Hace unos días me dirigía a una actividad en la carretera a El Salvador y estaba desesperada del tráfico. Como ya no llegábamos y no aguantábamos más el hambre empezamos a ver donde encontrábamos algo y nos fuimos a topar con la maravillosa sorpresa que es La Capannina.
Este pequeño restaurante, ubicado en el kilómetro 13.8 en Santa Catarina Pinula, está lleno de pequeños toques en la decoración acompañado de un servicio y comida geniales.
La entrada en muy pintoresca. En efecto parece una pequeña cabaña como lo indica su nombre, y tiene la opción de sentarse adentro o afuera. Nosotras seleccionamos afuera y pronto nos sentimos en casa.
Empezamos con la sopa del día, en este caso una de tomates rostizados terminada con crema fresca y albahaca (Q50). Los sabores estaban justos y la textura ideal, un perfecto inicio.

Sopa de tomates rostizados.
Las opciones del menú se miraban ideales, pero como somos un poco más inclinadas a las pastas seleccionamos dos diferentes para compartir. La primera una carbonara con suficiente queso parmesano y con un toque diferente con panceta, un espaguetti muy bien preparado, sazonado y cocinado a su punto (Q95)

Espaguettis a la carbonara.
La segunda fue un pesto acompañado de pollo –aunque también se puede pedir con camarones–, con ingredientes simples pero tratados como se debe, un balance entre el aceite y el albahaca ideal sobre pene cocinado al dente, más queso parmesano por encima y decorado con una hoja de albahaca para ese toque fresco.

Pene al pesto.
Acompañamos todo con un par de copas de Santa Rita colección privada Merlot con origen chileno, un vino rosado a la temperatura adecuada que agregó a la visita. (Q35)
La sobremesa fue un poco tendida pues el ambiente relajado y agradable lo permite fácilmente. Nos fuimos con ganas de regresar a probar las pizzas, pues las de la mesa de a lado se miraban y olían espectacular.
0
COMENTARIOS