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No me gusta la barbie “normal” (que tiene acné y estrillas)

Creo que invertimos demasiado tiempo diciéndole a las niñas que no tienen que ser como la Barbie y muy poco tiempo explicándoles como todos los juguetes, personajes de ficción y lo que vemos en la televisión, no son más que abstracciones de los seres humanos, representaciones de ideas que tienen una base en la realidad, pero que no son la realidad.

Cotidianidad Opinión P258
Esta es una opinión

Foto Flickr CC

El paso del tiempo en mi infancia estuvo marcado por eventos anuales. Me compraban un par de zapatos Penny que me tenían que durar para todo el año escolar; mi mamá me hacía una falda para el uniforme cada enero y cuando se acercaba Navidad me llevaban a alguna tienda a elegir mi regalo, que durante algunos años fue una barbie.

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No recuerdo haber tenido más de dos a la vez, probablemente porque la nueva sustituía a la que estaba destruida porque jugué mucho con estas muñecas, les hacía ropa y a una le pinté bigotes de gato con marcador permanente, por lo que recibió un baño de acetona que la dejó sin color en los ojos.

No sé si les ponía nombre. Jugué con ellas hasta que me llegó la edad en que prefería otro tipo de regalos y, en realidad, nunca le puse demasiada atención al debate de si la Barbie es la responsable de hacer que las niñas tengan desórdenes alimenticios, poca autoestima y una imagen irreal de su cuerpo, hasta que hace unos días me enteré de la existencia de Lammily (https://lammily.com/) y todos los comentarios acerca de que representa una revolución en el mundo de los juguetes.

Esta muñeca salió hace poco al mercado para ser la competencia de la Barbie. Su diseñador es Nickolay Lamm, quien la creó con el propósito de ofrecerle a las niñas una muñeca con medidas y proporciones reales, equivalentes al cuerpo promedio de una joven de 19 años. Su objetivo es acabar con los cánones de belleza irreales y poco saludables que representa la Barbie con su cuerpo delgado, piernas largas, cintura mínima, barriga plana y pelo largo y rubio.

A primera vista toda la idea me parecía bien, incluso puedo decir que es una propuesta sana y sensata. Sin embargo, Lammily no se queda ahí, cada muñeca trae un set de calcomanías para ponerle estrías, cicatrices, acné, lunares y tatuajes, lo que a mi juicio ya no es hacer una apuesta por lo “normal”, sino llevarla al otro extremo, a exaltar defectos que no son inherentes a todas las niñas, defectos que no deberían preocupar a las niñas.

Este fenómeno no es nuevo, hay muchos ejemplos en la historia de la literatura y el arte sobre el debate entre lo bello y lo horrendo, puesto que todas esas representaciones buscan exaltar ciertas cualidades o características que las personas de determinada época consideran importantes. Suele pasar que un nuevo movimiento se impone como una respuesta o crítica a los valores que el movimiento establecido exalta. De esta forma, el romanticismo fue desbancado por el realismo y este por el modernismo, que fue desbancado por las vanguardias y de ahí en adelante.

Una de las característicasdel romanticismo es que sus protagonistas buscaban lo heroico, que se lanzaban decididos a vivir aventuras y cumplir su destino, aunque eran enigmáticos e incluso de carácter oscuro, peleaban batallas entre el bien y el mal. El movimiento que siguió fue el realismo que luego llegó al extremo del naturalismo, cuyo objetivo no era exaltar la vida del héroe, sino mostrar la vida en todos sus detalles,desde los más hermosos a los más patéticos, ambos movimientos abandonan el idealismo romántico para hacer descripciones descarnadas de la realidad y los autores naturalistas llegaron al punto de centrarse en lo feo, lo grotesco, lo esperpéntico.

No digo que la Barbie sea una heroína romántica y que Lammily sea un esperpento, pero no puedo negar que una apela al idealismo mientras la otra no se conforma con ser más realista, sino que quiere exaltar los defectos, una actitud que yo no valoro. Creo que invertimos demasiado tiempo diciéndole a las niñas que no tienen que ser como la Barbie y muy poco tiempo explicándoles que la Barbie, así como todos los juguetes, personajes de ficción y lo que vemos en la televisión, no son más que abstracciones de los seres humanos, representaciones de ideas que tienen una base en la realidad, pero que no son la realidad.

La autoestima no depende de los juguetes con los que jugamos, ni de cómo nos miramos porque eso solo es una apariencia. Uno podría ser una modelo de ropa interior que sale en revistas y aun así sentir inseguridad sobre cómo se ve, como lo explica Cameron Russell en este video

 

Creo, además, que le damos demasiado poder a un juguete, pensamos que tiene la responsabilidad de alimentar o destruir la autoestima de las niñas, cuando es un ente inanimado al que nosotros le damos significado. Lammily es la muñeca que dice que lo promedio es hermoso, pero yo no puedo identificarme con ella porque no tengo un cuerpo promedio y no me gusta la idea de convertirme en parte del promedio, de vestirme como todo el mundo y pensar como piensa todo el mundo. Porque aunque tengo acné, estrías, cicatrices y tatuajes no son estas características las que me definen como persona, es mi historia individual, las decisiones que he tomado las que me hacen lo que soy.

No le estoy diciendo a nadie que compre o deje de comprar cualquiera de estas dos muñecas o de las otras que existen en el mercado. Mi mensaje es que cada una de esas muñecas solo es un objeto para proyectar lo que la imaginación de quien la use desee. Será lo que la niña que juegue con ellas quiera que sea; además, cada una de esas niñas deberá ser capaz de hacer consigo misma lo que quiera ser, de construirse como persona, haya jugado barbies o no.

 

 

 

 

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Conoció los cómics porque un día se empachó de literatura, aunque nunca dejó de creer que se puede cambiar al mundo un lector a la vez. Ama el cine y los dulces de anís.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    ANONIMO /

    03/04/2015 9:54 PM

    hola!! quiero decirte que adoro tu articulo y comparto totalmente tu vision de la cosas, las barbies son al fin y al cabo plastico y no tienen la responsabilidad de enseñale a las niñas a querese a si mismas

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    ANONIMO /

    08/12/2014 11:03 AM

    "..yo no puedo identificarme con ella porque no tengo un cuerpo promedio y no me gusta la idea de convertirme en parte del promedio..."

    ¡Épico!

    Solo le faltó el "Chusma, chusma" de Quico.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Eddy /

    05/12/2014 10:09 AM

    Muy bueno el artículo. Conozco gente que ha satanizado, literalmente a las famosas y para mi gusto nada atractivas "Monster High", Sin embargo a mi hija le gustan esos bichos raros y me he tomado el tiempo de sentarme a ver con ellas las películas y sinceramente no les veo nada malo, que no me gusten no significa que sean "mala influencia".

    Recuerdo que cuando éramos niños a un amigo mío lo trataban de "LOCO" en la familia solo porque soñaba con poder volar como Superman o ser como el Hombre araña.

    Todo el secreto está en una fluida y sana comunicación con los hijos.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    ANONIMO /

    04/12/2014 4:08 PM

    Cuando se juegan muniecas y tenes 5,6 o 7 anios todavia no conoces el acne, las estrias y todas esas cosas que nos estresan cuando llegas a la adolescenica, estas viviendo tu ninez y nada mas. Muy acertado tu columna de hoy.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Pedro /

    03/12/2014 10:11 AM

    "estrías, cicatrices, acné, lunares" son defectos? Tengo un cuerpo defectuoso entonces!

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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