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Ser skater en Guatemala

Para algunos la calle es una enorme pista. Barandas, tubos y bancas dejan de ser simples objetos y se transforman en cientos de posibilidades cuando se ven con los ojos de un patinador. Los vecinos comienzan a comprender que poco se logra cuando se colocan obstáculos en las aceras para que los jóvenes no practiquen ese deporte, así que optan por etiquetarlos con palabras como drogadictos o vándalos.

Cotidianidad P258

Patinadores que participan con El Empuje, una actividad que reúne a jóvenes que usan transporte alternativo (tanto skaters, como los que andan en patines o usan BMX).

Fotos: Carlos Sebastán

El skateboarding es un deporte extremo que se originó y se practica en las calles. Consiste en mantener el equilibrio sobre una tabla y sus cuatro ruedas, deslizarse, hacer piruetas y elevarse del suelo. Pero, es mucho más que eso. Es una forma de vida con espacios limitados para expresarla.

El parque San Sebastián, en la zona 1, fue por algún tiempo el lugar “céntrico” al que acudían los jóvenes con sus patinetas y audífonos alrededor del cuello para escuchar canciones de rock y hip hop. Ahora, los muchachos, entre 16 y 25 años que visten pantalones pegados o pantaloneta, algunos con piercings, otros el cabello largo, se desplazan hacia otros parques o se animan a moverse por las calles de sus colonias.

José Luis empezó a practicar este deporte porque tenía sobrepeso y no le interesaba ningún otro ni ir al gimnasio, Pedro para no estar en su casa, Vladimir porque los amigos de su hermano grande lo aceptaron dentro del grupo aunque todos fueran seis años mayor que él.

Les gustaba practicar en San Sebastián por el piso liso y las gradas que hay en el interior. Pero tuvieron problemas con los vecinos. “Cuando entrenábamos, a veces las tablas iban a dar en los tobillos de los peatones o asustábamos a los conductores cuando saltábamos en la banqueta”, dice uno de los patinadores. Se organizaron para expulsarlos del lugar con el apoyo de la municipalidad capitalina. Ésta modificó la arquitectura del parque de tal forma que afectara la locomoción de los skaters.

“Hace dos años, cuando nos preparábamos para celebrar el Skateboarding Day, 21 de junio, nos encontramos con que el piso estaba cortado y había piedras grandes por toda la acera. Fue frustrante, pero igual patinamos y después aprendimos a saltar las zanjas. Nos adaptamos porque había otro lugar a donde ir”, explica Diego González.

Después de un tiempo, bajo la dirección del programa “Espacios Extremos”, la Municipalidad habilitó una skate plaza para estos jóvenes: el parque Jardines de San Pedrito ubicado en la zona 5.l Ahora este es el lugar predilecto de “Zenit” para practicar pues cuenta con tubos, rampas y algo de espacio para desplazarse y hacer trucos. La inauguraron el año pasado.

Acuden tantos skaters que se turnan para deslizarse por los obstáculos, y aunque se apoyan entre todos, cada quién aprende a su ritmo. Sin entrenadores ni academias, ser un buen patinador es casi imposible salvo si existe la disciplina. Practican tres horas diarias entre semana y ocho los fines de semana.

“Durante años recolectamos firmas para que la municipalidad nos construyera un espacio apropiado. Pero el alcalde Álvaro Arzú lo hizo hasta cuando fue año de elecciones” comenta un patinador que pide no publicar su nombre en este artículo. Otros dos asienten con la cabeza acompañado de un “Sí, a huevos”.

Al lugar asisten jóvenes de varias zonas. Algunos recorren un camino que toma horas. Por ejemplo, Mario Aragón llega desde Palín, Escuintla. Él acude todos los fines de semana con su tabla, el dinero del pasaje y Q20 para el almuerzo. Entre semana estudia y atiende la ferretería de su familia. Sus brazos están llenos de cicatrices por las caídas, las enseña orgulloso, al igual que el extraño sonido que hace su muñeca izquierda cuando la mueve, después de quebrársela dos veces.

Hacer skate

Ahora los skaters también tienen a su disposición el parque “Home Paradaise”, en la zona 18, pero a este último no lo consideran seguros. A pocos días de su inauguración dos jóvenes fueron asesinados y uno resultó herido dentro del lugar.

“Un chavo usaba su patineta para pasar desapercibido, pero no era skate sino vendedor de marihuana. En los barrios hay reglas, alguien tiene el poder y no quiere competencia. Una noche llegaron dos hombres en motocicleta y le dispararon”, explica “Pablo” quien reside en la colonia Paraíso II, donde ocurrió el ataque.

“Después empezaron a cobrar extorsiones. La situación se calmó un poco con la llegada ocasional de unos militares. Ahora todo está más controlado, pero sólo vamos a patinar los que vivimos cerca”, agrega.

En La Bodega, ubicada en la 11 avenida 20-70 de la zona 1, hay tubos, rampas de distintos tamaños y una cafetería. En este lugar privado también se dan cita los jóvenes que usan patines y bicicletas BMX.

Uno de sus fundadores, Fernando Pérez, es además, el director del programa municipal “Espacios Extremos”. Él conoce de primera mano las dificultades de realizar un deporte extremo en Guatemala porque practica longboard. “Hace años con mis amigos buscábamos colonias en zona 16 y San Cristóbal, con bajadas pronunciadas y un buen asfalto. Pero los vecinos lo tomaban como vandalismo, llamaban a la policía y nos sacaban”, explica.

Le gustaría habilitar otros espacios con el apoyo de la comuna, pero no es sencillo. Para hacer una intervención en un parque público los vecinos deben acercarse al Alcalde Auxiliar de la zona y demostrar la existencia de un número potencial de usuarios que justifique la construcción de instalaciones especiales. Después se desarrolla la propuesta, se hace un diseño y se les muestra a los interesados y a los que podrían ser afectados por la misma. “Si dan su visto bueno se procede a buscar fondos”. Pero es ahí cuando los procesos se estancan.

El ministerio de Cultura y Deportes, por su parte, les dice que deben reunir dos mil firmas y presentar la solicitud. “Pero eso es para mantenernos entretenidos porque luego ya no pasa nada”, afirma uno de los patinadores.

La falta de estos parques es también una limitante para los skate que han logrado salir del país. Allan Vásquez ha viajado a Estados Unidos, España, Panamá y Costa Rica con su patineta. Sin embargo, ha enfrentado a grandes dificultades a la hora de competir internacionalmente porque en aquí no hay espacios con estructuras que ayuden al patinador a elevar su nivel. “Necesitamos mejores herramientas si queremos posicionar a Guatemala en un rango más alto, en el profesional”, explica.

Vásquez incluso intentó federar el deporte para tener un presupuesto, más apoyo y mejores estructuras para practicar su disciplina, pero el requisito de 10 de patinadores de cada departamento y la falta de organización entre los integrantes de esta cultura terminó por truncar objetivo.

Ahora promueven la apertura de otras plazas. No quieren que lo ocurrido con el parque San Sebastián se repita.

Astrid Morales
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Periodista / fotógrafa / cineasta / melómana / visita 4 páginas de internet específicas todos los días. Ser azulado de enorme cabellera que por las noches se dedica a investigar temas “poco convencionales”. Por las mañanas duerme. Le gustaría vivir en un mundo creado por Michel Gondry, Wes Anderson o Terry Zwigoff.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Peter Lim /

    08/07/2016 9:53 AM

    Entrarle al peyote pronto será un deporte federado también!

    ¡Ay no!

    6

    ¡Nítido!

      Pablo /

      13/07/2016 2:35 PM

      Si sabés dónde son las convocatorias, ¡avisá!

      ¡Ay no!

      ¡Nítido!

      Natalia /

      13/07/2016 1:47 PM

      ya quisiera ver a peter encima de una patineta a ver si tal vez así entiende el talento y disciplina que se necesita, como con cualquier otro deporte.

      ¡Ay no!

      ¡Nítido!



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