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Nuestros recuerdos están en la comida

Ver películas culinarias que seduzcan es un placer. Y recién tuve uno. La de “Un viaje de 10 metros”. Después de verla no podía dejar de pensar en una frase que se me repitió en toda la película: “In food are our memories” / “En la comida están nuestros recuerdos”. Así empecé a comparar la idea con la forma en que yo comencé a cocinar.

Cotidianidad Gastro cocina Gastro guatemala Opinión P369
Esta es una opinión

Galletas como las que cocinábamos con mi abuela.

Foto: flickr.com:photos:mrsmagic

Así, sentarme en la cocina de mi abuela hizo que poco a poco cultivara esa curiosidad que me nacía al verla preparar algo; a las ganas de hacerlo yo misma. Unas ganas que posteriormente se convertirían en mi pasión más grande en la vida. Soy cocinera de mil batallas.

La película, que es la adaptación del libro de Richard C. Morais, hace una travesía de la carrera culinaria, desde el primer interés por la cocina hasta un éxito rotundo del personaje principal. Tras alcanzarlo, se da cuenta que uno nunca debe dejar atrás sus raíces y apreciar lo que uno tiene.

Desde chiquita, yo no he querido hacer más que cocinar y me encanta el viaje que se puede hacer a través del mundo, como lo hace la película, dependiendo de la variedad de ingredientes que uno sea tan valiente de utilizar, aprendiendo siempre a confiar en nuestros instintos y gusto propio.

El mundo de la cocina es maravilloso porque la única limitación que encontramos es nuestra propia imaginación.

Una vez aprendidas las bases, no hay nada que no se pueda alcanzar. Pero lo que más me gusta, como lo dice la Morais y lo dicen en la película, es que en un platillo, en un olor o en un ingrediente, podemos encontrar tantas cosas más.

Si nos permitimos abrir nuestros paladares y mentes a todo lo que nos rodea no hay nada que no podamos experimentar o recordar. Sea un flan nos haga recordar cómo nuestra abuelita nos enseñó a separar huevos, oler un picante de chiltepe inmortalice cómo nuestro abuelito ponía mariachis a todo volumen y disfrutaba con total abandono sus fines de semana con nosotros, sus nietos.

La memoria sensorial es para mí una de las más importantes y que más ha marcado mi vida, y seguro la vida suya, lector o lectora. El simple hecho de oler un chocolate amargo nos puede transportar a ese momento donde primero lo descubrimos. Es más, el hecho de leer la palabra café está demostrado que abre el olfato. O probar el fiambre para el Día de todos los santos nos transfiere a ese primer momento en el que se nos enseñó la importancia de familia y tradición.

Cultivando en nosotros esa tradición y pasión por lo nuestro, para que nosotros repitamos el ritual con nuestras futuras hijas e hijos, para que cuando crezcan lo vuelvan a hacer.

Y se encuentren, como yo, ahora veinteañera, pensando en este momento en el simple olor de una galleta de chocolate o mantequilla que me lleva a ese momento donde las hicimos juntos con mi abuela.y esas buenas memorias me rodean y me den las fuerzas para siempre seguir mis pasiones. Con apoyo y algo de suerte suerte deberíamos poder hacerlo todos.

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Mi aporte para despertar la pasión cocinera y del gusto por la comida será, entre otros detalles, este blog que comparto con mi colega Apicio, Marco Gavio Apicio. El seudónimo que escogí para este espacio es Fresita, La Hada Fresita, una traducción antojadiza de Dewberry, la hada que puede hacer que cualquier planta crezca, pasa todo el tiempo en el jardín y una de sus mejores amigas es una abeja. Quiero compartir mi pasión por todo aquello que tiene que ver con la cocina, y alguna que otra cosa que he aprendido sobre nutrición. Escribiré como cocinera y, obviamente, como mujer. Y compartiré con ustedes sobre lo que me encanta. Ora un libro, ora una película de cocina o, las más de las veces, mis opiniones sobre los restaurantes en Guatemala.

Fresita La Hada
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Creció en la mesa de la cocina de su abuelita, enamorada desde antes de poder alcanzar la estufa. Cree en la innovación y las nuevas tendencias, aunque su favorito es lo tradicional. Nada la hace mas feliz que poder compartir con sus amigos su pasión por la comida (haciéndola o probándola).


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