Cada vez que sale un nuevo concepto comercial, como “La Noria” en la 10 avenida de la zona 14, me pregunto qué opciones gastronómicas tiene. Así que decidí ir a “Origami”, el restaurante de sushi en el segundo nivel que se salva por las entradas. Les cuento por qué.
Lo primero fue un edamame servido con un puré de queso parmesano y ajo asado. La mezca de sabores muy bien lograda y el ajo rostizado en su punto.
Seguido por una entrada caliente, salmón y queso crema en tempura, aderezada con una salsa asiática y decorada con flores comestibles. Aún no séque me gustó más, si la textura o los sabores. Es difícil encontrar un tempura cuya parte externa se magníficamente crocante y la de adentro suave y cremosa, sin estar sobrecocida. Y esta entrada cumplió con ambos requisitos.

Salmón y queso crema en tempura, aderezada con una salsa asiática y decorada con flores comestibles.
Por último, el tiempo de lo frío: una mezcla de sashimis y nigiris bien elaborados, con una presentación atractiva y diferente que me hizo recordar a mi amigo Marco Gavio Apicio cuando se refirió a “comer bien contra comer bonito”.
Estos platos me gustaron, la presentación me pareció genial, el pescado era fresco pero el precio me pareció elevado, y el servicio, malo. Pedí un vaso de agua y el mesero me dijo que solo podía vender una botella. Cuando veo todo en conjunto, digo que no valió la pena. Éramos tres, pagamos Q595 (la factura incluye cuatro cervezas).
Ojalá los propietarios tomen en cuenta esto. Puede ser una opción para salir con amigas o una cita pues el ambiente es agradable. Lo ideal sería una mezcla de comida, espacio y precio.
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