En el 2014, el Observatorio de Salud Reproductiva (OSAR) reportó 71 mil embarazos en niñas y jóvenes de entre 10 y 19 años, de los cuales 5 mil 119 corresponden a menores de 14 años. 43 niñas de 10 años resultaron embarazadas, 72 de 11 años, 213 de 12, 1 mil 104 de 13 y 3 mil 687 de 14 años. Si promediamos estos números podríamos concluir que en Guatemala 158 niñas quedan embarazadas al día. Las cifras son alarmantes.
Estos números no muestran únicamente la cantidad de embarazos, sino también la cantidad de violaciones que ocurren en el país. En Guatemala, el embarazo de una menor de 14 años es tipificado como delito de violación sexual. Debemos tomar en cuenta que estas cifras no son exactas porque no todos estos embarazos y violaciones son denunciados o registrados en el sistema de salud. O sea que el número real puede ser mayor al de las estadísticas.
Hace unos días participé en un dialogo de juventud y educación integral en sexualidad. Entre el público había maestros de varios centros educativos. Una maestra contó que ella daba la clase de sexualidad en una normal sólo para señoritas y que durante todo ese tiempo cuando las niñas llegaban a sus últimos años de colegio había dos o tres embarazadas. En el 2008 les quitaron esa clase y como resultado ahora gradúan a un promedio de 10 embarazadas.
Un país no se construye a base de niñas forzadas a criar más niños y niñas. Y aunque haya sido porque una adolescente se puso curiosa con su novio, sigue siendo una maternidad forzada porque ella no cuenta con otras opciones –más que tener al bebé– y porque ese embarazo se pudo haber prevenido si tan solo hubiera tenido acceso a información y métodos de planificación.
La solución para disminuir estas cifras es fácil: educación integral en sexualidad. Pero al parecer el tabú puede más que una sexualidad sana. Y así es como la mayoría de las niñas vive ignorando cómo es que funciona su vagina y cómo se le respeta y protege.
El 11 de octubre es el Día Internacional de las Niñas y año tras año nada ha cambiado para ellas. Aquí hay una explicación de una de las razones por las que las niñas aún viven en vulnerabilidad. Otros factores que mantienen a las niñas en peligro son la pobreza, el hambre y la falta de educación, sobre todo de educación sexual.
Nacer niña en Guatemala –yo diría que esto también aplica para cualquier otro país– es nacer en desventaja y si estamos conscientes de esto nos convertimos en guerreras que reclaman su lugar y sus derechos en el trabajo, en la casa, en la sociedad y en su vientre. Si todas estamos en esta lucha, las niñas que vendrán dejarán de nacer ‘princesas vulnerables’ que buscan ser salvadas. Mejor llenemos el mundo de guerreras que aporten al desarrollo por medio de sus profesiones.
* Las imágenes del proyecto Children having Children, de Linda Forsell, pueden encontrarse en este enlace.
Linda Valencia /
Muy buen artículo, las niñas nacen en desventaja en este país, ya las mujeres no son sujetas de derechos y mucho menos las niñas, expuestas a violencia, explotación laboral, explotación sexual, matrimonios arreglados, violación, maternidad forzada. Del 2012 para la fecha, 1 de cada 4 de los nuevos y nuevas guatemaltecas nacidos en el país de la eterna primavera, son hijos de una adolescente, urgen políticas y leyes que restituyan los derechos a estas niñas, pero además que prevengan el daño.