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Cómo el porno se instala en tu cerebro (y se vuelve una adicción)

Las condiciones de vida actuales difieren enormemente del entorno en donde evolucionó la especie humana hace unos 200 mil años. Los instintos de caza-recolección que evolucionaron en la sabana africana funcionan hoy día en un ambiente diferente, sobreexcitados en forma permanente. Y es que la evolución biológica de la especie no puede mantener el ritmo del “desarrollo” humano.

Cotidianidad Opinión P258
Esta es una opinión

Ver pornografía es una experiencia altamente deseable y potencialmente adictiva, pero...

Foto: Flickr, Taymaz Valley

La evolución tiene sus propios tiempos. En la actualidad, a pesar de nuestro asombroso progreso tecnológico y de la transformación masiva de prácticamente todos los ecosistemas terrestres, nuestros cerebros son los mismos que los de nuestros ancestros cazadores-recolectores, con la única diferencia de que éstos se encuentran expuestos a un continuo e infinito flujo de estímulos sensoriales novedosos.

En 1973, el biólogo neerlandés Nikolaas Tinbergen recibió el Premio Nobel de Fisiología o Medicina, junto a los zoólogos austriacos Konrad Lorenz y Karl von Frisch, por sus trabajos sobre comportamiento animal. Tinbergen dedicó buena parte de su carrera a estudiar los mecanismos biológicos que son la base de los instintos, experimentando sistemáticamente con caracteres que desencadenaban respuestas instintivas específicas. Esto le permitió hacer un notable descubrimiento: los instintos no tienen límites. La respuesta instintiva se desencadenará aunque el estímulo sea exagerado o poco realista.

Tinbergen y sus estudiantes diseñaron estímulos artificiales para sus experimentos y encontraron conductas sorprendentes: aves que abandonaban sus propios huevos, pálidos y pequeños, para empollar huevos de yeso grandes y brillantes; mariposas macho que optaban por tratar de aparearse con mariposas de cartón en lugar de con las hembras de su propia especie, impulsadas por el patrón de marcas más definido de las primeras; aves cantoras que preferían alimentar títeres de polluelos, con picos más anchos y rojos, antes que a sus propios polluelos; peces territoriales que gastaban su energía atacando peces de madera con vientres más coloridos, ignorando a los machos rivales de su especie. Tinbergen acuñó el término estímulo supernormal para referirse a estímulos que desencadenan una respuesta instintiva que va más allá de su propósito evolutivo, o incluso, en contra de él. Es el mismo mecanismo que hace que un insecto vuele hacia su propia incineración, atraído por la luz de una vela.

No cabe la menor duda que desde el punto de vista evolutivo, los seres humanos somos criaturas fascinantes: una especie con un desarrollo cerebral tal que le permite crear sus propios estímulos supernormales. ¡Y vaya si los hemos creado! Televisión, videojuegos, internet, comidas más dulces, saladas o grasosas como nunca en la historia de la humanidad. Y por supuesto, hemos inventado la pornografía, el estímulo supernormal por excelencia al encontrarse asociado al instinto de conservación de la especie.

Al abordar la pornografía, no persigo ningún fin religioso o moralista. Tampoco pretendo emitir juicio de valor alguno respecto a ella, a pesar del hecho de que un alto porcentaje del material pornográfico que se encuentra hoy día en internet, expone prácticas sexuales que se mezclan con diversas formas de violencia contra la mujer. Mi objetivo es exponer, de la manera más objetiva posible, las profundas implicaciones biológicas que parece tener el uso excesivo de la pornografía en el cerebro humano.

Desde el punto de vista neurobiológico, el deseo para la búsqueda de sexo proviene de un neurotransmisor llamado dopamina, el cual amplifica la región central de lo que en biología evolutiva se conoce como el cerebro primitivo: el circuito de recompensa. El rol evolutivo de la dopamina es el de “motivar” la obtención de recompensas necesarias para la supervivencia y reproducción de un individuo, como comida y sexo. También está relacionada con la búsqueda de nuevas experiencias, con el deseo de novedad. Por su naturaleza funcional, relacionada a comportamientos de búsqueda, deseo y anticipación, la dopamina es la molécula implicada en las conductas adictivas.

La permanente disponibilidad, gratuidad, fácil acceso, relativa privacidad e infinita novedad de la pornografía en internet, ofrece al usuario la posibilidad única de liberar elevadas cantidades de dopamina por períodos extremadamente largos de tiempo, lo que la convierte en una experiencia altamente deseable y potencialmente adictiva. Para entender de mejor manera este fenómeno, debemos considerar el principio de neuroplasticidad, que se refiere al potencial de las células cerebrales para crear nuevas conexiones y romper las antiguas. El uso habitual de la pornografía ocasiona hiperactividad en el circuito de recompensa del cerebro, liberando grandes cantidades de dopamina. Este flujo neuroquímico “convence” al cerebro de que ver porno es de alguna manera útil para la supervivencia o reproducción del individuo, lo que provoca que se consoliden conexiones neuronales que favorecerán la repetición de esta actividad en el futuro. Además, estas conexiones parecen fortalecerse aún más cuando el usuario acostumbra a llegar al orgasmo durante sus sesiones de porno. Básicamente, el uso repetido de la pornografía ha reprogramado el cerebro, en un ejemplo clásico de condicionamiento pavloviano.

Actualmente, cada vez son más los estudios que proporcionan evidencia científica sobre el impacto biológico profundo que tiene el uso de la pornografía en el cerebro, incluyendo investigaciones de prestigiosas instituciones como la Universidad de Cambridge (Inglaterra) o el Instituto Max Planck (Alemania). Y es que parece ser que el uso compulsivo de la pornografía llena todos los requisitos para ser considerado como una adicción, incluyendo el desarrollo de tolerancia, la progresiva necesidad de más estímulo para liberar la misma cantidad de dopamina. En el caso de la pornografía, la tolerancia no sólo se manifiesta en un uso más frecuente y prolongado, sino que también en la búsqueda de porno cada vez más extremo y bizarro.

Todo lo descrito con anterioridad complementa la evidencia empírica de numerosas personas alrededor del mundo, principalmente hombres, quienes se han visto afectados negativamente por el uso compulsivo de la pornografía. Páginas como yourbrainonporn.com, nofap.com o rebootnation.com se encuentran llenas de testimonios de adolescentes, jóvenes y adultos que han visto sus vidas afectadas en mayor o menor medida por el uso del porno. Como resulta lógico pensar, la mayoría de los efectos negativos que reportan estos usuarios son de tipo sexual: dificultad para excitarse con una pareja real a pesar de encontrarla atractiva (ningún problema para alcanzar erecciones viendo porno), bajo deseo sexual, incapacidad de mantener una erección al ponerse un condón, disfunción sexual, dificultad para alcanzar el clímax en pareja, masturbación frecuente con poca o nula satisfacción, entre otros.

Es importante destacar que cada vez son más los adolescentes y jóvenes que están sufriendo de estos problemas sexuales, provocados por un uso compulsivo de pornografía que ha reconectado su cerebro para favorecer esta conducta. La situación es más seria si tomamos en cuenta que para muchos de estos jóvenes y adolescentes, sus primeras experiencias “sexuales” se están llevando a cabo frente a su teléfono o computadora, lo que provoca que su instinto sexual esté prácticamente “secuestrado” por la pornografía. Las buenas noticias son que debido al principio de neuroplasticidad, es posible reorganizar las conexiones cerebrales para responder instintivamente a estímulos sexuales reales nuevamente, siempre y cuando cese la disponibilidad del estímulo supernormal.

El uso adictivo de la pornografía no sólo tiene implicaciones neurofisiológicas, sino que también repercute en el ámbito emocional, conductual y social del individuo. Muchos usuarios habituales reportan problemas de ansiedad, depresión, fatiga, irritabilidad o falta de concentración. Además, la pornografía representa generalmente una visión sesgada sobre el sexo, lo que puede afectar negativamente el desarrollo psicológico de jóvenes y adolescentes. Preocupaciones acerca del tamaño del pene son recurrentes en hombres. Asimismo, muchas veces se generan expectativas irreales sobre lo que el sexo es basado en los performances de actores y actrices porno. Además, como ya se mencionó anteriormente, mucha de la pornografía actual hace apología de conductas violentas contra la mujer.

Además de presentar las implicaciones biológicas que tiene el uso de la pornografía en el cerebro humano, quiero remarcar la importancia que tiene en jóvenes y adolescentes una educación sexual científica y laica, en el contexto del siglo XXI. Por los argumentos anteriormente expuestos, no podemos permitir que sea la pornografía la que juegue el papel de educadora sexual de las nuevas generaciones, como tampoco podemos ignorar el hecho de que prácticamente todo el mundo está siempre a un click de distancia de cualquier contenido sexual de forma gratuita y sin ninguna restricción.

Rony Trujillo
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Biólogo. Entusiasta de la aracnología y la filosofía. Me gusta imaginar cómo fueron los bosques de Guatemala antes de la llegada del ser humano.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    R. Bawer, MD; PhD /

    17/01/2017 11:54 AM

    El día de ayer escribí lo que se define como adictologo siendo esta especialidad una rama de la medicina esto implica que tiene autorización de medicar si se considera necesario, donde explique que únicamente es adictologo aquel profesional de la salud que tenga el título que lo ceritifique como licenciando en ciencias médicas y que haya realizado la especialidad en medicina de las adicciones ( una residencia de 4 años), o un psiquiatra que haya realizar la sub especialidad en adicciones ( 4 años de residencia en psiquiatría y un año de residencia en adicciones) , ya que las adicciones son una rama de la psiquiatría por la alta comorbilidad con trastornos psiquiátricos, los otros profesionales en torno a este tema no se pueden considerar adictologos ya que no cumplen con los respaldos académicos, se les considera expertos en el tema de acuerdo al grado académico que posean desde consejeros, hasta maestros con especialidad en adicciones, va a variar en cada profesional más la experiencia que esa sin duda es importante. Consideró importante brindar esta información ya que en Guatemala la información sobre distintos especialistas médicos aún es confusa, y no es correcto ni adecuado utilizar en este caso la definición de adictologo o adictologa si no cumple con los requisitos y respaldos académicos. Todo esto acorde a WHO y ASAM. La razón de este comentario es únicamente con la finalidad de informar y educar.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Sergio Valle Leoni /

    08/04/2016 9:25 PM

    Pocas veces se tiene oportunidad de leer un artículo sobre la adiccion, en este caso a la pornografía bien estructurado, sustentado y basado en la evidencia; bien por esto al distinguido periodista Rony Trujillo. A diferencia de la distinguida Psiquiatra Ximena que me antecedió en los comentarios, quién “cree” será la primera adictologa en Guatemala; soy Especialista en Adicciones graduado en el extranjero (Colombia, España e Israel) y al igual que muchos colegas que ella desconoce y que a su regreso se los puedo presentar, no somos los "primeros adictologos en Guatemala" y tampoco estamos en pañales en el abordaje de este problema de sufrimiento psicosocial relevante, dada la experiencia de 20 años de buenas prácticas profesionales y otros 20 de practica vivencial, me permiten corroborar que estamos hablando de un problema hipercomplejo en donde interactúan lo biológico (antecedentes y predisponentes) con los social (condicionantes, detonantes, potencializantes y reforzadores) por ello la atención de este problema, tanto en adicciones químicas como en no químicas, debe abordarse de forma transdisciplinar y en programas de Comunidades Terapéuticas bien estructurados en sus enfoques y modelos de atención; que no desde visiones reduccionistas y uniprofesionales (como que es una enfermedad exclusivamente del cerebro) hablamos de un serio problema que debe abordarse desde la salud, sin olvidar enfrentarnos a nosotros mismos, a nuestras concepciones, creencias y valores, a las actitudes y hábitos personales, familiares y sociales, a la disposición para el cambio y evolución de paradigmas, para no caer en vaguedades y generalizaciones que conllevan a respuestas e intervenciones violentas y desesperadas que no representan el camino alternativo.

    ¡Ay no!

    1

    ¡Nítido!

    Juan /

    02/04/2016 1:23 PM

    El artíuculo plantea un problema de lo mas complejo
    por citar algunas aspectos: la industria del porno mueve más de 100 mil millones de dólares al año. Hay cerca de 25 millones de web relacionadas con el porno. Cada segundo, se gasta 20 mil quetzales en porno, y 28.258 usuarios están viendo porno.
    40 millones de estadounidenses visitan regularmente páginas porno. Una de cada tres personas que ven porno es una mujer. El 70% de los hombres entre 18 y 24 años ven porno en cualquier mes.
    O sea que el tema de la adicción tendría que tener una lectura más sistémica, una historización de la sexualidad, como el porno y otras adicciones cumple un factor de satisfacción irreal de la vida y que para los grupos poder es vital que se mantenga (da igual si se tiene que gasta millones en prevención). Las realidades virtuales ya hace más 100 años cumple estas funciones para el grupo de poder, la de alejar a seres humanos de realidades dolorosas y de alinearlos con fantasías. Para finalizar no solo el porno y las drogas estimulan nuestro cerebro sino también hay toda una cultura de la fantasía que está bien arraiga en generaciones.

    ¡Ay no!

    1

    ¡Nítido!

    Waldo Mazariegos. /

    02/04/2016 12:41 PM

    Excelente, tanto por ser visto desde el lado de la ciencia, los males que esto puede llegar a realizar.

    y no usar temas de religión y moralismo.

    ¡Ay no!

    1

    ¡Nítido!

    Ximena /

    02/04/2016 11:25 AM

    Soy Psiquiatra y estoy en este momento realizando la subespecialidad en adicciones en el extranjero ( primera adictologa en Guatemala, por lo que en nuestro país estamos en pañales en este tema) y a nivel de neurobiologia todo lo que está en el artículo es real y sus fundamentos son científicos, aún es algo que está en estudio, la neurociencia es compleja, para agregar a lo aportado por el artículo, no todos los seres humanos que ven pornografía van a volverse adictos, como no todos los que han probado cocaína se han vuelto adictos a ella, hay cerebros que están más propensos a esa adicción, otra cosa muy importante de recalcar es a nivel de neuroplasticidad, lo voy a escribir de una forma coloquial " si tu papá no veía porno, pero tu si y de una forma patológica, tu puedes modificar tu circuito cerebral por decirlo así y lo puedes heredar a tus hijos y entonces tienen un riesgo mayor que el resto de la población en presentar una adicción a la pornografía, aunque no es correcto aún decir adicción ya que la misma aún se encuentra en estudios, yo de forma personal lo catalogaría como una adicción no química como lo es el gambling o juego patológico. Rony muy buen artículo es necesario difundir este tipo de información. Saludos

    ¡Ay no!

    1

    ¡Nítido!

      juna /

      21/09/2016 9:44 PM

      que extrana respuesta. como si modificas tus circuitos cerebrales que son solo sinapsis, esto va a poder ser trasnmitido a tus hijos , osea alteras a tus genes con solo ver porno, tu espermatozoide se modifica al ver porno?????. lo que es verdad es que el comportamiento de ese individuo puede hacer propenso a que tus hijos sigan tus ideas, al fin y al cabo eres el primer modelo de tus hijos. mas lectura estimada Ximena

      ¡Ay no!

      ¡Nítido!

    Pame Mazariegos /

    01/04/2016 11:48 PM

    Me pregunto: que papel juega la cultura en todo esto? es decir habran culturas mas propensas a la adicción por la pornografia, existira una relacion, por como las sociedades son educadas respecto a la tematica sexual, claro ese es otro tema, mientras tanto, bien bien interesante.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Fortin /

    01/04/2016 11:30 PM

    Exelente articulo, hay que leer tambien a Desmond Morris. Muy buen enfoque Roni, compartire este articulo muchas veces.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Juan Carlos /

    01/04/2016 9:12 PM

    Finalmente evidencia, todos tiene derecho a emitir opiniones pero en la sexualidad para verdaderamente romper con estigmas y tabúes es necesaria la eduación basada en evidencia y evidencia sólida, estudios.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Assher /

    01/04/2016 6:44 PM

    Excelente!

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Mafer /

    01/04/2016 6:13 PM

    Un artículo con base científica escrito de forma que todos podamos entender. ¡Muy bueno!

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    GORO /

    01/04/2016 4:20 PM

    Más artículos como estos por favor! El tema muy bueno pero en especial el punto de vista científico que maneja el autor.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Rose /

    01/04/2016 2:30 PM

    Podría compartir bibliografía de los estudios hechos por "prestigiosas instituciones" al respecto? Gracias!

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    2

    ¡Nítido!

      Rony Trujillo /

      01/04/2016 3:31 PM

      Voon V, Mole TB, Banca P, Porter L, Morris L, Mitchell S, et al. (2014) Neural Correlates of Sexual Cue Reactivity in Individuals with and without Compulsive Sexual Behaviours. PLoS ONE 9(7): e102419. doi:10.1371/journal.pone.0102419

      Kühn S & J Gallinat (2014) Brain Structure and Functional Connectivity Associated With Pornography Consumption
      The Brain on Porn. JAMA Psychiatry. 2014;71(7):827-834. doi:10.1001/jamapsychiatry.2014.93.

      ¡Ay no!

      ¡Nítido!

    Cristina Garcia /

    01/04/2016 2:27 PM

    Me parece que ya leí esto antes, o al menos muy parecido. Voy a revisar, espero que no se un plagio. Por lo demás es un texto lleno de obviedades.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

      Carlos Perez /

      05/04/2016 9:14 AM

      Cristina si no tiene evidencia seria de que es plagio, su comentario resulta ser una acusación muy seria y pretende erosionar la credibilidad del columnista. Ahora si tiene pruebas, dele duro. No hay que ser irresponsable señora!

      ¡Ay no!

      ¡Nítido!

      Rony Trujillo /

      01/04/2016 2:32 PM

      Jajajaja! A las pruebas me remito!

      ¡Ay no!

      1

      ¡Nítido!

    Michelle B. /

    01/04/2016 2:23 PM

    Qué buen artículo!. Estos temas son de los que se deben hablar; sin una visión sesgada por creencias moralistas o religiosas. Son conductas que se están convirtiendo en una costumbre en los jóvenes ya que tienen un cel o una computadora disponible todo el tiempo.
    Super interesante!. Felicidades al autor; mejor escrito no se puede.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Majo /

    01/04/2016 11:23 AM

    "...no podemos permitir que sea la pornografía la que juegue el papel de educadora sexual de las nuevas generaciones..." Definitivamente.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Peter Lim /

    01/04/2016 9:44 AM

    Interesante artículo, nada irrefutable ante la evidencia de la ciencia. Los que ya tienen el seso quemado por tanto porno luego buscan experiencias swingers! XD

    ¡Ay no!

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    ¡Nítido!

    alfonso villacorta /

    31/03/2016 7:47 PM

    es un alivio leer este articulo, sobre todo viniendo de un biologo, aunque rina con la linea editorial del erotismo rudo como el de las fiestas de swingers o sexo casual, porque la pornografia esta mas cerca de esas fantasias que hacen del gusto de muchas personas los trios, zoofilias y tantisimos fetichismos, que hacen del kamasutra un libro infantil para anormales.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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