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11 Pasos

Huelga por el placer

La huelga del #8DeMarzo es también en nuestras camas. Porque nuestras historias sexuales tienen que estar llenas de goce y menos de miedos, prejuicios, omisiones y heridas, pensemos una nueva ética de nuestro placer y deseo. O pasamos bien cogiendo todas y todos, o no cogemos más.

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Meg Ryan en la película When Harry met Sally.

Fingir acabar para que él acabe. Cerrar y apretar los ojos en nuestra primera vez, aproximándonos al desconocido territorio del debut sexual. Tocarnos en la ducha siendo pre adolescentes sin entender la sensación de un primer orgasmo, sin saber de qué trataba esa sensación, sin tener información. No decir qué queremos o qué nos gusta. Ceder ante la presión y seguir sin convencimiento. Soportar incomodidad, irritación, incluso dolor. Todas experiencias repetidas en la historia y la biografía de las mujeres que conozco. Todas escenas que también sucedieron en la mía. ¿Por qué el placer de las mujeres es un tema tan irrelevante en nuestra formación sexual?

Cuando pensamos en nuestra sexualidad, como mujeres, tenemos que remitirnos a nuestra educación sexual. Yo recuerdo un enorme énfasis en métodos anticonceptivos, que pudieran prevenir embarazos no deseados -nunca la consideración del aborto como alternativa de las mujeres- y después algunos tecnicismos sobre qué esperar en una relación sexual -jamás la consideración de una relación lésbica u homosexual-. Nos enseñaban cómo funcionaban las erecciones en un hombre y también cómo eyaculaban. Se nos decía, a todas y todos, cómo a los 11-12 años tenían su primer despertar sexual con “las poluciones nocturnas”, sin mencionar nada sobre los puntos de placer de la anatomía femenina o nuestra masturbación. y después nos hablaban de nuestra primera vez: algo que hacíamos por amor. Un trámite doloroso -se nos decía-  para el que teníamos que estar seguras y sentirnos queridas y respetadas y esas eran las razones más legítimas para la primera experimentación sexual de las mujeres en los discursos de educación sexual: que nuestra sexualidad es por amor, nunca por placer, o por curiosidad o por deseo. Por amor.

También imperaba el pánico de sentirnos usadas, de poder ser un objeto de consumo de un otro a cambio de nada: es decir, de tener sexo y que de ahí no surgiera una relación sentimental como el peor escenario posible. Una idea que nos promueve a las mujeres como objetos sin entidad, sin agencia y sin deseo propio y que se refuerza desde todas las narrativas populares. La pornografía y las novelas eran parte de una maquinaria aceitada en promover relaciones sexuales mecánicas en las que todo empezaba con la penetración y terminaba con la eyaculación.

Al negar la existencia del deseo sexual de las mujeres, o no considerarlo razón suficiente e imprescindible para nuestras relaciones sexuales y legitimar y exacerbar tan explícitamente el deseo sexual de los varones, se genera una enorme asimetría en la sexualidad heterosexual. Esto también lo señala la psicóloga Sara Mcclellan, en su ensayo “Justicia Íntima”, al afirmar que las inequidades estructurales entre varones y mujeres se expresan en nuestras dinámicas sexuales, volviéndolas injustas, pues las mujeres estamos acostumbradas a sentir que no somos merecedoras de placer y a tolerar el dolor.  A las mujeres se nos enseña que el sexo es una forma de fortalecer lazos sentimentales o emocionales, o de reafirmarlos, lo que es una idea problemática cuando se trata de consentimiento dentro de las prácticas sexuales en pareja, o  siquiera de pasarla bien en la cama. ¿Si en nuestra sexualidad se nos enseña a no priorizar nuestro placer o nuestro deseo, sino a usarlo como un mecanismo de fortalecimiento de una relación, cuándo realmente queremos nosotras tener sexo?

Esta pregunta no está orientada a restarle importancia a los potenciales usos de nuestra sexualidad como un capital emocional, o económico. Eso sería ingenuo, como también lo es plantear que el placer sexual está únicamente en lo genital o siquiera en el orgasmo: porque no creo que aquello se pueda generalizar tan fácilmente. Sin embargo, sí resulta fundamental preguntarnos por qué hay tan poca información sobre nuestra excitación y genitalidad. Por qué nuestro placer no es parte de la narrativa mainstream sobre las relaciones sexuales heterosexuales y por qué tampoco es parte de nuestra educación más elemental.

Plataformas como Oh My God Yes, se proponen romper ese pacto de silencio a través de la socialización de métodos para alcanzar el placer femenino de mujeres de todas las edades y valiéndose de información científica, validada y seria, que considera que nuestros orgasmos son mucho más que un mito.

Sin embargo, resulta imprescindible preguntarnos a nosotras mismas qué queremos, cuándo y porqué, con respecto a todas nuestras prácticas y relaciones sexuales  y, en esa medida,  dedicarnos seriamente a producir y a exigir contenidos que logren alterar el discurso hegemónico sobre la sexualidad heterosexual que se base exclusivamente en el placer de los varones. De lo contrario, seguiremos reafirmando las injusticias patriarcales en nuestro territorio íntimo y posponiendo algo tan importante como nuestro disfrute. Necesitamos hombres interesados en el placer de las mujeres y mujeres decididas a no ceder en su deseo: para ese fin resulta indispensable una educación sexual feminista que nos forme en nuevas dinámicas más equitativas en nuestras relaciones sexuales.  Por eso también la huelga del #8DeMarzo es en nuestras camas. Porque nuestras historias sexuales tienen que estar llenas de goce y menos de miedos, prejuicios, omisiones y heridas, pensemos una nueva ética de nuestro placer y deseo. O pasamos bien cogiendo todas y todos, o no cogemos más.

Volcánica
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Es el espacio feminista de Nómada. Creada en 2017.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Sonia Franco /

    28/09/2018 9:43 AM

    BIEEeeeeeen bravo!!!! Ellla es una excelente escritora y periodista !!!! Excelente contenido y excelente pluma!

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Ricardo Aguilar /

    05/03/2018 7:11 PM

    Mis temores se han vuelto realidad, quieren recrear Lisístra, en el libro les tomo mucho tiempo alcanzar su objetivo!!! Ahora en la vida real no sé si podremos aguantar, que Dios nos ampare...

    ¡Ay no!

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    ¡Nítido!

    ernesto garay /

    02/03/2018 2:28 PM

    un buen polvo te hace falta guiri,

    ¡Ay no!

    9

    ¡Nítido!

    Casi antropólogo también /

    02/03/2018 2:02 PM

    Es interesante la manera en que una mujer extranjera habla sobre sexualidad en comparación con las chapinas. Supongo que la autora es originaria de España, por ende ha crecido en una sociedad mas liberal en esos asuntos. Los hombres debemos ser todos unos caballeros en la cama, es decir, las damás primero, porque, estoy de acuerdo con María del Mar: o gozamos todos o vamos a la huelga, jejeje. Que todos los dias del año sean 8 de marzo y que vivan las mujeres.

    ¡Ay no!

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    ¡Nítido!



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