A los diez años creía en la magia. Esperaba cumplir once para recibir la carta de entrada a Hogwarts y conocer a Harry Potter y a Hermione. Todavía jugaba Barbies y celebraba los cumpleaños de mis juguetes. Tenía pijamadas con mis primos, jugábamos toda la noche, veíamos películas de miedo y nos desvelábamos. Ese año murió mi primer mascota y lloré.
A los diez no me escondía de los demás por miedo a que vieran los golpes. No me sentía incomoda alrededor de los adultos. No me sentía usada. No lloraba sola y guardaba secretos grandes. No me sentía sucia, ni me decían sucia. No tenía que hacer cosas que no quería. No me tocaban donde no quería.
A los diez años recibía clases de piano todas las semanas, estaba aprendiendo a tocar Los tres cochinitos. Hacía maratones de Candy los fines de semana y soñaba con Anthony. Después de clases visitaba a mis abuelos, refaccionaba leche con pan dulce y veía caricaturas. Por las noches llegaba a mi casa y mi mamá me arropaba junto a Anika, Principe y el resto de peluches que dormían conmigo.
A los diez años no estaba a punto de ser mamá.
Hace unas semanas en el departamento de Chiquimula, las autoridades rescataron a una niña de diez años con siete meses de embarazo. Esta historia no es única en su especie. En Guatemala, en los últimos cinco años se casaron más de 80,000 niñas, según el Observatorio de Salud Reproductiva (Osar). 42 niñas entre 10 y 17 años fueron obligadas a tener relaciones sexuales y convertirse en esposas legalmente siendo niñas. Según SIGSA, entre 2009 y 2014 ha habido 5,000 embarazos-violaciones de niñas entre 10 y 15 años.
Esta es la realidad del país, niñas violadas teniendo bebés. Adolescentes criando niños. Tachan de culpa a la pobreza, inseguridad, la falta de educación, la desnutrición y un sinfín de enfermedades de esta sociedad. Pero la raíz de este problema no es lo anterior.
Es que a estos abusadores no se les enseñó que “NO” es no. Que a la fuerza no se toman las cosas y menos los cuerpos. Que no se les va a premiar con una esposa-esclava sino se les va a mandar toda la vida a podrirse a la cárcel. Nadie les enseñó que a los diez años las niñas no tendrían que preocuparse por cuidarse de sus familiares, no tendrían que tener miedo de hablar, no deberían ser presas, no deberían obligarlas a sostener una relación sexual, no deberían ser mamás.
Y esto no es normal en el mundo. Guatemala es uno de los pocos países que no hace nada por cambiarlo y ya empezamos a ser una referencia en el mundo, como muestra esta campaña que hizo la organización anti-trata La Alianza y que fue viralizada por BuzzFeed. El anuncio fue producido por Harris Whitbeck, Karla de Mata, actores guatemaltecos y un grupo de creativos solidarios extranjeros. Advertencia, el contenido es muy duro.
El único peor lugar en el mundo para ser una niña de escasos recursos parece ser el Estado Islámico.
Josué /
Muy interesante la nota, pero no entendí el vídeo. Aun así, la base de todo está en la educación, aprender a saber que "NO" es no, está en la crianza y la educación que recibimos en casa y la escuela.
Silvia Titus /
Hola, me gustó mucho tu nota aunque el único otro lugar peor para ser una niña de escasos recursos no es solo el Estado Islámico. También hay casos de violaciones graves de niñas en Africa y Asia.
Es un problema mundial pero en Guatemala es un problema grave que como tu dices Guatemala es uno de los pocos países que no hace nada por cambiarlo y es una gran pena.