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Un transporte decente puede salvarte la noche

Siete de la noche en Ciudad de México: he llegado a tiempo a la casa de mi amiga Patty, para ir juntas al concierto de Foals en el Auditorio Pepsi del World Trade Center. El Uber para desplazarme desde Bellas Artes a Condesa, me ha cobrado $85, que equivalen aproximadamente a Q38. Todo bien.

Cotidianidad Opinión P258
Esta es una opinión

Con todo y sus defectos, el transporte público de la Ciudad de México es extraordinario.

Foto: Flickr, Premshree Pillai

Subo al apartamento, abrazo a mi amiga, conversamos un rato. Antes de irnos, me pide que guarde su entrada en mi mochila. Es ahí cuando me doy cuenta que mi entrada se ha quedado en el clóset del apartamento del Centro y que –una vez más– mi despiste me ha hecho una mala jugada. Si queremos llegar a tiempo al concierto, vamos a necesitar prácticamente un milagro.

Barajando las posibilidades, lo más expeditivo es caminar cinco cuadras hasta la estación del metro más cercana; ahí, tomar la línea café para engarzar con la línea azul que nos lleva de regreso al Centro. Afuera, la temperatura anda por los seis grados Celsius y para hacer la historia más dramática, llueve.

Salimos bien apertrechadas y caminamos tan rápido como podemos por las arboladas calles de Condesa. No estamos preocupadas por el vestido corto de mi amiga, o porque yo llevo el celular todo el tiempo fuera del bolsillo, mientras consulto Google Maps. Estar en el extranjero y no tener la clase de miedo que uno siente en Guatemala, es una sensación liberadora y triste a la vez, porque en el momento que vas poniendo un pie de vuelta en el Aeropuerto La Aurora, sabés que el miedo volverá a enquistarse.

Llegamos a la estación del metro e inmediatamente comenzamos a participar en la densa coreografía de seres que transitan por las entrañas de la ciudad. Nos subimos a un vagón destinado sólo para mujeres: si una puede evitar la arrimada de camarón, no hay que pensarlo dos veces. Viajamos aproximadamente por veinte minutos y llegamos a la siguiente estación. Al abrirse la puerta, mi amiga logra bajar, pero yo me quedo atrapada en una marabunta de carnes que empujan diligentemente en dirección opuesta a la salida, creando un efecto alfaque. Por un momento pienso que me quedaré ahí atrapada, como esa canción de Café Tacuba, pero en un increíble acto de fuerza, mi amiga estira la mano, me toma por la muñeca y mientras grita “déjenla salir” me saca de en medio de la multitud, segundos antes de que la puerta cierre. No hace falta decir que nos vamos a reír del incidente toda la vida.

Casi desvestida, con la adrenalina hasta el cielo, pero el peinado intacto, corro detrás de mi amiga para alcanzar el siguiente trasbordo. Después de un trayecto menos complicado, llegamos finalmente. Al salir del metro, ha dejado de llover y la risa aliviana la tensión creada por la falta de tiempo. Mientras cruzamos el parque que está frente al Palacio de Bellas Artes, cantamos una canción de Foals para entrar en frecuencia con la música. Poco a poco, nos convertimos en un par de güiritas dando saltitos para evitar los charcos.

Llegamos al apartamento, recogemos la entrada y presurosamente nos dirigimos a la estación de metrobús más cercana, la forma más directa de llegar al WTC.

Mientras viajo sentada, con la cabeza recostada en la ventanilla, y la mirada puesta en el paisaje urbano, pienso que la manera más profunda de conocer una ciudad es utilizando su transporte público. Tendrá sus defectos, pero el transporte colectivo de Ciudad de México es extraordinario en muchos sentidos. No puedo evitar la comparación con el de la Ciudad de Guatemala: sus decenas de choferes muertos, sus buses maltrechos circulando en condiciones deplorables, sus mafias y pleitos por el subsidio estatal, su trato abusivo para con los usuarios, sin garantía de servicio o seguridad. Pienso que, a pesar de la existencia del Transmetro y el Transurbano, no hay ninguna propuesta seria o voluntad política para resolver esto.

Llegamos a nuestro destino. Caminamos un poco bajo el aliento frío de la noche y nos adentramos ordenadamente –junto a miles de personas– por pasillos estrechos, hasta llegar a la apertura del auditorio. Nueve de la noche en Ciudad de México, estamos viendo a Foals.

Claudia Armas
/

Camaleón, migrando colores desde la publicidad hasta a la música. Bruja de marcas, estratega punk. Salgo de noche. Viva el mezcal.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Raúl Calderón /

    17/08/2017 9:46 AM

    sería interesante que nomada hiciera un análisis del caos que existe en cuanto a movilidad en ciudad de Guatemala... a quienes enriquece el tráfico.?. seguro habrá muchos enriqueciéndose detrás de este caos... desde gasolineras por el consumo de gasolina hasta la SAT captando impuestos a través impuestos de circulación a tanto vehículo que el vecino esta obligado a usar ante la falta de un transporte público eficiente... un análisis profundo...

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Chris /

    22/03/2016 8:59 PM

    En parte tiene razon en cuanto a la gran diferencia que significa el metro del cdmx comparado con los buses rojos de guate, pero tambien tiene que ver mucho como y donde visitas otras ciudades comparado a como y donde lo vivis en guate. Por ejemplo los buses rojos de guate nos son ni mejores ni mas seguros que los peceros de de cdmx, al igual que el metrobus de cdmx es exactamente igual al transmetro de guate. Obvio corriendo con vestido y movil en mano no se siente para nada peligroso en condesa como tampoco en muchas colonias de guate, no creo que se sentiria mucha diferencia si haces lo mismo en tepito, ecatepec o la reformita. Lo que trato de decir es que como guatemaltecos tendemos a sobredimensionar los problemas en casa creyendo que estamos en pañales y en muchos casos disminuir los de otros lugares a los que viajamos. Es muy bueno reconocer nuestros defectos, pero es aun mejor reconocerlos sin perder de vista lo que ya esta bien y tomarlo como base.

    ¡Ay no!

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    ¡Nítido!

      José Pablo /

      23/03/2016 11:34 PM

      No mano, no puedo estar de acuerdo con vos en una sola palabra. He vivido en el D.F. 10 años y nunca un pesero se podrá comparar con las burras de Guate, hasta las mejores camionetas están en peor estado que los peseros. Mi primer año en México me daba pavor sacar el celular en el metro, hasta que me di cuenta que esa paranoia más bien pertenecía a Guatemala, ese estado perpetuo de autodefensa. Hablar de ciertas colonias o zonas de ambas ciudades también me parece equivocado. Hace unos 15 años en zona 10 o 9 no pasaba gran cosa, pero hace unos 7 al menos, a cualquiera le rebanan el celular en cualquier semáforo. Guatemala tendrá sus potencialidades, pero uno no puede hacerse el ciego ante tantas deficiencias. El mundo es cada vez más chico y las realidades de otros países se vuelven más cercanas, es ahí donde nos damos cuenta de cuán jidida está no sólo la ciudad sino el país.

      ¡Ay no!

      ¡Nítido!

      Michael /

      23/03/2016 12:42 AM

      Un comentario muy acertado Chris, lamentablemente la redacción de este articulo sobre esa vivencia en CD México de esta señorita y sobre la comparación de las 2 capitales de ambos países esta pero muy pobre. Para empezar sabemos que siempre como en muchos países en cada capital o ciudad grande, hay zonas y colonias menos vulnerables que otras, Es como que dijeras que caminas por Paseo Cayala zona 16 vrs Centro Histórico Zona 1, igual pasa en México habrán diferencias también y es importante saber que ahí no son zonas sino Delegaciones y estas tiene sus colonias y es por ahí donde esta la Condesa y el Centro y la Napones, lugares por donde se movilizo la señorita del Articulo, ahí sabes que puedes movilizarte con mas confianza son puntos que de alguna manera son mas seguras que otras, obvio estas colonias también tiene algunas calles peligrosas pero no tanto a que te vayas a meter a las colonias como Valle del Chalco, Ixtapaluca, Chimalhuacan, La Paz y algunas zonas de Acatepec, en 2009 Viaje con unos amigos al DF a un gran Concierto de Metallica en el Foros Sol, lo mejor de mi vida, Orgullo Pasión Y Gloria, igual nos movilizamos por los sectores y calles mas seguros de las colonias mas sonadas de Mexico y tranquilo no paso nada, diversión total, y eso que el Foro Sol esta en una de las Colonias menos sonadas la Colonia la Granja pero igual tiene sus puntos buenos y malos. y valla que para llegar al Foro tuvimos que pasar en una de las Estaciones del Metro que no tiene buena fama que se diga como lo es Pantitlán, pero bueno no hay comparación si no vives un par de meses ahí, para poder decir que en Guatemala estamos desnudos, obvio nos falta esos esos trenes-vagones del Metro para poder hacer algo de diferencia, acá solo tenemos buses.

      ¡Ay no!

      ¡Nítido!

    Gabriel Azurdia /

    22/03/2016 10:52 AM

    Hace dos años, un día antes del concierto de Tool en el Palacio de los Deportes, junto a uno de mis mejores amigos tuvimos que jugar a los humanos chocones también. Lo intenso es que mi abuela y mi madre me tenían de escudo, aunque no las jalé de las muñecas si pasé de primero para poder entrar. Sin embargo, el mero mero día del concierto, solamente nosotros dos, caminamos, compré unos Camel, en un parque de esos con "juegos" para ejercitarse y un busto, de no sé quién, todo grafiteado, mi amigo a las tres chupadas le subió la náusea y le bajó la digestión; cuando abrieron las puertas para entrar al estadio mi amigo me dijo: 'Encontrá el mejor spot y yo voy a ir corriendo al baño.' No te vayas a resbalar, pensé decirle, pero en otro país ese tipo de modismos se quedan en casa. En fin, quedamos en tercera fila, justo frente a Adam Jones y Danny Carey. El sudor de los demás me caía encima y yo continuaba la cadena, en la pasión del mosh. Incluso nos cayó o una cerveza caliente o...
    Al siguiente día, luego de salir con los labios hinchados de un local de tacos de canasta, nos topamos una y otra vez con panfleteros pintas de ópticas que nos ofrecían marihuana con las miradas.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Ricardo /

    21/03/2016 3:45 PM

    Yo estuve pensando en lo mismo durante mi estancia allá, en diciembre del año pasado. La falta violencia es refrescante y a pesar de que me advirtieron que en el D.F. roban mucho, nunca sentí miedo de usar mi celular en espacios públicos. El metro es la mejor forma de trasladarse, en especial tomando en cuenta el tráfico de esa ciudad.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Mau /

    21/03/2016 1:11 PM

    Genial... simplemente genial!!!

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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