En el ámbito interpersonal, una cosa es el valor que nos atribuimos a nivel íntimo, eso es tener una autoestima fortalecida; otra cosa es la búsqueda de conquista de pareja motivada por el ego más allá del interés genuino en la otra persona. Por eso creo que son importantes los momentos de introspección, de conocimiento personal y de aceptación de la realidad, aunque esta no encaje con nuestras expectativas personales. De esta manera, somos más tolerantes a la frustración.
En el ámbito laboral, una cosa es hacer bien nuestro trabajo, otra cosa es menospreciar el trabajo de otros con la intención de sobresalir o crear condiciones desleales. En la segunda, es el ego el que nos domina. Académicamente, también es posible sobresalir, pero si permitimos que el ego dirija nuestras acciones, es fácil humillar al analfabeta o hacerse valer de la posición o el poder para conseguir las cosas a costa de lo que sea. Un día, mi amigo Juan Jacobo me dijo que hay cosas que es mejor darlas por perdidas; creo que ese sería un buen ejercicio para vencer al ego.
En estos tiempos, nuestro ego debería concebirse como un lago donde cada uno se pueda sumergir de vez en cuando y nadar placenteramente, pero teniendo la capacidad de salirse de él y no acomodarse a vivir allí y así evitar que se convierta en un estilo de vida o en una forma de ser. El ego nos hace rígidos, incapaces de ceder o de aceptar otros puntos de vista. O, dicho de una mejor forma por este mismo amigo: si los extremos en vez de ser absolutos, confiaran un poco en la modestia de la relatividad...
Una cosa es cuidar de nuestra dignidad como personas, otra cosa cosa es actuar basados sólo en la búsqueda de nuestro propio beneficio. Una cosa es buscar nuestra mejora constante y trabajar duro en alcanzar nuestros sueños personales, otra cosa es pasar por encima de los demás para lograrlo o convertirnos en personas perfeccionistas e intolerantes. La línea divisoria en todos estos aspectos es muy frágil y por eso a veces las diferencias son imperceptibles; he ahí la importancia de la humildad y la capacidad de reconocer nuestros errores.
Personalmente, considero que deber ser muy cansado vivir motivado únicamente por el ego, pues éste no sólo debe ser muy exigente sino, como buen ambicioso, debe necesitar más y más cada vez para poder saciarse.
Vuelvo a mi idea del lago, metámonos de vez en cuando en ese lago, refresquémonos, nademos a nuestras anchas, pero al salir, sintámonos satisfechos de poder seguir pisando tierra firme. Sobre todo porque aunque el agua esté muy placentera, como humanos somos una especie terrestre y aunque volvamos por otro chapuzón, al final la Madre Tierra siempre nos llama.
Enrique olíva. /
A veees el ego es nuestro peor enemigo, no quiero politizar su columna pero veamos el caso de opm y roxy, me pregunto para que quiere uno taaaannntoooo dinero, y a partir de ahí deberíamos intentar cambiar nuestra idiosincrasia, perdemos el rumbo al querer demostrarle a la sociedad de que valemos por lo que tenemos, yo vivo en colonia popular y desgraciadamente veo como el joven para hacerse valer(ego) frente a la gente con cosas materiales entra en conflicto con la ley. (Si tienes vales sino no.)
César A. /
¡Genial! ¡Magnífico!
Sólo le cambiaría el título a 'Oda a la mediocridad'.
El pensar en nuestra propia superación y tener grandes ambiciones es lo que ha llevado al progreso de la humanidad.