Simoncini se levantaba, sacaba la pelota y la mandaba a mitad del campo. Minutos más tarde otro y luego otro. Se los hicieron de todas las formas posibles. Penal, tiro libre, tiro fuerte al costado y colocado buscando el ángulo. La noche del 6 de septiembre de 2006, el contador y portero de la selección de San Marino, Aldo Simoncini se fue a casa sonriente con 13 goles en contra. Le dijo a la BBC que aquella goleada fue uno de los momentos más felices de su vida.
Aldo Simoncini debutó a los 19 años con el Modena de la Serie B italiana, pero un accidente de tránsito lo mandó al hospital cuatro meses. Pelvis y codo izquierdo fracturados. Con dos años fuera de las canchas ya no tenía mayor opción de retomar su carrera, pero el San Marino Calcio volvió a confiar en él.
Un micropaís y la república más antigua del mundo
San Marino no es una isla. No tiene salida al mar, ni tampoco ríos o lagos. Está formado por el Monte Titano y las ciudades que lo rodean. En un país pequeño, el más pequeño de Europa y está en medio de territorio italiano.
El país fue fundado por un santo, Marinus el Dálmata, que huyendo de la persecución contra los cristianos se fue a esconder a la punta más alta del monte. Cuentan que la propietaria del terreno decidió heredarselo. Aquello se volvió un monasterio y más tarde una comuna dónde la cabeza de gobierno la ejercía el Arengo, una asamblea compuesta por un representante de cada familia.
Sus leyes fundacionales se emitieron hace 1700 años, lo que la hace la república más antigua.
Aún así al país fundado por un santo lo intentó invadir más de una vez el Papado. Lo invadieron los nazis en plena huida y luego los aliados durante un par de semanas. Tuvo su pequeña revolución pacífica a principios del siglo pasado y también una década de gobiernos comunistas a los que sucedieron los socialcristianos.
San Marino tiene 30,000 habitantes, poco menos que los que tiene Antigua Guatemala.
Los pequeños grandes goles
Los equipos chicos tienen un encanto. Hay una mística rebelde en saberse en menores condiciones que el rival y aún así saltar al campo dispuestos a jugar los 90 minutos. San Marino tiene una liga de fútbol amateur donde los jugadores después de su jornada normal de trabajo, van a entrenar con alguno de los 15 equipos.
En un país chico hay más equipos que estadios y ni pensar en ligas de ascenso y descenso. Su equipo más famoso, el San Marino Calcio donde jugó Aldo Simoncini, ni siquiera juega en el país sino en la tercera división italiana.
Pese a su tamaño el fútbol le da a los sanmarinenses le posibilidad de jugar contra los grandes. Dos de sus equipos clasifican a la primera ronda de la Champions League, aunque con sendas goleadas nunca han pasado de allí. Mientras tanto para la selección absoluta jugar la clasificatoria al Mundial o a la Eurocopa es su mayor anhelo.
Para aquel equipo de contadores, administradores de bares y policías, jugar con la selección es su posibilidad de medirse con las estrellas del fútbol europeo, aunque pierdan. De 156 partidos jugados, San Marino ha perdido 139. Ha recibido 624 goles y anotado apenas 22. Pocos pero importantes.
En 2016 el gol de Mattia Stefanelli contra Noruega evitó que San Marino se convirtiera en la selección con más partidos sin anotar gol (17 partidos, récord en manos de Bangladesh). El de Davide Gualtiere en 1993, es el gol más rápido en un partido de eliminatoria. Lo hizo a los ocho segundos, frente a Inglaterra en un partido que terminaron perdiendo 7 a 1.
El más importante fue el de 2004 cuando en un partido amistoso frente a Liechtenstein, Andy Selva marcó el único tanto y le dio a San Marino su primera victoria. Desde aquella hazaña han pasado catorce años.
Pese a las grandes goleadas San Marino sigue jugando cada eliminatoria. No es tampoco la peor selección del mundo, tomando en cuenta que está por arriba de Bahamas y que últimamente en Europa los albaneses tuvieron peor suerte. Tampoco es el país con el peor resultado ya que le supera por mucho el 32 a 0 que recibió Samoa frente a Australia.
Cuesta comprender la alegría de un equipo de fútbol que juega sabiendo que va a perder. Cuesta comprender porque nos han acostumbrado a los millones, a los grandes estadios y a los jugadores rompe récords. Atrás de todo eso, muy en el fondo, está la esencia del fútbol: el amor por el juego.
Rodolfo José Estrada /
Creo que no es a los albaneses a los que les ha ido peor en los últimos tiempos, sino a los andorranos.
calzonzin /
Por el titutla pensé que escribías sobre nuestra selección, veo que no...
JC /
(Y)