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“Voy a ser la primera mujer sorda graduada de la Facultad de Arquitectura”

Desde que nació, Kenia Lara no habla ni oye. Pero se hace escuchar. Tiene 24 años, es estudiante universitaria y representante estudiantil. En pocos años, asegura, se convertirá en la primera mujer sorda en graduarse de la Facultad de Arquitectura. Tiene un mantra personal: “Mi discapacidad no es mi límite”.

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Kenia Lara.

Ilustración: Diego Orellana Xocop

—Mi nombre es Kenia Carolina Lara. Tengo 24 años. Nací en la Ciudad de Guatemala el 14 de septiembre de 1995. Nací sorda pero soy una persona normal en derechos y oportunidades.

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Es Nicté Lara la que habla. Se capacitó para entender el lenguaje de señas y actualmente es la intérprete de su hermana Kenia.

Cuando Kenia tenía 2 años, un médico descubrió por qué nunca reaccionaba a la voz de su mamá, ni a los sonidos de su entorno, ni a la música.

—A mis papás les tomó un tiempo asimilar que yo era una persona sorda, que había nacido sin hablar ni escuchar—, cuenta Kenia, con sus manos, con sus expresiones faciales.

A pesar de esa discapacidad, ni su familia, ni ella misma consideraron la idea de negarle las mismas oportunidades que al resto de niños. Kenia estudió, aprendió lo necesario para ser una persona independiente y llegar a la universidad. A pesar de eso, muchas puertas empezaron a cerrarse para ella.

Los párvulos, el kinder, la preparatoria y la primaria los estudió en un colegio especializado para personas sordas. Recibió una atención especial, aprendió a leer, a escribir. Los básicos y el diversificado los cursó en un colegio con personas oyentes, con ayuda de un intérprete que era pagado con aportes de varios estudiantes en la misma condición que ella.

—Tuve que estudiar bachillerato en computación aunque no me gustaba, pero era la única carrera en la que podía tener un intérprete—, relata.

Aún así, terminó el bachillerato y estaba convencida de inscribirse en la universidad para obtener un título profesional.

 

Nicté Lara (derecha) se inscribió a la misma carrera de su hermana para ser su intérprete. Foto: Carlos Sebastián

Nicté Lara (derecha) se inscribió a la misma carrera de su hermana para ser su intérprete. Foto: Carlos Sebastián

“No somos bienvenidas en la universidad”

Kenia y dos compañeros sordos llegaron a la Universidad de San Carlos con la idea de estudiar Publicidad. Superaron las pruebas de admisión pero al llegar a las aulas, encontraron un muro difícil de saltar: un espacio sin recursos, ni conocimientos para facilitar la educación a personas con discapacidades.

—Ni los compañeros, ni los docentes nos tomaban en cuenta, nos hacían a un lado—, recuerda.

Con catedráticos que no estaban sensibilizados ni capacitados para atender a estudiantes con discapacidades y con compañeros de aula que no les brindaban ninguna ayuda.

El 2016 fue un año difícil para Kenia. Al siguiente decidió cambiar de carrera y mudarse a una facultad en la que tuviera más atención.

Alguien le contó que había un estudiante sordo que estaba en el séptimo ciclo. Si él podía, ¿por qué ella no?.

—Eso me motivó. El último día de inscripción me metí a la carrera de Diseño Gráfico. Estudiaba de 7 de la mañana a 1 de la tarde, de lunes a viernes—, recuerda Kenia.

Sin embargo, la Facultad de Arquitectura, al igual que la Escuela de Ciencias de la Comunicación, no contaba con personal que cumpliera la función de intérprete durante todas las clases. Ni Kenia, ni su familia tenían la capacidad de pagar ese servicio. Entonces Nicté, su hermana, se ofreció a ser su intérprete. Un año más tarde, se matriculó a la misma carrera. Ella tiene 27 años.

Sin la ayuda de Nicté, Kenia no podría desenvolverse en las aulas, entender las lecciones de los catedráticos, ni relacionarse con el resto de compañeros.

—Me he sentido mal porque mi hermana debe interpretar jornadas muy largas y para ella es cansado. A la universidad le he exigido un intérprete pero no ha sido escuchada mi petición.

—¿Te has sentido bien recibida en la universidad?
—No, no somos bienvenidos, nunca somos recibidas de la mejor forma, con sensibilidad. Ni siquiera saben (las autoridades) cuántas personas con discapacidad hay en la U. En orientación estudiantil no recibimos ningún apoyo. En general, la U ni siquiera tiene los acceso adecuados para otro tipo de discapacidades.

 

Kenia Lara, en una de las aulas de la Facultad de Arquitectura de la USAC. Foto: Carlos Sebastián

Kenia Lara, en una de las aulas de la Facultad de Arquitectura de la USAC. Foto: Carlos Sebastián

La búsqueda de más y mejores oportunidades

—¿A qué se enfrentan las mujeres guatemaltecas con discapacidades?
—A que nadie nos ofrezca un trabajo digno. Nos sobreprotegen y alguien más decide por nosotras. Nos obligan a obedecer y no nos dejan empoderarnos. Nos niegan el derecho a una atención adecuada en centros de salud, en escuelas.

Algunas mujeres con discapacidad viven aisladas, ignoradas, viven como secuestradas, encerradas.

A los hijos oyentes les dan libertades, mientras a las niñas sordas las encierran porque “pobrecitas”, no les enseñan a sobrevivir. Tener una discapacidad nos pone en riesgo de tener menos oportunidades, menos desarrollo.

***

En su paso por la universidad entendió que la participación política se puede ejercer desde la vida estudiantil y que es un camino para luchar por los derechos de ella y otras personas y especialmente mujeres con su discapacidad.

A finales de 2018 se integró a la Asociación de Estudiantes con Discapacidad. En 2019 participó en la toma de las instalaciones de la universidad y en los diálogos ante el Consejo Superior Universitario para presentar exigencias estudiantiles a las autoridades. En ese mismo año participó como candidata en una de las planillas para la Asociación de Estudiantes Universitarios.

—Me he empoderado, he entendido que tenemos derechos y que debemos ser escuchados. Que tengo derecho a exigirle a la universidad un intérprete. Es una necesidad mía y también de otros compañeros sordos. Y no pienso solo en mí, sino en personas de talla pequeña, con discapacidad visual y con otro tipo de limitaciones—, añade.

Cuando llegó a la Universidad, Kenia se recuerda como una persona insegura, aislada, con baja autoestima.

—Las personas siempre nos aíslan, a mí eso me dañaba mucho, lloraba mucho—, dice.

Pero encontrar personas como ella, organizadas dentro de la universidad fue un impulso para involucrarse, asumir un rol de defensa de sus derechos y de los de sus compañeros.

 

Las hermanas Lara se ayudan entre sí para conseguir la meta de Kenia. Foto: Carlos Sebastián

Las hermanas Lara se ayudan entre sí para conseguir la meta de Kenia. Foto: Carlos Sebastián

Hace 4 años, permanecer en la universidad parecía una lucha imposible. Pero hoy Kenia está a dos años de terminar la licenciatura en Diseño Gráfico.

—Y sí, he llegado al séptimo semestre pero he tenido muchas luchas. Son 4 años de mucho esfuerzo y mucho trabajo.

El Consejo Nacional para la Atención de las Personas con Discapacidad (CONADI) estima que en todo el país hay 1.6 millones de personas con alguna discapacidad. Un porcentaje muy bajo accede a oportunidades laborales o educativas. No hay estadísticas sobre esa brecha.

Kenia tiene una lista de propósitos. Una de ellas es graduarse en Diseño Gráfico. Está convencida.

—Voy a ser la primera mujer sorda que logra graduarse de esta facultad—, promete.

—¿Qué te motiva a lograrlo?
—Las clases no han sido fáciles pero no me rindo. No tengo límites. Yo lucho no solo por mí, sino por todas las mujeres como yo, porque sé que puedo inspirar y empoderar. No creo que la discapacidad sea mi límite. Eso no.

Algún día también quiero formar un centro educativo para personas con discapacidad auditiva. Esa es mi motivación.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    R García. /

    05/03/2020 11:46 AM

    Animo Kenia! yo me gradue de esa facultad y aún sin tener discapacidades propias, se que mi alma mater suele ser frustrante, aunque repleta de gente muy buena tambien.
    Además mi padre ha sido sordo la mayor parte de su vida y se desempeño muchos años, como todo un profesional del derecho y tampoco ha sido facil para el.
    Adelante Kenia!

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Claudia /

    05/03/2020 8:15 AM

    Me parece importante visibilizar el esfuerzo que muchas mujeres hacemos para desarrollarnos y contribuir a mejorar nuestro país. En la Facultad de Derecho, Usac, hay una precandidata a la decanatura: Astrid Lemus, quien está posicionándose para ser la primera mujer que ejerza ese cargo, después de tres siglos de historia facultativa. Un esfuerzo que está teniendo que librar en una facultad sumamente conservadora.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Pamela /

    04/03/2020 6:24 PM

    Quiero felicitar a Kimberly López, sobre su reportaje de Kenia Lara, esos reportajes hacen conciencia a la población, para el respeto e inclusión de las personas con discapacidad, para darles un trato digno.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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