Minuto 90: entra el Congreso

El costo de la suspensión fue alto. En términos económicos, la Fedefut dejó de percibir cerca de Q14 millones (menos de US$2 millones) entre aportes de FIFA y del Estado de Guatemala. A ello se suma que como no compiten, tampoco entran ingresos por patrocinios. Todo esto sin contar el problema que significa para los jugadores locales, privarlos de las competencias.

Pese a que la Asamblea se retractó un mes después de su decisión de desconocer a la Comisión Normalizadora, la FIFA optó por no levantar la suspensión hasta que no se cumpliera con un cronograma de trabajo. La primera tarea se vencía el próximo 31 de mayo y dejaba el balón en cancha del Congreso de la República.

La iniciativa de ley que se discute busca reformar la Ley Nacional Para la Cultura Física y el Deporte para darle a las federaciones la potestad de aprobar sus propios reglamentos. Por otra parte, también establecía que los problemas de cada una deberían ser resueltos acorde a las reglas de las federaciones internacionales a las que pertenecen. El ponente es Carlos Fión, de CREO.

Pese a que la reforma apenas implicaba modificar un párrafo de la Ley, el proceso se retrasó. El abogado de la Fedefut, Juan Carlos Ríos, dice que es porque hubo que consultar a la Corte de Constitucionalidad.

Pero como el Congreso entró en receso legislativo (un período establecido por la ley en el que no sesionan dos veces por semana durante dos meses, para oxigenar la búsqueda de acuerdos y poder avanzar en otros trabajos como preparar leyes o fiscalizar al Gobierno), no se sabe si los diputados van a cumplir el plazo que les queda, de una semana, para cumplir con aprobar los cambios que les exige la FIFA.

Los diputados, de momento, no quieren entrar a discutir por qué el Estado da financiamiento con fondos públicos a una federación de futbol sobre la que no tiene autoridad, pues es parte de una asociación privada como la FIFA. Una federación que, además, debería recibir fondos de FIFA y hace mucho dinero con patrocinios privados.

De momento, tienen hasta el miércoles entrante para aprobar los cambios que pidió la FIFA. Si los aprueban, la Comisión Normalizadora tendrá que poner en vigor los nuevos estatutos y convocar a unas elecciones de autoridades de las que dependerá el futuro del fútbol azul y blanco. Un partido que por primera vez, con los cambios en la distribución de votos, se jugará entre algunos de los que ponen el dinero y quienes entran a la cancha.

Claudia Pinzón
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Vivo del otro lado del Atlántico por el deseo de cambiar de perspectiva. Escribo para mantener viva la curiosidad y asombrarme. Creo que nuestra realidad es una construcción que puede ser cambiada, si tan solo tomamos conscientemente esa responsabilidad.


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