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Lo que hacemos hoy dará fruto mañana

Emprendimos el camino a eso de las seis y media de la mañana rumbo a Santa Elena, Petén. Era el Congreso Regional de Ciencia, Tecnología e Innovación, organizado por la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (Senacyt). Sabíamos a lo que íbamos. Sin embargo, la gente de Petén nos dio una sorpresa.

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Esta es una opinión

Foto: Jason Thien

Desde el año pasado, la Senacyt empezó a descentralizar los eventos de ciencia y tecnología de la ciudad capital, organizando congresos regionales. El año pasado fue en Xela y Chiquimula. Este año, en Petén y en junio tendremos uno en Reu (estén atentos a los futuros anuncios).

El congreso regional de Petén se realizó la semana pasada. Yo organicé las actividades de ciencias básicas, la cuales incluyeron conferencias de matemática, física y un taller de química con demostraciones y experimentos.

A las cinco de la tarde del miércoles 22, estábamos en el Teatro Municipal ubicado en Flores, Petén. El calor era húmedo y abrasador. No era necesario ningún tipo de actividad física para transpirar. La mitad de la gente se abanicaba la cara con lo que tuviera a su alcance. La ceremonia de inauguración fue breve. Regresamos al hotel a descansar y afinar los últimos detalles de nuestras presentaciones para el día siguiente.

Jueves 23 a las nueve de la mañana. Estudiantes de secundaria de diversos establecimientos empezaron a llenar los salones de conferencias, mismos que no eran muy grandes. Más de la mitad de los estudiantes esperaba en el pasillo con la esperanza de poder entrar. Habría sido una lástima dejar a tanta gente afuera sin que pudieran escuchar alguna de las charlas. La solución fue improvisar.

Todos pensábamos que daríamos una sola charla en un gran salón. Pero no fue así. Con tal de atender el gran número de estudiantes, los repartimos en los salones pequeños. Aquellos de nosotros que estábamos libres, según el programa del evento, nos fuimos a los salones extra a dar nuestras respectivas charlas. Así fue durante los dos días. Terminamos dando nuestra conferencia cuatro o cinco veces para diferentes grupos en cada ocasión. Fue cansado, pero también fue extremadamente satisfactorio.

Salimos de Petén rumbo a la ciudad capital el sábado 25 por la mañana. Mientras nosotros viajábamos, poco a poco se iban reuniendo miles de personas en la Plaza Central para protestar contra los descarados abusos del gobierno. Imaginé al país como un organismo viviente, donde cada persona es una célula, contribuyendo con su trabajo y acciones únicas al bienestar de todo el organismo.

Pensé en nuestras acciones de ahora como si fueran diferentes tipos de semilla, de las cuales cosecharemos los frutos de sus consecuencias. Algunos frutos, como el maíz o el frijol, se recolectan meses después de la siembra. Para otros, como el aguacate o la manzana,  debemos esperar años para la cosecha.

Quiero pensar que los frutos de las semillas de los congresos de ciencia son de los que toman años. Que algunos, entre esos cientos de estudiantes que llegaron a escucharnos, hayan visto una oportunidad de darle un rumbo diferente a su vida.

A veces veo con envidia la distancia enorme que nos llevan aquellos que plantaron sus semillas siglos atrás. Pero más veces me siento afortunado de ser parte de los primeros sembradores que tuvieron que limpiar la parcela, quitar las rocas, arar la tierra y finalmente plantar la semilla.

Este país es tierra fértil. No tengo la menor duda de que podemos cosechar en él.

 

Enrique Pazos
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Enrique Pazos. Físico, protector de la verdad y viajero del tiempo. Profesor de física y matemática en la Universidad de San Carlos. Montañista de a ratos, curioso de tiempo completo. @enriquepazos


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Trasnochador /

    30/04/2015 5:08 AM

    ¡Felicitaciones por su encomiable labor! Esto es exactamente lo que necesita el país, me encantó la parte donde dice que dieron las pláticas varias veces, cuando generalmente las personas no hacen más que el mínimo esfuerzo, creo que ese fue el mejor ejemplo que le dieron a los chicos.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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