¿Cómo mirarían nuestros ojos la muerte de la naturaleza que nos rodea, la transformación definitiva de nuestros bosques, de nuestra flora? ¿Cómo aceptaríamos nosotros el discurso del valor del desarrollo económico (de unos muy pocos) a costa de la destrucción y muerte de tanto, y del riesgo y costo de muchos? ¿Con qué fuerza y actitud defenderíamos la vida de lo que nuestra reducida mirada entiende como “lo nuestro”?
Hoy me siento, más que todo, agradecida: junto mis manos y doy gracias a estas mujeres y hombres que caminaron días para venir a recordar y exigir a las autoridades que su deber está en la defensa de la vida, del bienestar y la salud de todos. Doy gracias a estas mujeres y hombres, por el ejemplo de merecimiento y dignidad. Doy gracias porque soy consciente de que los días de marcha por el Agua, la tierra y la vida; es en defensa del agua, la tierra y la vida de ellos y la mía, es por sus hijos y los míos, por el futuro de ellos y del nuestro.
¿Cómo agradecerles sus pies cansados, su piel lastimada por el sol, su recorrido, el esfuerzo? Doy gracias por darnos el ejemplo, y por defender con tanta dignidad algo que es de todos, y que si lo entregamos y lo perdemos, no lo recuperaremos. Gracias por recordarnos que “el día de la tierra” no existe para que nos digamos “feliz día de la tierra” sino para hacernos ver que la Pachamama muere y en nosotros está hacer algo. Gracias por sus pasos seguros y con dirección. Gracias por ese caminar ligero y firme, lleno de sentido. Gracias por sus miradas serenas y amistosas, llenas de ejemplo, dignidad y fuerza. Gracias por venir y por la posibilidad del encuentro.
La Plaza toma vida nuevamente con la Marcha por el Agua, para recordarnos que todos somos uno, y que la construcción de lo que añoramos nos compete a todos, y los abusos que sigamos dejando que hagan unos pocos nos afectan a todos (de hoy, como del futuro). Gracias a estas mujeres y hombres, niños y niñas, por ayudarnos en este proceso de despertar.
Toca sumarnos y exigir con ellos el cumplimiento del cuidado y la protección del Agua y el ambiente. Toca dejar de ser ciegos a la realidad. Toca dejar de ser replicadores del discurso individualista y manipulador que antepone el desarrollo económico de pocos a costa del bien común y de la vida. Toca cuestionarnos y cuestionar. Toca perseverar, persistir y construir juntos.
Muchas veces me pregunto cómo defenderíamos y cómo actuaríamos nosotros si la contaminación rondara nuestro hogar, nuestro hábitat, eso que reconocemos como “lo nuestro”.
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