El estado de Oaxaca se encuentra al sur de México, lo puedes distinguir por su curiosa forma de pescado con la boca abierta, es uno de los estados con mayor diversidad étnica y biológica del país, 16 pueblos indígenas habitamos el quinto estado más grande en superficie. Según el CONEVAL (Consejo Nacional de la Política de Desarrollo Social), en el estado se encuentran cuatro de los nueve municipios más pobres de todo el país, el 69% de la población vive con ingresos menores a la línea de pobreza y el 37.5% por debajo de la pobreza extrema, la mayor parte de esta población es de origen indígena y afrodescendiente. Es importante hacer mención de esto para entender por qué resulta tan transcendental, en este contexto, que el pasado 25 de septiembre de 2019 el Congreso del Estado de Oaxaca haya sido inundado por la Marea Verde para garantizar la aprobación de las reformas que despenalizan el aborto antes de las 12 semanas de gestación.
Si los derechos sexuales y reproductivos son de por sí de difícil acceso, resulta aún más complicado en comunidades indígenas donde, por motivos religiosos más que culturales, la menstruación, la virginidad, el matrimonio infantil y juvenil y el aborto son tabúes vigentes impidiendo a las mujeres tener derechos sobre sus cuerpos, disfrutar plenamente su sexualidad. El embarazo infantil es considerado una normalidad en muchas de nuestras comunidades, tan sólo en julio de este año un reportaje de un medio local del Istmo de Tehuantepec anunció la entrega de apoyos económicos de las autoridades municipales en una comunidad indígena a “madres y jóvenes embarazadas entre 12 y 18 años”.
Según cifras de la Dirección General de Epidemiología, en México el aborto es la cuarta causa de en razón a muerte materna. En Oaxaca se realizan nueve mil 200 abortos anuales de éstos se estima que 2 mil 300 abortos se hacen de manera clandestina, poniendo así en riesgo la vida de las mujeres que han decidido no ejercer la maternidad, una gran parte de ellos de mujeres indígenas y menores de 20 años. El aborto ha existido desde siempre. Las parteras de nuestro pueblo conocían muy bien el arte del uso de las hierbas, plantas, y por supuesto sabían cuáles usar para provocar un aborto, eran conocimientos que se pasaban de mujer a mujer, en una época en la que la mujer tenía más autonomía de su cuerpo y más conocimiento sobre el mismo. En cambio, en este sistema judicial y de salud entre 2013 y 2016 al menos una veintena de oaxaqueñas pagaron con cárcel su decisión de no ser madres, se abrieron 56 carpetas de investigación por la misma razón entre 2016 y lo que va de 2019.
El miércoles de esta semana, Oaxaca se convirtió en el centro de las miradas, durante toda la mañana se contuvo el aliento, el país entero estuvo atento al debate dentro del Congreso y, después de un intento de boicot, por fin se llevó a cabo la votación que tanto esperábamos: 24 votos a favor de despenalizar el aborto en las primeras 12 semanas, por el motivo que fuere, sin tener que ser castigadas por poder decidir sobre su cuerpo. Así, Oaxaca sumó la despenalización del aborto en su legislación a la aprobación del matrimonio igualitario y la aprobación de la ley Olimpia, que castiga el “pasar el pack” o divulgar fotos de contenido íntimo a terceros o pornovenganza. Esto apenas es el principio de una gran lucha. Aunque es una victoria significativa aún falta conseguir que sea gratuito y que existan las instituciones que garanticen las condiciones óptimas y brinden un acompañamiento integral durante el proceso.
Hay 30 estados aún en el país a los que acompañar en su camino por la despenalización, aun así, no es poco que hoy podamos decir que nuestras compañeras, paisanas, nuestras hermanas indígenas y afrodescendientes del sur de México ya no tendrán que vivir con miedo ni morir en la clandestinidad. Obligar a una mujer a parir es tan solo el principio de una larga cadena de problemas sociales y violencia en todas sus variantes; si el estado no puede garantizar la seguridad de los niños que ya están entonces es una incoherencia que castigue a las mujeres que deciden no tener hijos.
Ayer Oaxaca hizo historia al poner por delante el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo, el estado deberá garantizar que así sea aún por encima de los prejuicios de una sociedad que no tendrá más que respetar y de una iglesia no podrá meter las manos. Definitivamente con esto podemos empezar a creer que en Oaxaca la maternidad de verdad deberá ser deseada, o no será. Hoy, las feministas oaxaqueñas hijas y nietas de mujeres indígenas y afrodescendientes que durante siglos vivieron invisibilizadas y fueron obligadas a parir, no podemos dejar de gritar de alegría de pensar que nuestras hijas, sobrinas, nietas no tendrán que hacerlo más, por eso, como en nuestras celebraciones colectivas decimos con fuerza ¡Vivan las mujeres oaxaqueñas que luchan! ¡Vivan los pueblos indígenas! ¡Viva el feminismo! ¡Viva Oaxaca! ¡Viva Oaxaca!
*Este artículo ha sido escrito de forma conjunta por la columnista de Volcánicas Rosa Marina Flores Cruz y por Palmira Cruz Ruiz, mujer zapoteca oaxaqueña, madre, promotora de lactancia y trabajadora del sistema de salud pública del estado.
Guillermo /
Sin duda una conquista de las mujeres y las comunidades que han decidido romper con tabúes, discursos mojigatos y toda esa parafernalia hipócrita y doble moralista de aquellos que no quieren ver y entender la realidad. Las comunidades responsables y civilizadas tendrán que transitar por esa ruta, ineludible, para dignificar la vida.
Guillermo /
Sin duda una conquista de las mujeres y las comunidades que han decidido remper con tabúes, discursos mojigatos y toda esa parafernalia hipócrita y doble moralista de aquellos que no quieren ver y entender la realidad. Las comunidades responsables y civilizadas tendrán que transitar por esa ruta, ineludible, para dignificar la vida.
ana isabel villela /
Triste que una periodista celebre esta forma de asesinato masivo, uno que ha cobrado la vida de más de un billón de niños. La invito a hacer un poco de investigación y sobre todo a platicar con quienes han tenido un aborto, pero si no tiene ganas de hacer el esfuerzo, solo ver las fotos de los bebés incluso mucho antes del límite establecido para considerar legal el delito sería más que suficiente. Ahora, como periodistas nos toca realmente estar informados y, sobre todo, presentar las dos partes o caras de la historia. De otra manera no es periodismo sino activismo.
Guatemalteco /
Cómo había escrito una Cómo había escrito redes sociales otra persona decía para que no andes desnuda para las caídas manifestando que usen un condón o un anticonceptivo
Víctor López /
Es educando a la gente como se pueden evitar embarazos , no como lo pintan las feministas ( regalando condones , pastillas) eso es libertinaje ... Lo que usted celebra es el asesinato de bebés ... A la gente que celebra el crimen de niños deberían de encarcelarla ... Vergüenza les debería de dar .
Guillermo /
Este comentario es fundamentalmente hepático, sin sustento racional. No cuestiona un sistema de ideas, cuestiona a las personas, es totalmente ciego, como otros comentarios que aparecen aquí mismo.
Fernando Reyes /
Me parece que, después de todo, si te hubieran abortado a vos, Guillermo... Eso sí hubiese sido un gran triunfo. Porque no estarías apoyando estos asesinatos que, por demás está decir, son inocentes quieren mueren a causa de culpables.
Flavio Silvestre /
El triunfo de la muerte. Si alguien destruye el huevo de una especie protegida, iría a la cárcel. Hoy en México, un estado más donde las madres pueden asesinar a sus hijos. La gran mayoría de abortos no son por causas dramáticas, sino por cuestiones frívolas. Lo que se siembra, se cosecha. Aumentará la violencia en México de por sí, ya aquejado por la misma. Hay soluciones más ecológicas: adopción inmediata luego del parto, acompañamiento profesional y otros.