Voodoo Magic irrumpe en la escena a tan solo dos años de haberse formado. Hubo intentos anteriores de dos de sus integrantes que se conocen desde la primaria, el guitarrista Hermann Bernard y el cantante y bajista Rafael Fernández. Ahora el grupo, completado por el batería Esteban García, presenta su nuevo y disco debut que firma con su nombre, que contiene nueve composiciones llenas de hard rock con elementos retros pero también contemporáneos y novedosos.

Voodoo Magic, la banda
Ahora, estos chicos egresados del Valle Verde cumplen su deseo de entregar un material de diferentes tempos, de matices, de sonido duro a relativamente suave, digamos, son canciones más expresivas, interpretadas en inglés y español. Fernández, el autor de las canciones, explica que el idioma responde más bien al pulso que late en el momento de concebir la canción y se centran en reflexión, temas lúdicos y en amor de pareja.
Desde su apertura, con la canción que le da título a la placa y casi una declaración de principios, uno sabe cuál será su paleta sonora a partir de entonces, incluida la inesperada intervención de un bajo con slap. Es decir, acá hay rock pero también funk, pizcas pequeñas de blues y libertad del garage rock. Hay matices, hay arrojo, hay ímpetu, hay desarrollos con fuerza e ingenio, hay volumen y todo eso se agradece como en otros temas, Her majestic, Nothing wrong o Devil ride porque es algo que escasea en el rock nacional.
Estos chicos admiten tener influencias de Jack White, Black Sabbath e igualmente se sienten inspirados en el trabajo de bandas como Greta van Fleet. Da la impresión que estos millenials (no sobrepasan los 23 años de edad) por una u otra razón terminaron escuchando a las glorias del rock setentero, por mencionar algunos como Ten Years After, Mountain, Deep Purple, Led Zeppelin o Grand Funk Railroad y lo mismo los Rolling Stone.
Cuando se sabe eso, se entiende la estética que procuran delinear, con ideas propias y frescas sí, pero siempre con esa, hasta cierto punto, cruda sonoridad de los riffs como de tiempos pretéritos en los que a ratos se cuela la armónica, un coro o un requinteo o una consistente base que evocan a Zeppelin, Creedence Clearwater Revival o Humble Pie.
Las tres canciones en español (Fuego en el baño, Oasis y Emborráchate) llaman la atención. Primero, por la clara voz de Fernández. Segundo porque su estilo abandonado y al mismo tiempo directo para cantar, redondea el nivel del hard rock, a veces con aliento a garage rock, como ocurre en Fuego en baño por cierto con un pronunciado y seco requinteo de guitarra.
Y tercero llama la atención porque en general la banda parece retrotraernos, aunque nos resistamos, a un tiempo de rebeldía desmedida, de chalecos con flecos, de caites, de sicodelia y de alguna que otra gamberrada adolescente. Este debut es muy prometedor porque nos advierte que el rock rock rock aún existe y aún se disfruta.
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