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Piadosas propuestas empresariales y el trágico destino de este pueblo

Vivimos en un país de historia trágica, pausada pero trágica. Desde los crímenes de la guerra de invasión, esclavitud subsiguiente, boletas de vialidad, ley contra la vagancia, “servicio” en las fincas, a las inhumanas masacres militares del siglo pasado y las maras extorsivas. Ahora mismo nos corroe el COVID. Y así podríamos llenar páginas de episodios trágicos. También tenemos episodios épicos: Atanasio Tzul, Motines de Indios, Octubre de 1944, insurrecciones, el dos mil quince. Así vivimos. Así resistimos, luchamos, chupamos, vamos a la feria, escribimos literatura, ganamos premios Nobel, somos inventores, deportistas. En fin, una historia que cabe en una botella, que como lágrima se derrama gota a gota.

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Esta es una opinión

La Marcha por el Agua y por sus Tierras pobladores de Cajola Quetzaltenango recorrieron 260 km durante 11 dias y 4 dias esperando ser atendidos por el presidente-90

Algunos amigos extranjeros, nos suponen pueblo triste, nos juzgan por el acento de los sones, los acordes del tun y la chirimía y los 45 mil desaparecidos en la guerra interna. Cómo lo soportaron se preguntan. Quizá por esos sucesos, suponen, somos dados al jolgorio, buscamos diferir la tristeza, así, entre tragos y sátira dedicamos, algo así, como noventa días del año a preparar la Huelga de Dolores. Tenemos una fe inquebrantable por la feria del pueblo, más que en el santo patrono, y no le fallamos. Pero aún con ello la falta de esperanza es evidente. Es un mal colectivo.

Pequeños grupos de “optimistas buena onda” montan campañas publicitarias, para evitar que nos hundamos en el oscuro pesimismo, en la desesperanza. Les aterra que dejemos de ser productivos. Peor aún, que nos rebelemos.
Para evitarlo -Dios nos guarde- estos reducidos grupos de “optimistas” organizados en cámaras y asociaciones, lanzan estribillos de ánimo: los chapines somos pilas, Guate va pa´delante, amala, todos somos uno, chapines chispudos, cumplidores, no nos rajamos. Pero tercos que somos, no cunde la esperanza. Los “optimistas” absortos, no se explican la causa, hacen conciliábulos, consultan a sus cuates. A Uribe, Aznar, Duque y otros. Acuden a sus archivos, sacan papeles amarillentos con logo gremial, los revisan. Vuelven a analizar y concluyen, tienen la solución: ¡hay que reactivar la economía! Somos geniales -piensan- y sobre aquel eufórico optimismo enumeran problemas y proponen a la desesperanzada sociedad 27 acciones de salida. Acá algunas de estas genialidades:

Salario: hay suficiente y es alto. Tan bien pagado es el trabajo en este país que para ver si renace la esperanza popular los “optimistas” proponen rebajarlo en algunas regiones de la patria. El Salario Mínimo “es muy alto dijo uno de sus dirigentes”, cachorro por cierto. Habrá que reducirlo así se incentiva la inversión nacional y extranjera.

Jornada de trabajo extensa. Creen que trabajamos demasiado y que quizá esa sea una de las causas de la tristeza. Raudos proponen que se trabaje tiempo parcial y se pague idem. Han descubierto que el trabajo de tiempo parcial será en extremo beneficioso, sobre todo para los tristes campesinos, así podrán trabajar dos jornadas parciales, y tener hasta dos patronos diferentes. Toda una ganga al campesino. Además, ya no se le contrataría el domingo, así que puede descansar en paz y sin paga.

La carga impositiva, desmedida e inhumana, especialmente para los grandes contribuyentes, es otra probable causa de desesperanza popular, de esa cuenta, proponen eliminar impuestos, uno que les cae pesado -a los “optimistas”- es el de solidaridad, innecesario. Hasta el nombre es nefasto. Qué es eso de solidaridad. Influencia chavista. Hay que erradicarlo.

La consulta a los pueblos. ¡Eso sí que no! Es un llamado a la división del país, es la balcanización otra vez en la mesa. Si nuestra autoridad es electa y democrática. Basta que alguien ponga el dinero y la decisión del Señor presidente y sus ministros para que el capital opere sin cortapisas. A lo sumo opinión de los honrados y democráticos señores y señoras diputados. Hay que abandonar esas románticas ideas de proteger el ambiente y otros sueños de juventud. Eso del 169 de la OIT se aprobó, por el populismo de Paco Reyes y Alfonso Portillo, instigados por indígenas comunistas.

Así que es tiempo de reglamentar eso de la consulta y reglamentarlo significa para los “optimistas”, que las comunidades indígenas y ladinas se enteren en primicia que han decidido invertir en sus terrenos y tomar sus ríos para regadío o para generar energía. Es decir, anunciarles que llegó el desarrollo y que tendrán trabajo de peones o guachimanes en la empresa y mucho empleo indirecto: sus mujeres podrán vender atol de elote, tostadas, aguacates y tortillas a nuestros trabajadores. Responsabilidad social para los entendidos.

Crédito Fiscal. Hasta preso puede ir a parar nuestro querido Filipao Alejos, por andar haciéndonos el favor de acelerar la devolución del crédito fiscal. Como se sabe este solo se devuelve a los “optimistas”, a las cooperativas y asociaciones campesinas nanay. Ese truquito lo inventamos nosotros, por nosotros y para nosotros. Así, que si el gobierno no tiene “nuestro dinero”, porque se lo gastó indebidamente, que vaya a cualquiera de nuestros bancos y con gusto le prestamos pisto a módicos intereses, para que nos devuelva lo que nos pertenece, lo cual seguramente redundará en esperanza y alegría popular.

El crédito fiscal como se sabe es un invento que los exportadores con apoyo de abogados, auditores, colegas en el gobierno carnearon y es ley. Así, que para reactivar la economía popular y devolver la esperanza al pueblo, les instamos a que nos lo devuelvan rápido y sin mal modo.

Los trámites burocráticos son otro efecto negativo para la salud mental de los chapines, así que en un acto de magnanimidad popular, proponen los “optimistas” crear una ventanilla única para trámites empresariales, pago de los onerosos impuestos y así ahorrar tiempo y esfuerzo. Esta ventanilla única para grandes contribuyentes sería un verdadero éxito para los “optimistas”, que siempre andamos presurosos. Dejaremos las colas y los largos trámites para los populares, ni modo tienen más tiempo y hasta les sirve de distracción familiar.

Además, dejar sin tramitología a los pobres, vedaría el empleo a una cantidad grande de tramitadores, eficientes y efectivos que se ganan la vida, con sus exquisitas formas merolicas de resolver problemas burocráticos.
Infraestructura Pública. Fuera el ineficiente Estado. Abolir la ejecución de infraestructura pública por el Estado y su gobierno corrupto e ineficiente. Eso debe quedar para los emprendedores. Tenemos técnica, maquinaria -y maña- para hacer carreteras, estadios, hospitales, cualquier obra pública, estamos especialmente dispuestos a construir, administrar y cobrar peaje en carreteras, la abnegación es tal que lo haremos por treinta años prorrogables. Queremos dejar asegurado el chance a nuestros nietos, como lo hace cualquier abuelo.

Agilizar el trámite de pago por obra pública. Este es un asunto toral en la propuesta de veintisiete puntos promovida por los “optimistas” y compartida por la mafia que controla la obra pública desde el Estado, que paguen rápido y cash, sin andar con trámites absurdos, como eso de evaluar la calidad de la obra antes de su recepción por el gobierno. Si bien este trámite no se cumple a cabalidad, quita tiempo y genera burocracia. Sobre la supervisión y control de calidad de las obras no se pide nada porque ahuyenta la inversión.

Certeza jurídica. Para que esta funcione, los “optimistas” no lo dicen, pero se infiere de sus recientes proclamas pro justicia, que debe garantizarse la existencia de jueces buena onda, que fallen, siempre, siempre a favor del inversor.

Así, no importa que las sentencias sean ideológicas lo importante es que, como en los tiempos de Lucas García, emitan sentencia en favor de la libre empresa, bastando en caso de duda una sola llamada desde La Cañada.

Como se ve, a los “optimistas” se les pasó por alto, en la reactivación, proponer algo sustantivo sobre educación, salud pública o el desarrollo rural, los empresarios de pequeña escala del campo simplemente no existen, mucho menos los derechos laborales. Todo como el azadón. En el fondo es razonable, si los “optimistas” están bien el resto seremos felices. Con los ingresos de la reactivación a los “optimistas” les dará para un viaje anual a Europa y otro a USA, el resto del tiempo lo dedicarán a Guatemala, pues nuestro futuro les interesa grandemente.

Así que, si me lo preguntan, no veo motivo ni causa real para la oscura visión que tenemos de presente y futuro. Tengo mis intuiciones, más cuando veo el rostro indígena, campesino y popular. Aquí en este país las familias “informales”, trabajan diez horas diarias y de ribete les llamamos informales. El 99% de las familias “informales” son pobres. Ven de cerca la riqueza. Sí, la ven pasar. “Los agricultores” la mayoría informales, venden cada año al mundo -eso dice la estadística oficial- algo así como ocho mil millones de dólares y al hacer la estadística repartición de fin de año a cada familia le toca más o menos seis mil quinientos quetzales año. Entonces ¿por qué tristes, entre tanta riqueza? La conclusión es obvia. Por el puro sabor, ya le agarraron gusto a la tristeza. Pese al enorme sacrificio de los “optimistas” por evitarlo.

Helmer Velásquez
/

Es Abogado y Notario de Profesión. Promotor social de vocación. Con un largo recorrido en trabajos del desarrollo y la defensa de los derechos humanos y la construcción democrática de Guatemala.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Carlos Vallejo Ruiz /

    15/08/2020 8:38 AM

    Desde el momento que la versión oficial expresa "La conquista" en vez de llamarla, como lo que fué, Invasión, desalojo, esclavitud... Y seguimos en lo mismo. Excelente artículo.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Ana Espada /

    14/08/2020 4:31 PM

    Excelente articulo, que se mofa de nuestra cruel realidad provocada por esos que sacan propaganda de responsabilidad social y temitas de canciones pop nacionalistas cantadas por jóvenes ambiciosos de ser grandes en la música, pero que nos quieren hacer sentir que somos todos grandes y que saldremos adelante cuando la realidad es de mierda entera y podredumbre. Claro que saldremos adelante pero los del CACACIF, la CIG. UNAGRO la cámara de la minería, siempre y cuando a ellos se les deje hacer de todo sin obstáculo alguno y de cajón los seguimos manteniendo a ellos y al ejecutivo y legislativo que son sus choleros total con uno BMW o una casita por la salida a El Salvador o un pent house en los Miamis, ya nos dieron el sí en la leyecita que se necesita para seguir esquilmando al pueblo total ese pueblo lleno de indiada, y pobretones ignorantes con darles pan y agua es suficiente, ya aquellos que quieren salirse del guacal les damos lo que siempre hemos hecho por años desde que les quitamos sus tierras nuestros ancestros y los esclavizamos ( ayyyy como añoro la esclavitud era perfecta), pedimos al ejercito que limpien la mierda que para eso los tenemos. Lo que este pueblo malagradecida debiera hacer es rendirnos tributo por todo el desarrollo del país, nosotros los nobles, los de abolengo los que hemos dado tanto sacrificio
    a este país, deberían de adorarnos somos un ejemplo de país del primer mundo, y como tal no podemos perder nuestros sacros y sacrosantos privilegios. La justicia es justicia cuando no se juzga al señorita porque el por nacimiento es incorruptible, los corruptos son esos pelagatos muertos de hambre llamado pueblo, así es como piensan ellos por eso su gran propuesta de reactivación económica, malditos. Pero nosotros tenemos la culpa por esa anomia mental que tenemos eso solo muestra que somos un país muerto en vida.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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