Costillas para morirse

Izakaya, localizado en 6a. Avenida Norte #19 a una cuadra abajo del arco de Santa Catalina, es un pequeño restaurante de no muchas mesas –les recomiendo hacer reservación si pueden-. Es un ambiente simple y desde que se entra se pueden sentir los aromas y especies de la cocina abierta que se encuentra como un centro no oficial del espacio. Se puede seleccionar una mesa baja o sentarse en la barra de la cocina y ver como preparan todo.

Nosotros éramos un grupo numeroso, por lo que nos sentamos en la mesa grande de la entrada y después de pedir un poco de todo empezamos a disfrutar de la excelente comida.

Primero vinieron las berenjenas gratinadas con miso (Q50). El sabor y textura espectacular, lo dulce del miso resalta las características propias de la berenjena cuya cocción era muy buena. Esto permitió comerla con una cuchara. Luego probamos el Tiradito de res (Q70) en una salsa asiática muy buena y en su punto de sazón, un muy buen plato. Comimos unos Wonton (Q55) muy bien preparadas y sazonadas con una fritura crocante y que se notaban habían sido preparados frescos,  la masa estaba ideal. El tempura (Q50) también tiene una masa muy buena y el nuestro estaba cocinado perfecto. Pedimos el de vegetales para balancear un poco todo lo que habíamos pedido, y la combinación nos resultó muy buena.

Para terminar pedimos un tataki de lomito (Q75) en una salsa muy bien preparado con suficiente sazón pero sin opacar los sabores de la carne. Lo pedimos término “blue”, lo cual nos sorprendió pues no siempre lo logran los restaurantes. El  dorado ponzu tabasco (Q105) estuvo espectacular. El pescado, que a pesar de ser un pedazo ancho no estaba ni seco ni crudo, se miraba y sabía magnífico. El contraste de todos los ingredientes era muy bueno, a todos nos gustó muchísimo.

El plato ganador fueron las costillas en barbacoa china (Q125). Yo no soy muy de salsa barbacoa pero sí de salsas asiáticas, por lo que quedé sorprendida. El balance de la salsa era muy bueno, no muy dulce ni muy agrio. Las costillas estaban suaves y suculentas, cayéndose del hueso, además nos encantó el toque de decorar con pepitoria dorada. Todos tomamos cerveza que estaba a Q35 y acordamos que será un lugar a repetir, una experiencia excelente.