En tiempos de pandemia, la atención a enfermedades como las de Sofía han sido relegadas a un segundo plano en los hospitales públicos. En lo que va del mes, hasta el 11 de junio, la PDH ha recibido 10 denuncias por desabastecimiento de medicamentos para enfermedades comunes, no relacionadas con el coronavirus. El COVID-19 acaparó la atención, el espacio y el presupuesto a todas las otras enfermedades crónicas que siempre han existido en el país.
Sofía y su larga espera
Sofía Cambara tiene 23 años de edad y por el COVID-19 ha tenido que quedarse internada sola, sin visitas y sin días para recibir visitas de su familia en el Hospital General San Juan de Dios. Ya una vez Sofía había librado la enfermedad pero su victoria duró apenas unas semanas. En abril de este año la enfermedad, Linfoma de Hodgkin con Esclerosis Nodular, uno de los más agresivos de su tipo, regresó a su cuerpo.
Desde hace dos meses le avisaron que necesitaban un medicamento llamado Keytruda, un anticuerpo monoclonal, para sus quimioterapias. Hasta el momento el hospital no ha comprado el medicamento que le es urgente. “La vida de mi hija está ligada a esa medicina” dicen los padres de Sofía quienes han enviado cartas al Director del Hospital San Juan de Dios para que abra una oferta en Guatecompras y puedan adquirir el medicamento. Actualmente lleva su tercer quimioterapia y el medicamento no parece llegar.
Claudia Morales, madre de Sofía, dice que esta vez no pueden comprar el medicamento. Cuesta Q43 mil y la última vez tuvieron que pedir préstamos para comprar la medicina en México. Con el cierre de las fronteras y sin más dinero o capacidad de endeudamiento,el problema va cuesta arriba. Una carta presentada a la Procuraduría de los Derechos Humanos tampoco ha servido.
“Ahora solo le ponen atención al coronavirus y todas las compras van enfocadas a esa enfermedad”, dice Morales con una voz que suena entre la tristeza y la desesperación.
Aunque el caso de Sofía es extremo y solamente se presenta en el 1% de los casos de cáncer, también hay otros pacientes oncológicos, renales y con enfermedades crónicas en el país que han sido olvidados a causa de la pandemia.
El San Juan de Dios y los pacientes con cáncer
René* es un residente que ha rotado en el área oncológica del San Juan de Dios. Cuenta, desde el anonimato, cómo es trabajar con pacientes vulnerables en un ambiente altamente peligroso para el contagio de COVID-19.
“A pesar que el gobierno intenta tapar el sol con un dedo y decir que en San Juan de Dios hay camas para atención de pacientes, es un planteamiento engañoso”, dice mientras explica que las 200 camas libres sí existen pero a costa de “200 pacientes que necesitan atención primaria de urgencia, no asociada a COVID-19, que quedaron sin atención”.
Apunta que para lograr esta disponibilidad de la que habla el MSPAS fue necesario “desplazar a los pacientes con enfermedad común para que no reciban tratamiento médico dentro del hospital”. A raíz de esto todas las consultas externas fueron cerradas y solo los pacientes con cáncer pueden seguir siendo atendidos en el lugar. “Sin embargo no existe el espacio físico para atenderlos, porque ese espacio está ocupado por casos con COVID-19”, lamenta.
Tener a pacientes de alto riesgo en el mismo edificio que pacientes con el virus solamente aumentará la mortalidad de los casos oncológicos.
El retraso en la compra de medicamentos, apunta el salubrista, se debe a varios factores: aduanas cerradas por el COVID-19, precios de tratamientos oncológicos caros, bajo presupuesto para esta área del hospital y un retraso en tratamientos médicos del cáncer en el país.
La UNOP y el INCAN sin presupuesto
El gobierno ahoga las posibilidades de acceso a la Salud a las personas con enfermedades crónicas, porque las organizaciones que facilitan el acceso de estos tratamientos a los pacientes, como la Unidad Nacional de Atención del Enfermo Renal Crónico (UNAERC), el Instituto Nacional de Cancerología (INCAN), la Unidad Nacional de Oncología Pediátrica (UNOP), la Unidad de Cirugía Cardiovascular (UNICAR) y la Unidad Nacional de Oftalmología (UNO);no han recibido los fondos destinados para su funcionamiento.
Hace una semana la bancada Semilla citó al Congreso a los representantes de cada institución quienes aseguraron tener problemas en el funcionamiento por falta de fondos. Un ejemplo de ello es que a finales de mes, 123 trabajadores del personal médico fueron despedidos por falta de fondos en el UNOP y una de las tres sedes fue cerrada por completo.
Además de no incrementar el presupuesto a estas instituciones, el Ministerio de Salud ha tenido retrasos en desembolsar el dinero. Durante la citación Víctor Lopez, director de la UNOP, aseguró “que cada paciente que nosotros no tengamos capacidad de atender, muy probablemente tiene una condena de muerte”
Vicky Falla, directora del INCAN, aseguró que los medicamentos para el tratamiento contra el cáncer son muy costosos y que por falta de los fondos, no han comprado algunos de ellos. Apuntó que el tratamiento de cada paciente puede costar alrededor de Q75 mil y en el lugar atienden a aproximadamente 24 mil personas al año.
Vean y compartan video, por favor.
Miles de pacientes con cáncer, enfermedad renal o del corazón podrían quedarse sin atención, pues @MinSaludGuate no ha dado aportes completos a organizaciones.
Esto no es COVID-19, pero incumplimiento podría provocar más muertes que pandemia. pic.twitter.com/aXYTHlCMgt
— Lucre Hernández Mack (@hernandezmack) June 9, 2020
El gobierno le da la espalda a los pacientes más vulnerables
Zulma Calderón, de la Procuraduría de los Derechos Humanos, dice que denuncias como las de Sofía han llegado con más frecuencia durante la pandemia. En lo que va del mes, hasta el 11 de junio, han recibido 10 denuncias por retrasos en la disponibilidad de tratamientos, es prácticamente una por día. Apunta que es preocupante porque son pacientes que son doblemente vulnerables: por una enfermedad crónica y por el COVID-19.
A la PDH le preocupa que “con la visibilización del coronavirus, los hospitales están tomando más espacios físicos y personal, mientras nadie responde de qué forma se van a seguir atendiendo el resto de enfermedades”.
Calderón apunta que sugirieron que si los hospitales nacionales van a atender casos de coronavirus, entonces, se remitan los pacientes oncológicos, renales y crónicos al Hospital Militar.
La familia Cambara Morales tienen miedo que el Estado nunca llegue a comprar la medicina que necesita su hija para sus quimioterapias. Ven posible que incluso compren tan solo una parte del medicamento. Ningún concurso para la compra de este ha sido subido a Guatecompras.
Ahora ellos, con una amiga de Sofía, buscan recaudar fondos para comprar la medicina que necesita. Han creado una página en Facebook llamada “Un respiro para Sofi”, para recaudar fondos para la compra de una parte del tratamiento. En total Sofía necesita por lo menos 12 frascos de medicamento, en el que se usan tres por cada aplicación.
El valor de cada uno de estos frascos es de Q43 mil y necesitan comprar 3 cada 21 días, un gasto de Q129 mil mensuales.
Mientra la voz de Claudia Morales suena agotada, la voz del Presidente Alejandro Giammattei asegura que se podrá enfrentar la crisis sin ningún problema. La falta de medicamento de Sofía y de cientos de personas más contradicen al presidente quien ha olvidado a los paciente crónicos, renales u oncológicos.
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Pueden ayudar a Sofía y a su familia depositando a las siguientes cuentas:
Banco Industrial: Claudia Patricia Morales Molina 1980226607 (cuenta monetaria)
Banco Banrural: Claudia Patricia Morales Molina 3404054956 (cuenta monetaria)
RONALDO CARIAS /
Que linda eres Sofia, a pesar de la vicisitud que atraviesas tienes una sonrisa que ilumina el universo, con esa actitud estoy seguro que saldrás adelante, ¡Animo Sofi!
Rodolfo Fernández /
Un llamado muy consciente señorita Solano, ojalá se resuelva pronto la situación de Sofía Cámbara. Parece ser que la pandemia se convirtió en cortina de humo para muchas irresponsabilidades.
Dominga Chub /
El presupuesto debe adecuarse a las necesidades del pueblo, el Gobierno hizo uso de su poder para servir a los mas mezquinos intereses, prestó miles de millones los cuales supuestamente eran para palear los efectos de la pandemia, sin embargo el congreso distribuyo en el decreto 12-2020 art 13, de tal manera, incluso legalmente, que este dinero fuera para ellos y otros funcionarios publicos, los pocos insumos que han dado son de pesima calidad, sobrevalorados y comprados a sus amigos o a ellos mismos, creo que éstos hechos deben configurarse ya no como corrupción sino como genocidio, ya que ha sido un acto planificado. Me consterna me abruma el sufrir de tant@s guatemaltecos inocentes víctimas de estos criminales.
Maria /
Me hace sentir muy triste la situación de sofia pero asi como ella habran muchas personas muriendo por culpa del cancer que pena que el gobierno no haga nada para colaborar con estas personas