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Cinco mitos que sostienen la discriminación homosexual

Me inquieta lo mucho que discriminamos lo distinto. Fui una niña extraña, una “recha”, dirían los patojos. Discriminar a alguien o algo no era una opción para mí. Ahora, a mis 40 años, lo veo como una ventaja. Puedo ser empática.

Cotidianidad homosexualidad mito Opinión orientación sexual P258
Esta es una opinión

Flickr. Mariel A. M.

Afrontar la tarea de criar a otro ser humano, me ha generado la ilusión de que ella sea capaz de entender que no somos iguales como personas, pero sí muy parecidos (o semejantes, si se quiere). A lo largo de la vida he aprendido que la naturaleza humana tiende a igualar distinto con malo. Por eso, le enseño a mi hija que “diferente es diferente, ni bueno ni malo”.

La semana pasada atendí a un hombre de 35 años, triste, lloroso, cansado. “Terminé con mi pareja”, me dijo, “soy homosexual, espero no te importe”. Soy psicóloga y estoy preparada para atender corazones partidos, pero cuando alguien se siente obligado a disculparse por su orientación sexual, con su terapeuta, me mortifica.

Sobre el estado de ánimo del paciente, puedo decir que el corazón se rompe y duele igual sea cual fuere el destino de su afecto. Con respecto, y con respeto a la disculpa, quiero compartir los mitos que he encontrado, desde mi experiencia clínica, alrededor de la discriminación a la homosexualidad:

1. Una de las cosas que choca a las demás personas con respecto a la orientación sexual es la imagen del acto sexual que implica. Es como que si yo dijera a alguien que estoy casada y esta persona automáticamente me imaginara con mi esposo en la cama, “palenqueando” diría mi hermana.

Cuando las personas reaccionan a la orientación homosexual de otros, parte de lo que les inunda es la literalidad de lo sexual. La elección de pareja incluye lo sexual, pero no lo es todo.

2. La idea está asociada a “perversión sexual” (por el manejo religioso del tema), por lo que al interactuar con personas homosexuales, les sacude un temor difuso de qur estar en riesgo de sufrir ataques sexuales. La homosexualidad y la pedofilia son dos cuestiones muy distintas, por si es necesario aclararlo.

3. Una confusión peculiar se da entre preferir como pareja a hombres y/o mujeres, y querer a todos los hombres y/o mujeres.  Me sorprende cuántas veces al revelar la orientación homosexual, los amigos preguntan: “¿yo te gusto?”, y si la respuesta es negativa preguntan “¿por qué no?”. Es como que si usted le contara a alguien que está saliendo con su pareja y la persona le preguntara: “¿y por qué conmigo no?”.

4. “Claudia, de haber podido no ser gay en Guatemala, te juró que lo habría evitado. Traté durante años”. Me imagino que habrá quienes tuvieron un tránsito fácil y fluido para aceptar su orientación sexual. Pero yo he sido testigo, por mi experiencia clínica, de un trayecto doloroso, vergonzoso y muchas veces humillante, que comienza a partir de los 13 años. Hay una sensación de ser diferentes, trataron de encajar, van a la iglesia (a ser expuestos a prácticas similares a exorcismos), llevan una doble vida, sienten culpa, etcétera. Pareciera que las personas perciben que esto ha sido fácil y que es ofensivo hacia su propio estilo de vida.

5. Los significados sociales con respecto a ser “hueco”, el principal está relacionado a que es cuestión de cobardes. Pero es todo lo contrario. Afrontar la burla social, el lenguaje cotidiano, constante y diario con respecto a que se es hueco es, desde mi perspectiva, de seres humanos valientes y fuertes…

Hay muchos mitos que sostienen lo despectivo de términos como “hueco” en nuestra cotidianidad: la homofobia y su relación con la homosexualidad latente, el matriarcado, las nuevas formas de masculinidad, etcétera.

Este texto es un intento de desmitificar la homosexualidad y sus manifestaciones, para generar respeto por las diferencias: Diferente es diferente, ni bueno ni malo.

 

Claudia Castro Ruiz
/

Orgullosa guatemalteca. Dice mi mamá que soy heredera de hadas y amazonas, y que soy psicóloga porque no he querido ser psíquica. Me fascina la mente humana. Del mundo y su magia, lo que más me interesa es presentárselo amablemente a mi hija.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    ANONIMO /

    15/06/2015 12:33 AM

    […] en otros momentos (Cinco mitos que sostienen la discriminación homosexual), he establecido que más que creer en la igualdad (porque desigualdad existe y en paleta), creo en […]

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Claudia Castro Ruiz /

    11/02/2015 6:29 PM

    Hugo, qué gusto me da saber que tu tránsito haya sido ese. Es lo que le deseo a mis pacientes, y a veces se logra. Cordiales saludos, Claudia

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Hugo /

    11/02/2015 4:34 PM

    Me parece un interesante articulo. Por mi parte supe desde niño que era diferente y nunca me importó. Siempre pensé que si me sacaban de mi casa me dedicaría a trabajar para lograr lo que yo quería. Por supuesto que eso nunca pasó. Mi familia, me acepta, me quiere y me respeta. Estudio, trabajo, tengo pareja, me siento exitoso y nunca he negado lo que soy porque para mi no es nada malo ni vergonsozo.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Claudia Castro Ruiz /

    09/02/2015 7:17 PM

    Hola Lidia, en principio, me refiero a que la discriminación es mucho más profunda de los 5 mitos que propuse. Como ejemplo, me refiero a que hay algo visceral que se juega a tan ferviente repudio. Como psicóloga te puedo decir que las personas que son ardientes a la hora de discriminar muchas veces tienen conflictos inconscientes homosexuales no resueltos.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    lidia /

    09/02/2015 1:28 PM

    ¿Podrías explicar más esto? ¿A qué te refieres?
    "Hay muchos mitos que sostienen lo despectivo de términos como “hueco” en nuestra cotidianidad: la homofobia y su relación con la homosexualidad latente, el matriarcado, las nuevas formas de masculinidad, etcétera."

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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