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11 Pasos

Hay que saber si uno es hombre para ir al baño

Dice Julie Beck, articulista del 'The Atlantic', que para entrar al baño de mujeres hay que sentirse plenamente mujer; y que igual pasa con los hombres. Menciona además que a diferencia de los baños de mujeres, los urinales en el baño de hombres están uno al lado del otro, usualmente sin ninguna división que impida verse en el acto de mear.

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Esta es una opinión

Foto por: Teoria de la imagen urbana, wordpress

El otro día leí un texto fantástico que Julie Beck escribió para The Atlantic acerca de los baños públicos y lo que hay detrás de las escrituras que dejamos dentro como registro. Lo que más me interesó fue que me hizo ver algo que antes no tenía tan claro: los baños públicos son uno de los últimos reductos de la visión binaria de género, entre hombres y mujeres.

Dice Julie Beck que para entrar al baño de mujeres hay que sentirse plenamente mujer; y que igual pasa con los hombres. Menciona además que a diferencia de los baños de mujeres, los urinales en el baño de hombres están uno al lado del otro, usualmente sin ninguna división que impida verse en el acto de mear.

Adentro hay una tensión latente, soy testigo. Ojos que ven disimuladamente al otro mientras despliega su artillería. No sé si sea porque queremos saber quién la tiene más grande, pero supongo que va por ahí.

A mí, por ejemplo, no me gustan los vestidores solo de hombres porque en ningún otro sitio te ven tanto los genitales como ahí dentro. Ni siquiera tus amantes. Para poner un punto de comparación.

Ahora bien, qué pasa con todo el discurso de inclusión, de derechos humanos, al momento de entrar al baño: pues que se acaban ahí. Conozco pocos sitios donde los baños son únicos, sin clasificar por géneros. Dos bares quizá, el Bar Central y El Esperanto, benditos sean.

Los otros lugares pueden sostener un discurso bastante liberal pero al momento de abordar la desnudez que implica ir al baño, terminan declinando y volviéndose parte del orden. Y este es sostenido por toda una cultura que la reafirma.

Para poner un ejemplo de clichés y prejuicios, quiero, con el perdón de quienes me leen, hacerlos escuchar a Mijares (sé que pido mucho, pero háganlo por la ciencia), cantando Salió del baño de mujeres, un sitio que le parece tan extraño, porque es hombrecito, que lo clasifica como otra dimensión:

Particularmente, me llama la atención su atrevimiento:

“Mi reputación ha quedado manchada y perdida; la voy a salvar, al meterme en ese lugar y espero que se cuiden. Y de pasada veré... si alguna de ellas duele en mi mente”.

Me encantaría saber a qué se refiere cuando dice que cuando esté dentro del baño, mientras las señoras y señoritas hacen lo suyo, verificará si alguna de ellas le duele en su mente. Quizá de ahí venga lo de la otra dimensión, pero es solo una suposición sobre un misterio insondable.

Pongámonos serios y les ruego compostura: conozco otro sitio donde la división binaria funciona y muy mal. La cárcel. La otra vez, mientras estaba en el sótano de tribunales vi la audiencia de una chica trans que había sido detenida asaltando en el centro. Me llamó la atención de a qué sitio la enviarían para guardar la prisión preventiva que le había sido impuesta. Luego de la audiencia, el personal del juzgado me contó que era un problema grande. Porque las cárceles estaban hechas o para hombres o para mujeres.

Al inicio mandaban a las chicas trans a las cárceles de mujeres, pero el sistema penitenciario consideró esto una falta contra la seguridad. Luego, decidieron enviarlas a los centros de detención para hombres, pero también se dio el caso en que una orden fue emitida por parte del director de un centro de rehabilitación para que nadie pudiera lucir como mujer dentro de la cárcel, porque era peligroso.

No fue sino porque una Organización de Derechos Humanos actuó contra esta arbitraria resolución (los otros presos pueden vestirse como les dé la gana) que se logró corregir este grave error, como lo cuenta Johana Ramírez, directora de Trans Reinas de la Noche.

Es difícil asimilar un Estado que no reconoce a sus ciudadanos tal como son. Que le impone ser de una manera u otra. Primero, porque el Estado es una ficción. Entonces, la voz que está detrás de esa narración de las cosas es la que impone su forma de ser al mundo.

Parece un paso pequeño o insignificante, pero sitios como los baños públicos que exigen una determinación de género, una exclusión, son los gestos culturales que sostienen una ley más abusiva y un gobierno basado en la segregación.

Es algo que deberíamos pensar cuando estamos en un sitio público y tenemos que hacer del uno o del dos. O ambos, después de escuchar a Mijares.

 

Julio Prado
/

Escritor, abogado, tuitero del trópico, esposo abnegado, surfista de la web y padre del niño más genial de la comarca.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    WSS /

    03/04/2018 10:04 PM

    en cierto montaje, no habian baños 'definidos' habian varias, de esos portatiles, el mal asunto que tanto aqueja a las chicas es que los baños de hombres se mantienen sucios y esa no fue la excepcion, pero la poblacion obrera era aprox 6:1 y como los chapines no cuidan ni mierda... solucion poner candados en portatiles con ubicacion estrategica y exclusivo para las feminas... y oh sorpresa, tambien se mantuvieron sucios... conclusion en servicios publicos todos mean y cagan sin considerar la higiene

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    timberland 55 euros valeur /

    24/12/2014 4:20 PM

    Hey very interesting blog!

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    Felipe Buitrón /

    27/11/2014 11:56 AM

    ¡¡¡Uuuy, pero que revolucionaria es Lucía Escobar!!! ¡me admiro de su constante actitud de lucha! Miren que eso de meterse a los baños de hombres si que, ¡¡ja!! ¡cuidadito! ¡ni Rosa Parks, ni Rosa Luxemburgo!

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    René Villatoro /

    24/11/2014 7:29 PM

    Después de perdonar la intrusión de Mijares, analizo tu comentario y me parece de lo más acertado que he leído, ya que para ser honesto, jamás lo había visto de esa manera. Gracias por la iluminación de esos pequeños detalles que poco a poco nos van marcando.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Lucía Escobar /

    24/11/2014 12:38 PM

    Es tan ridículo y rígido eso de los baños que me ha pasado varias veces que por ejemplo el baño de mujeres esta lleno y hay cola de 4 personas y mientras tanto a la par el baño de hombres se encuentra vacío y sin cola, entonces obviamente me meto al baño de hombres y a veces me regañan por hacerlo.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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