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¿Cuánto tiempo más, señor presidente?

Luego de la captura de Roxana Baldetti y el jolgorio de la manifestación frente a la Casa Presidencial, me reuní con unos amigos. Uno de ellos, Carlos, expresó admiración por Alexis Tsipras de Grecia, porque ofreció su renuncia al no poder llegar a un acuerdo aceptable entre la Troika y el gobierno griego. ¿Hay algo romántico en ver que un político renuncie por fallar a sus promesas?

Opinión P369
Esta es una opinión

Foto: Carlos Sebastián

Tsipras hizo algo que yo no había visto y creo que por eso, va a ser recordado positivamente. Otto Pérez Molina acaba de hacer lo contrario: incumplió promesas electorales durante cuatro años, se le acusó con pruebas fundamentadas de liderar una estructura de saqueo en las aduanas del país, desatendió cuatro meses de protestas y prefirió desafiar a la ciudadanía en un mensaje pre grabado de pésima calidad.

El Presidente dirigió la noche del domingo su mensaje donde intentó librarse de la responsabilidad de las acusaciones hechas, reiteró su inocencia y creencia en el debido proceso que las leyes le conceden. Evidentemente, se apoyará en sus bancadas fieles (Patriota y Líder) para que no conozcan el antejuicio en su contra, o bien, impidan que este prospere.

Visto de una manera fría, su única opción es no renunciar pues mientras siga como Presidente, tendrá inmunidad. Y después, ¿qué? Quizás él cree que goza de inmunidad cuando se integre al Parlacen. Pues no; según la Corte de Constitucional, en los expedientes 12-2004 y 213-2004, al declararse inconstitucional la literal a) del artículo 27 del Tratado Constitutivo del Parlacen, retira las inmunidades para los diputados guatemaltecos del mismo, incluido al Presidente.

Tampoco resulta prudente, si Otto Pérez quiere terminar su mandato, echarse encima al sector privado organizado, el más poderoso del país, con un discurso que busca desviar la atención hacia su responsabilidad en el caso de La Línea.  Cito al presidente: “No hay una línea, son dos, y hasta ahora ha aparecido la que recibe, pero no la que paga, sin duda enraizada en el sector empresarial y que espero pronto aparezca en toda su magnitud”. Tiene toda la razón: el clavo es que es un sujeto sin legitimidad alguna para hacer estos señalamientos, menos si tomamos en cuenta que, en la audiencia de primera declaración de Roxana Baldetti, surgieron escuchas que lo incriminan como traficante de influencias en la SAT.  Pocos réditos le traerá ser tan descarado y burdo.

Y por último, resulta hasta risible que un Presidente que solo cuenta con el apoyo de la Coordinadora Nacional Indígena y Campesina (Conic) y de los sindicatos magisteriales y de salud, hable de una “Guatemala profunda” y busque la confrontación entre el área rural y la capital. Las organizaciones indígenas y campesinas con mayor poder de convocatoria, como el Comité de Unidad Campesina (CUC), los 48 cantones de Totonicapán y la comunidad de La Puya, se han pronunciado a favor de la renuncia de Pérez Molina. ¡Qué irresponsabilidad y desesperación la suya al intentar buscar una confrontación abierta!

Otto Pérez Molina acaba de mostrarnos por qué resultó siendo el presidente más odiado y polarizante de la era democrática. Nunca, pero ni Portillo cuando admitió haber robado, hubo una figura política tan descarada, tan osada en desafiar a la incipiente ciudadanía. Nunca hubo alguien que demostrara tal falta de carácter (una contradicción bárbara si volvemos a ver sus anuncios de campaña de 2007 y 2011). Sólo reafirmó su necedad y deshonra al aferrarse a su única opción: depender de Líder para que bloqueen su antejuicio y su fútil espera de cuatro meses más para entrar al Parlacen, que, insisto, no le traerá rédito alguno.

Si los ciudadanos continuamos fiscalizando como lo hemos hecho hasta ahora, no volveremos a ver a alguien con tal falta de tacto político, de prudencia, y de lo que es peor, de decencia. Yo espero que, antes o después de estas elecciones, generemos las condiciones necesarias para que la política guatemalteca ya no premie al que tiene más plata, al que busque devolverle la inversión a sus financistas, o al que es más descarado.

Disculpen mi ingenuidad, pero yo quiero que tengamos un sistema que premie a líderes, que lleguen a gobernar con la idea de servir a la gente, y no de servirse a sí mismos. Lo que quiero es algo tan básico, propio de democracias maduras, que en otros lugares hasta se burlarían por estas exigencias. Pero es de lo que nuestra democracia carece.

Si se aprueban reformas propuestas por la Plataforma Nacional para la Reforma del Estado, incluso las que están en discusión ahorita, una versión descafeinada de las propuestas por el Tribunal Supremo Electoral, se podría vislumbrar un sistema político que permita los consensos para llegar a transformaciones más profundas.

Pero bueno. Ojalá aprendamos. Espero nunca más ver a alguien que detente el poder del Estado tan descarado, tan irrespetuoso, tan vil y cínico, como Otto Pérez Molina.

 

 

Martín Berganza D.
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Nacido en el 93. Estudiante de cuarto año de Derecho, muy a su pesar. Mantiene una relación amor-odio con su país, siempre con una intensa curiosidad y deseo de entenderlo. Adora la literatura y la historia. Intenta aprender a vivir. @MB1193.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    carrillorodas@icloud.com
    Diego Carrillo /
    27/08/2015 5:50 PM

    Puse waze, y analice mi día. Hice un par de cosas en la mañana, luego Banco Industrial cerrado, sastre cerrado, delica cerrado, novex cerrado me mataba de risa......gracias OPM LOGRASTE TENER TU FERIADO TAN IMPORTANTE COMO NAVIDAD Y AÑO NUEVO CASI CASI......JAJAJ GENIO.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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