3 MIN. DE LECTURA

Actualidad Entender la política La corrupción no es normal Somos todas Identidades Guatemala urbana Guatemala rural De dónde venimos Blogs Ideas y soluciones
11 Pasos

Hablar de lo que nos gusta que nos hagan en la cama

Yo hablo. Mucho. Cuando estoy en un grupo nuevo, cuando estoy nerviosa, cuando estoy emocionada. Hablo del último libro que leí, hablo del último dato inútil pero interesante que escuché en un podcast, o hablo del mejor restaurante de tacos en la ciudad. Hablo de todo. Pocas veces hablo de mí misma. Y menos de lo que realmente pienso. Eso es para mí. Me guardo como a una cosa valiosa, porque he aprendido que compartirse es ser vulnerable y eso es exponerse. Hay muy pocas personas a las que les dejo ver el yo tierno que tengo guardado. Mi marido es casi la única persona que reconoce todos los colores de mi personalidad.

Opinión P369
Esta es una opinión

Escena de Sex And The City

Cuando se trata de describir lo que se me antoja que me hagan, todavía arrastro algún trabe. No sé si le va a gustar al otro, si le va a parecer "sucio", si es inmoral. Y es que no es el chiste sentarse con alguien y decirle: "Fíjate que me llama la atención que me cojas en la cocina." Yo sé que eso no tiene nada de extraordinario, pero confesemos que somos un poco (o mucho) reprimidos, reprimidas y nos cuesta vocalizar lo que queremos en el ámbito del placer.

"¿Qué tal si nos vamos a un motel?", sería lo siguiente. O sea. Voy con mi esposo, no tiene nada de extraordinario. "Mira, me recomendaron esta película porno. Parece que no se les miran los testículos rebotando a los cuates", como sugerencia de un jueves por la noche.

O la comida. Como muchos de nuestra generación, no me escapé de soñar con crema batida y fresas y miel. Hasta que lo probé. Guá-ca-la. La crema apesta, la miel es pegajosa y las fresas le dan alergia a algunas personas.

Y luego están las exóticas. Ésas que se tienen escondidas, las que nos hacen replantearnos la misma forma en la que nos observamos.

Resulta que la humanidad ha tenido, tal vez no círculos, pero sí espirales en su forma de considerar la sexualidad. Hemos sido relajados y apretados consecutivamente, con ventajas y desventajas de ambos lados. Por alguna razón, en la época en la que vivimos, el deseo está íntimamente ligado a la vergüenza. Y desconocemos los términos medios: o somos completamente mojigatos y sacamos las sábanas con agujeros, o somos una fiesta continua del fin del mundo y sólo pedimos no ser el mono del chiste. "Momento, momento, organicémonos muchá."

Así como uno no tiene más que veinticuatro horas en un día y tiene que decidir en qué se gasta su tiempo, así mismo pasa con lo que uno hace cuando tiene pareja estable. Y son de esas cosas que no son ni individuales ni sin consecuencias. Estar en una relación comprometida le da a uno eso, exactamente, un compromiso. Es una obligación con uno mismo.

Para mí, ha significado un aprendizaje en dejarme ir. Decir que yo soy apretada es como decir que un chiltepe pica un poco. Tengo un revoltijo de autocrítica, resabios de regaños maternales y una casi enfermiza búsqueda de la perfección. Pero esa misma presión de olla para cocer frijoles es la que nos enferma y nos hace tener nuestras curiosidades escondidas como si fueran crímenes. Y lo único que pasa con las cosas que se mantienen en secreto es que se pudren y nos enferman. Sólo los hongos crecen felices en la oscuridad y es porque se alimentan de estiércol.

En nuestra casa, el sexo ya dejó atrás su función reproductiva y nos quedamos con el de la pura y simple (pero nunca aburrida) recreación. Hemos escuchado música, pero no puede ser alguna canción que me sepa porque termino cantando y me desconcentro. Vemos películas porno con mayor o menor grado de placer, porque verdaderamente casi ninguna está pensada en lo que le gusta a uno de mujer y termina uno criticando las bolas peludas del tipo y encogiendo toda la delicada humanidad cuando ve las uñas acrílicas de las tipas que malactúan. Hemos visitado moteles, sin meternos a la tina, por supuesto y nos ha parecido súper divertido, lástima que tanto tráfico para llegar.

Pero lo que más hemos hecho es preguntarnos y contarnos y planificar y discutir y pesar las consecuencias y respetar. Porque no hay nada más erótico que sentirse escuchado, entregarse vulnerable y ser recibido sin ser ni juzgado ni visto como bicho extraterrestre.

Así, tal vez, me llegue a soltar un poco más y probemos con chocolate (aunque esa vaina también es pegajosa).

Luisa Fernanda Toledo
/

Abogada redimida. Ahora escribe para no pagar terapia.


Hay Mucho Más

16

COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Victor Marroquin /

    29/08/2016 7:45 AM

    Interesante saber como piensa una mujer!

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

      oxlajuj kan /

      08/09/2016 7:10 PM

      Pues, una mujer si, pero habemos hombres que pensamos asi tambien, y hay mujeres que no piensan asi... etcétera.

      ¡Ay no!

      ¡Nítido!

    Vinicio Santamaría /

    23/08/2016 11:03 AM

    Sencillamente sin contenido, superficial, no es necesario ventilar la intimidad para sentirse liberada, de lo que tenga ganas, le hagan o no le hagan es una cuestion que a muchos nos tiene sin cuidado, las relaciones sexuales (convencionales) son entre dos y son privadas y eso es lo que hace del sexo algo placentero y personal .

    ¡Ay no!

    1

    ¡Nítido!

    Ofo /

    14/08/2016 8:25 PM

    Felicito a la autora por animarse a tocar el tema. Lo importante es saber q se puede compartir verbalmente la intimidad, sobre todo con su pareja. Las fantasías son tantas como individuos hay; habrán algunos q les gusta sobre el timón, a otros bajo las piedras y lo importante en los escritores es que estimulen a pensar a quienes leen sus ideas. Felicitaciones ?

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    alfonso villacorta /

    11/08/2016 7:24 PM

    el título no corresponde al contenido. lo primero que menciona es lo de hacer el amor en la cocina, a menos que quiera que le lleven la cama a la cocina o llevar unos sartenes a la cama y luego el miedo que le tilden de sucia por pedir ir a un motel, es algo que tampoco es precisamente en la cama. póngale atención a lo que escribe o al sexo porque esta confundida

    ¡Ay no!

    4

    ¡Nítido!

    alfonso villacorta /

    08/08/2016 10:42 PM

    segun estudios científicos alcanzar un orgasmo, en promedio, a hombre normal le lleva entre sieta a trece minutos, mientras la mujer puede tenerlo con la simple penetración, mas otros más durante los siete a trece que le lleva al macho que resulta muy lento en comparación.
    como que hay confusión entre el coito y las fantasías que llevan a lo primero porque una atrancazon en la roosvelt podría ser suficiente para hacer sexo oral o anal de la conductora debajo del conductor y tomando el volante en su lugar y aprovechando los vidrios polarizados. en lugar de maldecir, bendecirán los atrancamientos y sería muy original, pero recurrir a la pornografía o fantasías tontas de "hacerlo" en la cocina es que ha tenido una vida muy reprimida porque en el noviazgo se ha probado hasta debajo de las piedras

    ¡Ay no!

    2

    ¡Nítido!

    Mario Monterroso /

    08/08/2016 11:49 AM

    Demasiada recionalización/justificación del asunto. Empezando por la utilización de los estereotipos clásicos que se confunden con erotismo: películas porno, moteles, comidas en apariencia exóticas y eróticas. Lo único coherente es lo dicho en un inicio: habla demasiado.

    ¡Ay no!

    3

    ¡Nítido!

    José López /

    06/08/2016 7:39 AM

    La Mara crítica lo que no entiende o peor aún, lo que no espera encontrar: una columna de confesiones pornograficas que detenle guarradas potenciales de una mujer que se autocalifica como "reprimida". Pienso que para escribir sobre su propia intimidad, sabiendo que tanto ella como su pareja, para quienes sabemos quiénes son, requiere muchísimo valentía exponer esta clase de confesiones. Creo que el valor intrínseco de la columna está, a mí particular parecer y entender, en su habilidad y frescura narrativa. Sin ser corriente o soez en el lenguaje ni caer en la extremada vulgaridad, esta columna demuestra que hay una escritora con verdadero talento literario.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Maria /

    06/08/2016 7:03 AM

    Solo quiero aclarar que los hongos no todos viven de estiercol. Los hongos se alimentan de materia organica muerta. Ademas, los hongos que son mejores para cocinar son muy dificiles de encontrar y reconocer porque generalmente necesitan de condiciones muy especificas para desarrollarse. El entendimiento popular sobre los hongos como algo sucio provoca que sea dificil aceptar practicas que los utilizan como fuente de alimento y curacion.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

      Marlon /

      06/08/2016 10:04 AM

      Como que alguien acaba de comer hongos alucinógenos!

      ¡Ay no!

      ¡Nítido!

    Maria /

    06/08/2016 7:02 AM

    Solo quiero aclarar que los hongos no todos viven de estiercol. Los hongos se alimentan de materia organica muerta. Ademas, los hongos que son mejores para cocinar son muy dificiles de encontrar y reconocer porque generalmente necesitan de condiciones muy especificas para desarrollarse. El entendimiento popular sobre los hongos como algo sucio provoca

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Daniel Lopez /

    05/08/2016 5:16 PM

    No aporta nada, textos existenciales para llegar y justificar un tiempo, sin aportar a la vida del que leyó

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Marcia Nar /

    05/08/2016 3:49 PM

    Demasiadas palabras que parecen mas queja de experimentar a un verdadero placer.
    Puedes mejorar!.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Marlon Suarez /

    05/08/2016 1:53 PM

    Mucho palabrerío para medio hablar del tema en el penúltimo párrafo. Bla, bla, bla, bla.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Ricardo /

    05/08/2016 1:45 PM

    Recomendación: procure no usar perfume si va a usar alimentos, los olores afectan la percepción de los sabores y tener un olor extraño (por muy rico que pueda ser) puede hacer de la experiencia algo desagradable

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    El Gnomo /

    05/08/2016 12:41 PM

    Muy buen artículo, como siempre. Reitero que esta mujer es el prototipo de compañera de vida.

    Sólo una crítica a su desacertada percepción de los moteles:

    "Hemos visitado moteles, sin meternos a la tina, por supuesto...".

    Muchas veces las instalaciones de los moteles, inclusive los baños, son más limpias que las de los hoteles. Es precisamente la función que se les da -de ser mataderos- lo que provoca que se haga un especial esfuerzo en mantenerlos pulcros. Con mi razonable experiencia, puedo decir sin temor a dudas que he ido a más hoteles malolientes que a moteles que no estén impecables.

    ¡Ay no!

    1

    ¡Nítido!



Secciones