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Experiencia y acto sexual, ¿cuál es la diferencia?

La sexualidad femenina ha tenido (y seguirá teniendo) múltiples retos. En parte, por la idea de que al regular la sexualidad de la mujer se podrá regular la maternidad y con esto, Pinky y Cerebro podrán controlar el mundo.

Cotidianidad educación sexual n789 Opinión P369 sexualidad femenina
Esta es una opinión

Foto: Mimi

La insistencia de no hablar de sexo en la escuela tiene el efecto contrario al deseado: A poca información más riesgo de embarazos no deseados (eso es terrible) y enfermedades venéreas. Además, se corre el riesgo de tener “actos sexuales” y no “experiencias sexuales”. Y en esto radica la diferencia entre ser objeto sexual y sujeto sexualizado. Es decir el sujeto es quien habita experiencias, el objeto es al que “le pasan” actos.

En el conversatorio de Nómada, “Hablemos de sexo”, celebrado el pasado 5 de agosto, una de las participantes compartió tres situaciones paradigmáticas que ocurrieron en el colegio laico donde estudiaba: Escasamente hablaron de sexualidad, al profesor que llevó un condón lo despidieron y, como respuesta, un médico les presentó un video de un aborto como parte de la charla de “educación sexual”. Ella tenía apenas 12 años.

Digo que es paradigmático, pues hay una confusión importante en que para educar hay que infundir miedo. En otros casos, lo que les presentan son vasos rotos o videos de un parto. Imaginemos entonces, cómo llega a inscribirse la vagina en una púber, esa vagina que ya fue quebrada como el vaso, reventada por el parto y asesina como el aborto.

El punto que quiero resaltar sobre la sexualidad femenina es que hay una escisión importante de la cintura para abajo, y que ese mito de culpar a la mujer por sentir placer se sostiene en frases como “gallina que come huevos, aunque le quemen el pico”, en alusión a que si lo disfruta, ella es una ninfómana. Nada más complejo: tras culpar eventos físicos sencillos como el orgasmo y su representación de placer, estos no habitan fácilmente en la mente femenina.

Al alertar/alarmar a las mujeres de las consecuencias malignas de la sexualidad, las perpetuamos en un lugar de objeto sexual, y por eso asumen una actitud pasiva de manera exponencial ante el placer sexual y las decisiones que pueden incluir el embarazo.

Otro punto tratado en el conversatorio fue la pornografía. Ya hablé de un intento de pornografía femenina,  ahora me dedicaré a la “crianza” sexual y el desencuentro que se genera entre los hombres a quienes los instruye la pornografía, y  las mujeres que parten de las telenovelas y los cuentos de hadas. (En otro momento me dedicaré a hacer una “defensa moderada” de estos y las películas de Disney).

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¿Cuál es el efecto de la pornografía en los encuentros sexuales? En un inicio tendrían que ser las primeras “experiencias sexuales”, aunque muchas de ellas no sean positivas sino desastrosas como las que todos tuvimos. Para ir aclarando, que sean experiencias no siempre implican que sean “buenas experiencias”. Sin embargo, mientras los implicados estén en calidad de sujeto (presentes, activos y voluntariamente) y no de objeto del evento, serán experiencias propias, y cuando sean propias aumentarán el enriquecimiento subjetivo y con eso la vivencia personal.

Las mujeres doble D, los glandes de 30 centímetros, los múltiples orgasmos, las escenas con tres o más personas generan un peso que el músculo del pene inexperto del joven no puede sostener. Además en este “desencuentro” se topa con que hay vaginas con vello púbico y olores en la escena, con lo cual las primeras experiencias sexuales son relatos francos de impotencia y eyaculaciones que ellos describen como “precoces” cuando realmente son parte de la experiencia en sí.

Por su parte, la mujer tiene un conflicto importante. Si demuestra deseo será percibida como “mala mujer” y ya no será la princesa a salvar. Ella adopta una posición pasiva y receptora , entre asustada y silente, con lo cual la comunicación, crucial en los asuntos del amar, se pierde dificultando más aún la integración de la sexualidad como placentera.

El tema de la falta de información y formación sexual, también incluye mecanismos para negar que se es “sexualmente activo”. A esas edades, paradójicamente,  negar que se tienen  relaciones sexuales propone al joven que mientras los encuentros ocurran de manera espontánea y descontrolada, se disminuirá la culpa de asumir la sexualidad. Es la diferencia entre decir “pasó” versus “quise”.

Una de las repercusiones más importantes de este acontecimiento, descrito como casi accidental, es que no se utilizan ni se “cargan” condones. Juegan la ruleta rusa en cada encuentro, con lo que, además, se adhiere el  factor “riesgo” al acto sexual para quedar asociados.

Se confirmará entonces el terror de quienes no quieren abordar la sexualidad. No hablar de ella con claridad, en lugar de evitar, promueve una sexualidad riesgosa y descontrolada.

El tema da para mucho más. Continuaré la próxima semana.

 

 

Claudia Castro Ruiz
/

Orgullosa guatemalteca. Dice mi mamá que soy heredera de hadas y amazonas, y que soy psicóloga porque no he querido ser psíquica. Me fascina la mente humana. Del mundo y su magia, lo que más me interesa es presentárselo amablemente a mi hija.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    ANONIMO /

    30/09/2015 12:00 AM

    […] llamó la atención la diferencia de cuórum que tuvo la columna de la sexualidad femenina (I), versus la de la masculina (II). Hay una asimetría en la cantidad disponible de pornografía para […]

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    ANONIMO /

    31/08/2015 10:02 AM

    […] primer texto de esta serie, Experiencia y acto sexual, ¿cuál es la diferencia?, se publicó el 17 de agosto de […]

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    HOYPORHOY /

    19/08/2015 11:59 AM

    Muy atinado su articulo claudia. Y necesario. Tenemos que hablar más de estos temas. Creo que le era del silencio ya pasó. Felicitaciones. La seguimos leyendo.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Valeria Jerez /

    18/08/2015 6:33 PM

    Me encantó!

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Claudia Castro Ruiz
    Claudia Castro Ruiz /
    18/08/2015 6:21 PM

    @Xhun Bonono :)

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    xhun bonobo /

    18/08/2015 4:00 PM

    Bueno me parece interesante, quiero aportar que el pensamiento polarizado no siempre es el mas acertado, puesto que la realidad no se da nunca en ningún aspecto en blanco y negro, la experiencia y el acto tienen un sinfín de matices, que varían de persona a persona y de la persona misma en diferentes momentos de la vida o incluso en diferentes momentos de la experiencia o el acto sexual mismo. Lo realmente jodido es cuando cualquiera de los dos polos se INSTITUCIONALIZAN, entonces en lugar de ser posibilidades se convierten en imposiciones. Otra cuestión es el uso del lenguaje, puede ser algo efímero o no... ya hace mucho tiempo no se usa el término enfermedades venéreas (Venereo, de Venus, la diosa de la belleza, enfermedad de la belleza, del amor) por tener un alto grado de estigma, se habla de ITS infecciones de transmisión sexual. De igual manera la palabra aborto tiene un alto contenido de estigma, por lo cual se utiliza el término INTERRUPCIÓN VOLUNTARIA DEL EMBARAZO, (aunque puede ser in voluntaria también). Que más? pues nada, bueno es hablar de sexualidad y generar pensamientos y acciones que nos lleven al pleno ejercicio de nuestros derechos sexuales. saludos cordiales.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    JUAN /

    17/08/2015 3:45 PM

    Ok Claudia, gracias por la aclaración

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Claudia Castro Ruiz /

    17/08/2015 3:26 PM

    @Noe y @Cristian, gracias por leer. @Juan al mencionar el aborto me refería a lo terrible que es plantear a la vagina como asesina. Lo que logra Daniela en su columna tiene un mérito importante y lo que propongo para nada la contradice.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Noe /

    17/08/2015 2:52 PM

    Considero que los espacios de las dos columnistas, Claudia Castro y Daniela Castillo, en realidad se complementan muy bien. Los dos enfoques, muy distintos y ricos en lecturas, son necesarios para ver todo el panorama sobre el tema. No existe una sola forma de aprender sobre la sexualidad, somos demasiado complejos para eso. Lo que hay que dejar es la mojigatería y los conceptos errados y cerrados sobre cada arista, como el aborto o ser sexualmente activo. Felicitaciones a Nómada y a sus plumas.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Cristian Guerra /

    17/08/2015 11:39 AM

    interesante! gracias

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    JUAN /

    17/08/2015 11:14 AM

    Hay dos dos elementos valiosos en ésta columna que la columnista sustenta: A. El aborto es un asesinato ( de una persona-feto art 3 constitucional) B. El no querer abordar el tema de la sexualidad (o descuidarlo desde el hogar lleva a los hijos hacía) la "promoción de una sexualidad riesgosa y descontrolada"; para ejemplo sirva el caso de la columnista Daniela Castillo de éste mismo medio.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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