Eliza Zaczkowska es profesora universitaria, directora del Programa de Emprendedores en la Universidad Rafael Landívar y consultora en emprendimiento. Posee una maestría en ciencias económicas (Universidad de Ciencias Económicas en Katowice, Polonia) y una maestría en educación interdisciplinaria (Buffalo State University of New York, EEUU).
Vino a Guatemala cuestionando cómo un país con tanta riqueza era tan pobre. Tras 20 años en el país y más de una década a dedicada a capacitar emprendedores, cree tener la respuesta.
—Un discurso muy común es que el país necesita emprendedores para salir adelante. ¿Cómo motivamos a las personas para que emprendan?
—Guatemala necesita emprendedores porque la sociedad crece y no hay suficientes empresas capaces de generar empleos y dar salarios dignos. A falta de empleos la gente está migrando.
Sin embargo necesitamos empezar por decirle a las personas que tienen más de un camino para seguir en su vida y que el emprendimiento puede ser uno de ellos. No es algo que tengamos que forzar porque el emprendimiento no es para todos. Si se elige ese camino uno debe ser consciente de las capacidades que necesita desarrollar y del exigente tipo de vida que debe aprender a soportar.
Hay muchos emprendedores pero no es gente que lo hizo porque lo escogió, son personas que emprenden por necesidad, porque no encuentran empleo o porque no son empleables. Emprenden porque necesitan comer pero si les ofreces un trabajo fijo van a dejar su emprendimiento.
—¿Ese no es el contexto ideal para emprender?
—No hay un contexto ideal pero podemos decir que hay entornos más favorables y otros más retadores. Pero definitivamente la gran mayoría de emprendedores en Guatemala lo hacen porque no tienen otra opción de sobrevivencia.
—¿El sistema educativo nos está preparando para decidir si queremos emprender o preferimos un trabajo asalariado?
—Se han hecho algunos esfuerzos por parte del Ministerio de Economía y del Ministerio de Educación que ya tiene un tema de emprendimiento dentro del Currículo Nacional Base. Eso es un primer paso. Hace 17 años en la Universidad Rafael Landívar fuimos los primeros en abrir un programa para emprendedores y ahora casi todas las universidades serias tienen uno. También hay programas en los medios de comunicación que cumplen con esa función de informar.
—Pero muchas veces las historias que vemos en los medios suelen ser muy románticas: historias de grandes éxitos. Pareciera que también hay otra cara más realista sobre el emprendimiento...
—Sí, es una narrativa muy corta: tuvo obstáculos pero los superó. Poca gente cuenta lo que pasó antes de lograrlo, hablamos de décadas, por lo menos una, de esfuerzos para sacar un negocio adelante. La visión romántica la vendemos muy bien pero nos falta contar la historia real de los negocios: cuáles fueron las buenas y malas decisiones, las geniales ideas que los sacaron del hoyo.
Hay estudios serios sobre la suerte en los negocios, tampoco hay que subestimarla pero me parece más importante contar cómo la suerte llegó a nosotros: cuánto trabajamos, cuántas puertas tocamos, cuántas presentaciones de negocios hicimos.
—Conocemos más historias de negocios fracasados que de negocios exitosos ¿Qué estamos dejando de hacer para evitar los fracasos?
—Es normal que existan fracasos pero podemos ver algunos factores muy importantes detrás de la mayoría de casos.
El primero es que pocas veces la gente se prepara para el negocio que va a emprender. Hay que conocer la técnica, las características del negocio. Por ejemplo, las tres claves del éxito de un restaurante son ubicación, ubicación y ubicación pero vemos que el 90% de los restaurantes cierran porque eligieron un mal lugar.
La otra parte es un problema de seguridad, entendida en un sentido amplio. Me refiero por supuesto a las tiendas que cierran porque las están extorsionando pero también a la falta de seguridad jurídica. Te metes a un negocio, vas bien pero te demandan y lo que tenía que ser un juicio sencillo se convierte en un proceso de 11 años.
—Otra idea muy asociada con el mundo de los negocios es que el empresario exitoso es egoísta y no tiene más objetivo que maximizar sus ganancias. ¿Se puede ser exitoso y socialmente responsable?
—Por supuesto. Yo no me imagino enseñando negocios de otra manera. La gente cree que si alguien se vuelve rico es porque hizo alguna trampa, pagó sobornos y consiguió privilegios. Esa es una realidad lamentable pero no es el único camino. En los negocios siempre buscamos ventajas en negociaciones y acceso a los mercados pero otra cosa es hacer trampa.
Hay muchas formas de hacer negocios. En el casco urbano estamos familiarizados con las Sociedades Anónimas pero se nos olvidan los negocios por cooperativa y las asociaciones productivas. Esas son formas exitosas donde las decisiones se toman de manera colectiva y se aplican otras formas de gobernanza.
—Un reto para todo emprendedor, sobre todo para los pequeños, es saber cuándo pedir ayuda. ¿Qué recomienda?
—Creo que no hay pequeños emprendedores, hay emprendedores que comienzan pequeños negocios. No debemos desempoderar a las personas pero tampoco hacerlas creer que son autosuficientes.
Hay que emprender en equipo, con socios. Si vas solo vas a caminar más rápido pero no vas a llegar muy lejos. Luego hay que buscar talleres y acercarse a otros actores que están brindado apoyo. Por ejemplo la cooperación internacional tiene programas de emprendimiento para jóvenes y mujeres indígenas que necesitan reforzar sus conocimientos.
Otro ejemplo es el de los colegas de Socialab que hicieron una alianza con Banrural y están anunciando una convocatoria para emprendedores. Los ganadores seguramente no solo recibirán aprendizaje sino que también acceden a capital semilla. Creo que son oportunidades valiosas para comenzar.
—Con su experiencia interactuando con emprendedores, ¿cuáles son las tres recomendaciones que haría para quienes están empezando este camino?
—En Guatemala llevamos 20 años hablando de inversión pero fuera de la familia, a los emprendedores les cuesta mucho conseguir capital. Hay que educar tanto a emprendedores como a personas con capital para que pierdan el miedo a invertir en proyectos ajenos.
También creo que hay un síndrome de persecución de buenas ideas. El mercado es suficientemente grande pero veo a muchas personas obsesionadas por ser los únicos que vendan un producto. Hay mercado para todos y esa obsesión con la exclusividad frustra más de lo que ayuda.
El tercer tema es que hay que ampliar la visión de negocios. Hay que dejar de pensar en lo local porque Guatemala es un país con bajo poder adquisitivo. Debemos pensar en mercados internacionales desde el primer minuto y esa es la clave del éxito de los tres emprendimientos sociales más exitosos del país: Ecofiltro, Kingo y Wakami. Los dos primeros encontraron que la falta de agua purificada y de electricidad era un problema que Guatemala compartía con otros países; y Wakami diseño sus productos para exportación.
—Después de veinte años de estar en Guatemala encontró una respuesta a ¿por qué un país con tanta riqueza es tan pobre?
—Sí pero es una respuesta más filosófica. Creo que nunca ha existido un acuerdo social sobre el país que quiere la sociedad y por eso todavía falta un largo camino mientras no se tenga una visión compartida sobre qué futuro es el que se quiere construir.
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Si tienes una idea de negocio Nómada te invita a participar en la segunda edición del Desafío Los Encuentros. Se trata de un proyecto que busca apoyar emprendimientos enfocados en agregar valor a las materias primas locales; ideas capaces de fomentar el cambio y el desarrollo en nuestra sociedad.
Socialab tiene presencia en más de 7 países y desde hace dos años trabaja con Banrural para apoyar a los jóvenes emprendedores guatemaltecos con grandes ideas de impacto social. Puedes acercarte a cualquier agencia del banco o ingresar a la página gt.socialab.com para inscribir tu propuesta. Puedes ganar asesoría para impulsar tu idea y un financiamiento de hasta Q50 mil. La convocatoria cierra el 25 de junio.
davide valentini /
ahahahah ubicacion ubicacion ubicacion.Para ser empleados de los dueños de los espacios.La nueva cara del Guatemala de siempre.