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Los fantasmas prefabricados de Andrés Vargas

En la Ciudad de Guatemala vivimos en bunkers. La casa es un búnker, el carro es un búnker y la oficina otro búnker. ¡Los centros comerciales son la suma de todos los bunkers! Son la combinación perfecta para la convivencia en una ciudad insegura: aislamiento y vigilancia. La mirada de Andrés Vargas nos habla desde adentro de esos bunkers.

Cotidianidad Opinión P369
Esta es una opinión

Con su mirada crítica, Andrés Vargas nos recuerda que los fantasmas siguen ahí.

Fotos: Andrés Vargas

1. “El Progreso”

Transcurre el minuto cincuenta y pico de la película Nuovo Cinema Paradiso (1989), de Guiseppe Tornatore, y la cinta fílmica –inflamable en esa época– provoca el incendio de un cine. Alfredo, uno de los protagonistas y encargado del proyector, queda ciego al recibir la primera explosión del celuloide. Toto (Salvatore), el asistente de Alfredo, lo rescata.

En una escena posterior, donde Toto es ya un adolescente, aparece un nuevo celuloide. Y este no es inflamable. Toto se lo coloca en las manos a Alfredo y éste, ya ciego, lamenta: “El progreso siempre llega tarde”.

Siempre ha llegado tarde o nunca. La idea de progreso siempre ha sido un acertijo capitalista. ¿El progreso es tecnología? La tecnología siempre ha sido su espejismo.

Esta idea de progreso es similar a la idea de utopía, si lo vemos desde el punto de vista de los arquitectos modernos. Ellos se dedicaron a hacer que la vida funcionara como máquina. Que tuviera un entorno hecho a la medida y que los muebles estuvieran estandarizados. Volvernos robots, de forma indirecta y bien intencionada.

En Guatemala la arquitectura pasó a segundo plano después del terremoto de 1976. Por lo menos en el ámbito estatal y de los edificios públicos. Este descontento empezó a volcar la atención hacia la construcción civil sin importar el diseño estético.

Con los años llegan a Guatemala los productos prefabricados. Y mientras más grande la plancha prefabricada, más rápida la construcción. ¡Voilà! El paraíso para el progreso. Más construcciones en menos tiempo.

Podríamos decir que el progreso es prefabricado.

 

"El progreso siempre llega tarde".

"El progreso siempre llega tarde".

2. El progreso, según Andrés

La construcción implica una idea de progreso, tal y como sucede con la seguridad. En Guatemala, los sistemas de control se convirtieron –durante la década de 1990– en un negocio redondo. Algunos militares ya sin guerra consiguieron un nicho de trabajo. Las empresas de seguridad encontraron un negocio en la inseguridad, y las tecnologías para el control se convirtieron en una forma de paisaje urbano.

En la Ciudad de Guatemala vivimos en bunkers. La casa es un búnker, el carro es un búnker y la oficina otro búnker. ¡Los centros comerciales son la suma de todos los bunkers! Son la combinación perfecta para la convivencia en una ciudad insegura: aislamiento y vigilancia. Y mezclado con una única actividad posible: el consumo. Lo de afuera no importa, porque eso es gratis.

El lente de Andrés Vargas tiene un filtro oscuro. Su mirada nos habla desde adentro de esos bunkers. Y, como ellos, representa uno de los principales problemas: la falta de convivencia. A su cámara también la alcanzó esta “idea de Progreso”. Pero con una intención crítica.

Hay fotos de Andrés donde el sujeto es casi imperceptible. Y cuando uno se acerca a la foto es una cámara de seguridad. Lo que hace es panóptico. Los ciudadanos somos los presos y la cámara es esa torre de control con un vigilante anónimo. Ese polarizado, como filtro de las fotos, acentúa esa inseguridad disfrazada de seguridad. La foto fue tomada de día y parece haber sido tomada de noche.

Esa es una de las metáforas más potentes de Vargas. Los días, dentro de un carro polarizado, son siempre noches, inseguras, solitarias y temibles. Mejor irse a casa, que ahí es donde uno está “seguro”. Hogar = cárcel.

Sus fotografías funcionan en ese espacio-limbo incierto de una ciudad donde todos somos culpables-sospechosos hasta que se demuestre lo contrario. Tampoco fotografía personas. Sino objetos. Centinelas. Postes. Vigilantes. Cámaras. Guardianes silenciosos. Monumentos. Fantasmas. Edificios. Y ese espacio-limbo es la distancia entre una clase social y otra. Las clases están divididas por filtros polarizados en donde el que esta del otro lado siempre es oscuro y peligroso.

Vargas condenó su cámara a esa condición.

Estos objetos son equivalentes, según las fotos, a las plantas que habitan en la ciudad. Estos arbustos que crecen y decoran las mallas y los alambres espigados. Están sometidos al mismo gris. Se relacionan de forma muy orgánica, como nosotros. Estamos habituados al exceso de mecanismos de control. Nos molestan pero vivimos con ellos. Alegamos de la garita de seguridad y su guardia, pero terminamos –a regañadientes– entrando.

 

La casa es un búnker, el carro es un búnker y la oficina otro búnker.

La casa es un búnker, el carro es un búnker y la oficina otro búnker.

3. Avatares y desolación

Los avatares de esta “idea de progreso” son las cámaras de seguridad, los sensores, las garitas, los vidrios polarizados, las alarmas de los autos, las cercas divisorias, el alambre espigado y los restos de esas construcciones tan llenas de esa “tecnología del futuro” que son los centros comerciales y los condominios y los edificios de apartamentos. Bunkers y más bunkers.

La idea de progreso, junto con sus avatares y su prefabricación, forman una ciudad que está llena de objetos y edificios que llegan a ser, más que una excusa para que las personas se relacionen, fronteras impenetrables y adalides de la segregación.

Creamos nuestros propios mecanismos (con accesorios) para la segregación.

Ante esta condición incierta y desoladora nos quedan Andrés y sus fotos, que a través de su mirada crítica, nos recuerda que los fantasmas siguen ahí.

 

Libro "Ideas de Progreso", de Andrés Vargas, editado por la editorial Gente Secreta.

Libro "Ideas de Progreso", de Andrés Vargas, editado por la editorial Gente Secreta (Foto: Gabriel Rodríguez).

Sobre Andrés Vargas

Andrés Vargas (1987) vive y trabaja en la Ciudad de Guatemala. Empieza su carrera artística en el año 2012 presentando su primera muestra personal, titulada “El Gallito”. Ha participado en exhibiciones colectivas, así como en colaboraciones editoriales. En noviembre de 2015 presentará su primer libro, titulado Ideas de Progreso, editado por la editorial Gente Secreta. La cita es el 4 de noviembre, a las 7 p.m., en el Espacio S1. La dirección es 11 Calle 4-27, zona 1 –SOMA Centro Cultural–.

Gabriel Rodríguez Pellecer
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1984. Artista visual, maestro de historia del Arte y encargado del Espacio Sótano 1. Se formó en la arquitectura y en la Internet. Se dedica al arte contemporáneo porque es una disciplina que no figura entre los Premio Nobel y lo abandonará cuando se vuelva algo legítimo, aceptado y deje de ser criticado.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Bulletlist: Episodios, rata en un laberinto | Ethical Brands /

    30/10/2015 12:02 PM

    […] Vargas publicará su primer libro de fotografía, Ideas de Progreso, la próxima semana. Es un retrato a espacios urbanos en blanco y negro. Espero estar […]

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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