En estos días pareciera que el único tema en los medios es la política (y con justa razón). Confieso que me daban ganas de escribir hoy sobre ese tema, pero preferí tomar un poco de aire fresco en esta ocasión.
Seguro que todos hemos visto la tabla periódica de elementos químicos. Aquí coloco una para que la recuerden.
La distribución de los elementos en la tabla obedece a las leyes de la mecánica cuántica. Cada elemento se identifica con el número atómico, el cual indica cuántos protones posee el átomo en su núcleo y también cuántos electrones orbitan alrededor del mismo. Así, el sodio tiene el número 11 y el oro, el 79.
Los electrones de los átomos están distribuidos en capas. Cada capa se identifica con el período o fila de la tabla. Por ejemplo, el sodio es el primer elemento de la tercera fila. Al ir incrementando el número de electrones, éstos van llenando la capa número 3 hasta llegar al argón. El siguiente elemento es el potasio, quien inicia con un electrón en la capa número 4.
¿Por qué la tabla periódica tiene vacíos en lugar de ser un rectángulo con todos los espacios llenos? Sucede que la n-ésima capa posee n subcapas, las cuales se identifican con las letras s, p, d, f. A la subcapa s le caben dos electrones, a la subcapa p le caben 6, la subcapa d puede alojar 10 electrones y a la f le entran 14. Esquemáticamente, las subcapas (o bloques) se pueden ver así:
La estructura de las capas y subcapas sale naturalmente al resolver la ecuación Schrödinger para el átomo de hidrógeno. La física cuántica nos dice que la capa está relacionada con la energía del electrón y la subcapa se asocia con el momentum angular. Todo estudiante de física tiene una experiencia profunda y reveladora cuando estudia el átomo de hidrógeno usando mecánica cuántica, pues de las ecuaciones sale como por arte de magia la estructura de los números cuánticos, aquellos que uno aprende en química general.
Después este brevísimo recordatorio vamos a la otra parte. Imaginemos que el número atómico de los elementos representa la edad de una persona. Las filas de la tabla coinciden más o menos con períodos del desarrollo de la vida. La primera fila empieza en el 1 (hidrógeno) y termina en el 2 (helio). En los primeros dos años de vida podríamos decir que uno es un bebé.
El segundo período (fila 2) empieza con el 3 (litio) y termina en el 10 (Neón). De los 3 a los 10 años aventurémonos a decir que la persona está en su niñez. El tercer período (fila 3) empieza con 11 (sodio) y termina con 18 (argón). Tal período de la vida lo podemos identificar con la adolescencia. El cuarto período empieza en 19 (potasio) y termina en 36 (kriptón). Digamos que esta es una adultez temprana. El siguiente, el quinto período va de 37 (rubidio) a 54 (xenón). Le podríamos llamar la adultez intermedia.
En el sexto y séptimo período la cosa se complica un poco pues hay un detour por las familias de los lantánidos y los actínidos. Nos podríamos inventar nombres, pero talvez las divisiones en la edad ya no correspondan a nada significativo.
Así es pues, que otra manera de ver por dónde vamos en el camino de la vida es buscar nuestra edad en la tabla periódica de elementos químicos. Para mí resulta inmediato visualizar y asociar cada casilla con memorias o eventos de esa edad. Los nombres de los elementos no tienen nada que ver con la edad. No dejan de ser un casual sinónimo para el número de años que hemos vivido.
Les dejo la inquietud de tan curiosa similitud. A ver si podemos decir lo mismo que Oliver Sacks y llegar a ser de oro en nuestras vidas.
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Pablo Estrada /
El año de kripton, me gustó el artículo, gracias por la frescura!
Brisneth Castillo /
Para mí sí da lugar esto. No estudio física ni nada por el estilo, pero he visto que la cuantica si algo ha tratado durisímo y lo ha logrado, es darle el sentido y respuesta a muchos porqués de las cosas que nos rigen en el universo. Me encantó! Y es que estamos maravillosamente conectados a TODO!
Qué fuerte :O