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Somos una buena fábrica de delincuentes

Guatemala se encuentra entre los primeros cinco países, con una tasa de 39.9 homicidios por cada cien mil habitantes, según el índice dado a conocer por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc, en inglés).

Cotidianidad Opinión P369
Esta es una opinión

Flickr CC

Lo que me pareció sorprendente es que Honduras, no sólo nos superara, sino que lo hiciera en más del doble 90.4, por cada cien mil habitantes. El triángulo formado por Honduras, Guatemala y El Salvador es, sin duda, el lugar del planeta más peligroso para vivir, muy por encima de países que sufren cruentos conflictos armados como el oriente medio o Irak, que difícilmente alcanzan los 10 homicidios por cada cien mil habitantes.

La pregunta entonces parece básica, ¿qué nos ha hecho tan buenos en generar gente que asesina a otra cuando somos una de las regiones más conservadoras de la Tierra? Defendemos a ultranza valores tradicionales como la fe, el patriotismo y las buenas costumbres; impedimos cualquier propuesta en defensa del control de la natalidad, la educación sexual o el embarazo no deseado, como que nos fuera la vida en ello. Y nos va, claro que nos va.

Guatemala es también el país de América que más niños produce al año. Según los datos que maneja la Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA, en inglés), en 2012 eran 26 niños por cada cien mil habitantes. Es decir, que, si nos ponemos cínicos, producimos menos niños de las personas que matamos por año.

El problema está en que no veo a ninguno de estos salvaguardas de la moral atendiéndolos, y luego salen a las calles para pedir que esos niños, que tanto deseaban que vinieran al mundo, sean perseguidos, encarcelados o, simplemente, condenados a muerte.

El caso hondureño es el espejo en donde nos podemos mirar para saber a dónde podemos llegar en breve. Para finales del siglo XX, este lugar no distaba mucho de partir de una buena situación para enfrentar su futuro, con una tasa de 10 homicidios por cada cien mil habitantes y una democracia incipiente. En 2009, la sociedad ultraconservadora del país dio un golpe de Estado al entonces presidente de izquierda Manuel Zelaya. Se consideraba que Zelaya podía llevar a Honduras por el mismo camino que Evo Morales, también izquierdista, llevaba a Bolivia. Según la revista The Economist, en 2012 Bolivia era uno de los países con mayor crecimiento en microfinanzas del mundo.

Hoy, Honduras se encamina a alcanzar el peor índice de desarrollo humano de toda Latinoamérica, el ltercer puesto, mientras Bolivia se aleja diametralmente de esta situación, de acuerdo con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrolllo (PNUD).

Honduras y Guatemala comparten, además, el mayor crecimiento de grupos religiosos que fomentan estos valores ultraconservadores.

Ese discurso bien pensante de procreación natural, que condena tratar la sexualidad de manera sana y educada, nos está convirtiendo en naciones dónde los nacimientos no deseados se multiplican. La mayoría de estos niños nacen en familias disfuncionales, con poco acceso a recursos básicos que necesita la persona para desarrollarse. Además, los estados no tienen capacidad de darles una buena educación o una sanidad adecuada.

En estas condiciones, los infantes se ven arrastrados a ambientes marginales, donde abunda la delincuencia y el consumo de drogas. Los adolescentes no terminan una formación que les permita acceder a puestos de trabajo, que escasean, y se decantan por la migración o la delincuencia.

Esta puede ser la respuesta a la pregunta ¿qué nos ha hecho tan buenos en generar gente que asesina a otra cuando somos una de las regiones más conservadoras de la Tierra?

 

 

 

 

Ignacio Laclériga
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Me llamo Nacho Laclériga y soy chapiñol. Nací en España; llevo más quince años en Guatemala. Soy máster en comunicación estratégica y coach profesional. Junto a un grupo de profesionales, ideamos Gecca, una organización que desarrolla proyectos, gestiona la comunicación y la adaptación a los cambios. www.gecca.com.gt


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Andrés Recinos /

    10/12/2014 10:11 PM

    Precisamente, ser una de las religiones más conservadoras de la tierra es el motor del subdesarrollo. Esa es la causa, no el opuesto. Las sociedades más pacíficas son las que tienen un menor porcentaje de conformistas/religiosos.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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