Estuve en un conversatorio con dos colegas y un grupo de personas, y la pregunta que nos hacíamos era: ¿De quién nos enamoramos? Lo simpático, y simbólico, es que parte de la respuesta se enredó en la controversia de la película Fifty shades of Grey. No he visto la película, aunque sí leí los tres libros (me divierte cómo hasta para decir eso hay que dar una explicación, resulta que tenemos que tener una postura ante estos).
Como libro no me pareció la gran cosa, los personajes son básicos y la trama quemadísima: la chica torpe, no muy popular que tropieza con un hombre oscuro, multimillonario, atormentado quien se enamora locamente de ella, pero su amor no se puede consumar por algún secreto oscuro del pasado, etcétera.
En lo que la trama sí se diferencia, en su superficie, de cualquier telenovela mexicana de Thalía, incluso de Betty la fea o de la Cenicienta, es en la cantidad de sexo explícito de tipo sado-masoquista que propone. (Quisiera aclarar, también, desde el punto de vista psicológico, que el sádico no está interesado en que el masoquista disfrute su dolor).
Soy psicóloga y hablar de sexo me es natural, por lo que no me parece gran cosa lo que se plantea en el mentado libro. Lo que sí me parece gran cosa, y me llega a molestar, es la actitud que se ha tomado frente a la película con respecto al cuidado o, ¿por qué no decirlo?, el control de la sexualidad de las mujeres.
Hay varias razones por las que el fenómeno “gris” pegó de la manera como lo hizo, pero no me voy a dedicar a eso en estos momentos. Me parece que si a muchas mujeres les gustó es por algo. Y si es así, y en esto quiero ser enfática, los demás no somos quiénes para decirles que está mal o que son enfermas por ello.
Las películas tienen ese efecto: de fantasía. Lo que nos escandaliza es que las mujeres reconozcan su atracción por lo que algunos llaman pornografía. Esto de que las mujeres desplieguen abiertamente sus fantasías sexuales nos repugna, alarma e inquieta. Lo cierto es que, como con todo, se ha hecho a un precio alto, como cualquier giro en ese sentido.
¿Cómo no podía venir de otra manera? La manifestación de la fantasía tenía tonalidades de sometedor/sometido, lo cual es, cuando poco, riesgoso. Al respecto, la pregunta sería: ¿cuándo no ha sido riesgoso para una mujer explorar (fantasiosa o realmente) su sexualidad? Y cuando lo logra, ¿qué tanto ceden esos roles tradicionales?
Las mujeres harán lo “pornográfico” a su modo, como los hombres lo harán al suyo. La diferencia de género frente al tema es vigente y palpable. Si bien los hombres no van en grandes grupos a ver su pornografía, no compran las entradas en línea para el estreno, no hacen chats de Whatsapp para coordinar la ida al cine, ni se ríen pícaramente cuando lo estén planeando, es porque no necesitan hacerlo de esa manera. Tal vez no tienen la sensación de estar haciendo algo terriblemente malo, ni tienen una controversia abrumadora por el hecho de ver la película, por lo que no lo tienen que enfrentar en grupo.
A todo esto me pregunto: ¿nos escandaliza el contenido de la película o la forma en la que las mujeres la acogieron? Porque ha habido películas de mayor contenido sexual, sólo que no están diseñadas para mujeres. Allí les dejo esa pregunta.
Por mi parte me quedo con la preocupación que los libros son bastante básicos en su estructura, que no hay profundidad en la trama y que hay un importante hecho general: se confunde el sexo con intimidad.
ANONIMO /
[…] punto tratado en el conversatorio fue la pornografía. Ya hablé de un intento de pornografía femenina, ahora me dedicaré a la “crianza” sexual y el desencuentro que se genera entre los hombres a […]
Claudia Castro /
Pablo, a la respuesta te acercaste tú, como bien comentas. Son maneras distintas de fantasear, como dice Lorena: a la niña se le socializa con Disney, al niño con el superhéroe de comic.
Claudia Castro /
Lorena, estoy de acuerdo con que es insulsa y la versión más básica de Disney. La idea que propongo, enfáticamente, es que hay que ser cautas (sobretodo nosotras las mujeres) en no re-victimizarnos las unas a las otras, manipulándonos psicológicamente y descalificando el que haya gustado la película y los libros. Disney y Grey son fantasías, y como tales proyectan arquetipos. Me preocupa mucho que tengamos que degradar el gusto y la elección de la película de las mujeres porque "no saben qué están viendo". No sería esto un modo más de gobernar a las "tontas" que no saben lo que quieren?
En cuanto a lo que dices de la lectura, he allí otro punto interesante: fue película mas que los libros los que generaron esta controversia. Lo cual prueba que no se lee tanto como se ve pasivamente.
Lorena Quezada /
Me parece, Claudia, que el escándalo de la película no son las escenas sexuales que a mí me resultaron insulsas. Lo que me indignó fue la manipulación psicológica entre el Grey y la tal Ana que al final son los arquetipos de lo masculino-femenino pero en negro. La trama es una versión Disney de los millones de casos de relaciones entre mujeres y hombres (quitando, claro, la fantasiosa idea de lo guapo y millonario) donde la subordinación es el pan de cada día. Una trama tan estúpida y vacía como todas las historias de amor que nos venden desde niñas. Para fantasear como los hombres, nos hacen falta que desde jóvenes veamos películas eróticas y leamos libros que nos liberen de tantos tabúes.
José /
Buen punto
Erika /
Me encanta leerte, siempre MUY atinada.
Jose Byron Gonzalez /
CABAL!!
Pablo González /
Me parece muy atinada la columna y yo tengo una pregunta, que en su condición de psicóloga y habiendo leído los libros, talvez me pueda responder. Yo traté de leer el primer libro, hace bastante tiempo, para tratar de entender la histeria que generaba. No quise terminarlo porque me pareció demasiado traillado y malo. Fui a ver la película pues a mi esposa le gustaron mucho los libros y quería verla con ella.
La pregunta que me surge, y seguro puede estar basada en mi condición de hombre y todo lo machista consciente o inconsciente que esto represente, es si ¿el gusto de las mujeres por la película/libros radica en la parte sexual o si es en lo mismo que los hace (a mi parecer) aburridos, la clásica historia del hombre guapo, millonario y superpoderoso que la mujer hace que cambie, por amor, a como ella quiere que éste sea?
Su columna me da un poco la respuesta pues no había pensado que el contenido sexual de la película/libro no es realmente tan escandaloso pero está dirigido a las mujeres y es mainstream y esa es la diferencia.