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Mamás: feliz día del respeto y el sentido común

La idea de la mujer parece inexorablemente ligada a la maternidad. Anticipo mi punto y afirmo que no es así: ni toda mujer debe ser madre para realizarse, ni toda mujer quiere ser madre.

Cotidianidad Opinión P369
Esta es una opinión

Foto: VidaSaludBienestar

La identificación respecto a ser mujer implica trabajos personales complejos. Dichos trabajos van mucho más allá de la edad en que se tuvo la primera menstruación o la primera experiencia sexual. Toma muchos más años y tiene muchos retos, que incluyen cómo se INCORPORA (EN-CUERPO) el constructo social de HACERSE MUJER en un ambiente que propone elementos tóxicos y muchas veces poco dignos como modelos. Por mucho que esto parezca un mismo concepto (mujer = madre), parte de dicha incorporación –en muchos casos literal– no es sencilla. Esto de ser madre no necesariamente define eso de ser mujer, y pensarlo así ha generado una profunda herida psíquica, física y generacional. Para aclarar mi punto, bastaría citar los embarazos en niñas. Eso de estar físicamente capacitada para el embarazo dista mucho de la capacidad (y el deseo) de ser madre, sobre todo por lo que implica un embarazo a esa edad: abuso sexual y trauma.

Del otro lado de la reventazón social, los problemas muchas veces son otros. Altas tasas de infertilidad, críticas, abusos obstétricos, sistemas de apoyo deficientes, vergüenza, etc. Si ser mujer –y el cómo serlo– es confuso, ser madre puede llegar a ser abrumador. Mis observaciones al respecto tienen que ver con una época de lo que llamo “Mamá Manual”, en que la calidad de ser madre se mide muchas veces por las capacidades e hitos del desarrollo de los hijos (más adelante, por las notas y el rendimiento académico) y las opiniones de los demás. Que se mida la calidad y la capacidad materna, sometió el vínculo a torturas innecesarias.

Cito ejemplos generalizados (respeto y admiro las excepciones): la cantidad de cesáreas realizadas, la proliferación de páginas de internet que protocolarizan y desnaturalizan el sentido común y arrasan con la autoconfianza en el vínculo (“10 pasos para el hijo perfecto”, “¿cómo quitar el pañal a los 2 años?”), la demanda para que el cuerpo no muestre marcas tras la maternidad, estimulación temprana, el destete, ¿cargarlo o amañarlo?, cuándo y cómo trabajar, la culpa de la madre que trabaja, la frustración de la que no, la elección del mejor colegio, los pediatras de moda (muchos de los cuales, como diría una colega, están en síndrome de burn-out) que visitamos en grupo porque necesitamos la aprobación grupal de cómo hacer esto de la maternidad socialmente aceptable, en lugar de vincularmente satisfactoria.

La figura ancestral de la “co-madre”, aquella mujer que nos sostenga para ser madres en compañía se diluyó en una competencia con un ideal que, además de imposible, cambia constantemente y angustia, abrumando a una mujer que tiene que construirse desde un evento nuevo, extraño y complejo: sostener a una cría mientras se sostiene a sí misma.

En mi clínica, me encuentro a mujeres agotadas, deprimidas y culpables, que tienen la certeza de ser incompetentes en esto de la maternidad (y, por ende, en esto de ser mujer) pues tienen dificultades para concebir, han “perdido” a sus bebés, o su bebé no caminó a la edad que era, no durmió toda la noche, llora en público, etc.

Hay una brecha que laceró un hito que, si bien no es necesariamente “natural”, por lo menos es “orgánico”. Es decir, la propuesta es pensar en que si bien todas podríamos ser madres, el éxito y la satisfacción de este acontecimiento generará mejores resultados si se apoya en el cuidado porque emerja del DESEO de serlo, no de hacerlo bien.

Así las cosas, en el día de la madre les deseo respeto, gozo en la intimidad de la relación con sus hij@s, orgullo en sus capacidades, confianza en su criterio; y les aseguro, con toda certeza: no hay mejor madre para sus hijos que ustedes, y no hay mejores hijos que los suyos.

Y como quien pide una canción en la radio: “Aprovecho para mandarle un saludo a mi madrecita”. ¡Feliz día de la madre, Mami! Gracias... totales.

Claudia Castro Ruiz
/

Orgullosa guatemalteca. Dice mi mamá que soy heredera de hadas y amazonas, y que soy psicóloga porque no he querido ser psíquica. Me fascina la mente humana. Del mundo y su magia, lo que más me interesa es presentárselo amablemente a mi hija.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Moisés Berducido /

    12/05/2016 1:40 AM

    No se en donde leí una vez que la mayor violencia contra la mujer era el ideario de la Virgen María, madre de Jesús el Nazareo. Porque se realizaba como madre, sin perder su virginidad. ¿En serio?

    Tampoco comparto la idea que una mujer DEBE ser madre. Ya no estamos en la época de las cavernas, o finales de la Edad Media europea, donde la mortalidad era altísima y la expectativa de vida no superaba los 35 años.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    alfonso villacorta /

    11/05/2016 8:52 AM

    con la foto que usan al principio del articulo era para titularlo "mamás o no mamás" ... como el to be or not to be

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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