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Cómo aprendí a leer las fases de la luna para saber si llovería

Mi abuela materna murió cuando yo era niño. En consecuencia, mi abuelo viudo se fue a vivir con mi familia a nuestra casa. A él le gustaba observar el cielo. En varias ocasiones, al caer la tarde, bajaba de la terraza a paso lento por las gradas, justo a la hora de la cena. Se sentaba a la mesa y con voz calmada le decía a mi madre: “Hoy la luna no trae agua”.

Cotidianidad achi cuarto creciente fase lunar k´iche´ mayas n246 Opinión P258 predicciones de lluvia
Esta es una opinión

Luna creciente “recta hacia arriba”. La luna es considerada como un recipiente, en esta posición el agua no se derrama.

Luna creciente. Fotografía Science.nasa.gov

La frase siempre me pareció enigmática. No alcanzaba a comprender cuál era la relación entre la luna y la lluvia. Otras veces mi abuelo decía que la luna venía “colgada” o “de lado” y que seguro traía agua. Tales afirmaciones ocurrían durante la fase de cuarto creciente. Al parecer mi abuelo tenía un método para decodificar la orientación de la fase lunar y su relación con la lluvia.

En aquellos tiempos, nunca me tome la molestia de verificar si las predicciones de lluvia eran acertadas. Me parecía una curiosidad, de esas cosas en las que no hay que creer ni dejar de creer, y como toda predicción, seguramente algunas veces acertaba y otras no. Lo cierto es que nunca supe cómo funcionaba el oráculo lunar, solo recuerdo la misteriosa relación entre la luna creciente y su inclinación en el cielo pronosticando indescifrablemente las lluvias en la tierra.

Retornando a los tiempos presentes, días atrás leía el libro titulado Star Gods of the Maya. Astronomy in Art, Folklore, and Calendars escrito por Susan Milbrath. En una de sus páginas encontré el siguiente texto, el cual traduzco libremente:

“Unos grupos maya ligan los cambios en la posición de la luna creciente a variaciones en las lluvias. Los achís de Cubulco, quienes hablan k´iche´, describen la posición de la luna en diferentes épocas mediante gestos con la mano. Ellos dicen que la luna está ‘recta hacia arriba’ durante la época seca, con la forma creciente girada de tal forma que el agua no puede salir. Cuando está lluvioso, la luna está ‘apoyada en un costado’ con la forma creciente volteada de lado de tal manera que el agua se puede derramar, lo cual muestran usando sus manos para imitar la luna creciente volteándose para derramar el agua”.

 

Luna creciente “apoyada sobre un costado” en esta posición la luna derrama el agua que contiene, en forma de lluvia.

Luna creciente “apoyada sobre un costado” en esta posición la luna derrama el agua que contiene, en forma de lluvia.

 

Cuando leí el párrafo recordé de inmediato lo que decía mi abuelo. Vi en Google Maps que Cubulco queda al lado occidental de Baja Verapaz, no muy lejos de la parte norte del departamento de Guatemala, lugar de procedencia de la familia de mi abuelo. Me quedé inmóvil y pensativo por unos momentos hasta que discurrí una hipótesis: ¿Podría ser acaso que algunas de las creencias de los achís se propagaran por la región y hubiesen llegado al conocimiento de mi abuelo? La respuesta evidente: por qué no.

Le pregunté a mi madre cómo mi abuelo sabía estas cosas. Me dijo que de mi bisabuelo, y allí terminó la cadena. No sé cómo o dónde este último habrá aprendido lo de la luna. Talvez lo oyó de su padre o de algunos achís de la región. Talvez un día platicaban de sus terrenos, de sus cosechas, de las lluvias que no llegaban aún; y con los gestos de la mano le explicaron cómo saber si iba a llover o no.

Siempre he sentido que la cultura maya es lejana, que atrás en el tiempo quedó el esplendor de su arte, el alcance de su ciencia y la tradición de sus creencias. El recuerdo que pasó dormido treinta años en mi memoria acababa de revelar su origen. Es como un mapa del tesoro que con una inscripción en tinta invisible ocultaba el nombre de su autor, y que fue puesto por casualidad en la cercanía del calor emitido por un libro sobre astronomía maya.

Los mayas no están lejos. Sus descendientes viven en esta tierra. Si la tradición oral fuera considerada herencia, ahora no puedo dejar de sentirme descendiente de los mayas.

Enrique Pazos
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Enrique Pazos. Físico, protector de la verdad y viajero del tiempo. Profesor de física y matemática en la Universidad de San Carlos. Montañista de a ratos, curioso de tiempo completo. @enriquepazos


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Ramiro Robles Zambra /

    13/06/2021 5:04 PM

    Hola, te quiero traer más lejos.
    A Chile,"el fin del mundo".
    Mi abuelo y mi padre tenían la misma costumbre de observar la luna y decían que cuando los "cuernitos" estaban hacia un lado,es agua de seguro. Yo lo seguía verificando en silencio. Y hace un momento se lo enseñé a mi hija, la luna está "colgada" como dices tú. No ha llovido aún en Santiago de Chile, pero veremos si acertamos está vez. A demás una bruma de vapor hace ver a la luna empañada. Fue un gusto leer esta información. Gracias.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    LJC /

    15/09/2020 1:22 PM

    ¡Qué historia más bonita, la luna que derrama el agua!

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Jose Guzman /

    11/03/2020 2:17 PM

    Mi abuelo me enseñó que cuando la luna se ve como en inglés nada una neblina Clara eso traía lluvia y definitivamente yo lo tengo por hecho porque siento que aún está si hay agua o llueve

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Analia /

    18/07/2018 12:13 PM

    Eso yo lo aprendi de mi padre que en paz descanse y el de su padre. Tambien que si esta bien blanca trae frio y si esta amarilla calor..Creo que fue un conocimiento trasmitido de generacion en generacion. El era de Bolivia y trabajaba el campo.. Cuando vino a la Argentina siguio con su pasion de trabajar el campo

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

      Mateo Antonio Tapia Vargas /

      20/10/2020 10:14 AM

      Lindo relato.., aún se mantienen las predicciones en base a la posición de la luna creciente, cuando está "coldadita", echada para un costado, lloverá..

      ¡Ay no!

      ¡Nítido!

    Memo Riales /

    03/02/2015 10:13 AM

    Revivir la ciencia maya, y sumarla a la ciencia europea:
    tarea para construir futuro.

    Los mayas utilizaban 2 cuentas del tiempo durante el año:
    El calendario solar (Haab) de 365 días (calendario administrativo)
    La cuenta lunar (Chol q'ij ) de 260 días apartir de la primera lluvia (calendario agrícola) .
    260 dias dura el proceso completo de la primera cosecha de maiz, la limpia y la preparación de la segunda cosecha.

    ¡Ay no!

    1

    ¡Nítido!



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