Así ‘cuida’ el Ejército y Presidios a los presos más peligrosos

A Marixa Lemus se le conoce como La Patrona porque lideraba una banda de secuestro y asesinato integrada por al menos 6 ex agentes de la Policía Nacional Civil. En abril de 2014 se le condenó a 94 años de prisión y se le envió a la cárcel de Santa Teresa. El penal le quedó chico y en 2016, gracias a la ayuda de agentes del Sistema Penitenciario se saltó la malla y se dio a la fuga.

Apenas una hora después la capturaron y debido a su peligrosidad decidieron trasladarla a la que se supone, es una de las cárceles más seguras del país, la brigada militar Mariscal Zavala. No se rindió. La segunda fue la vencida.

Los primeros testimonios de ocho agentes penitenciarios capturados, desnudan las miserias del sistema que facilitaron la fuga.

La brigada era una fiesta

En noviembre de 2016, Nómada ingresó a la cárcel Mariscal Zavala para entrevistar al que, se supone, era el narcotraficante más poderoso del país, Marlon Monroy, alias “El Fantasma”. Aquella vez ningún guardia o soldado detuvo el vehículo en el que iba el periodista o hizo revisión alguna. Ni siquiera fue necesario presentar un documento de identidad. Seis meses después las cosas no han cambiado mucho.

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El 10 de mayo de 2017, hace una semana, la base militar volvió a demostrar por qué se le conoce como “cárcel VIP”. Las primeras indagaciones del Ministerio Público, apuntan a que hubo una fiesta por el Día de la Madre con regalos, comida rápida, música y licores finos.

Entre las agasajadas del sector se encontraban la misma Patrona y las ex diputadas patriotas Anabella de León, Daniela Beltranena y Emilenne Mazariegos. Mientras la celebración ocurría, una cámara capturaba los instantes en que la ex magistrada Blanca Stalling, presa por tráfico de influencias, abandonaba el sector en el que vive –en el que está presa– para ir a visitar a su hijo, preso en otro sector por un caso de corrupción en el Seguro Social.

En su primera declaración, el ex alcaide Raúl Alvarado no pudo explicar cómo era que se le permitían aquellos lujos a personas privadas de libertad. Apenas intentó justificarse aduciendo que cuando le prohíben algo a un abogado defensor, estos los amenazan con demandarlos.

Para llegar al área de reclusión hay que atravesar dos cordones de seguridad, por llamarlos de alguna manera. El primero es del ejército y el segundo, del Sistema Penitenciario. Nadie se opuso al ingreso de los agasajos.

El vocero del ejército, el coronel William David García, dice que el Ministerio de la Defensa sólo presta las instalaciones pero que la administración de la cárcel es responsabilidad del Ministerio de Gobernación. Aseguró que por eso, si al revisar un vehículo encuentran licores y comida, el soldado no negará el paso ya que desconoce los protocolos del Sistema Penitenciario.

El abogado, el novio, la velada

El Ministerio Público (MP) presentó imágenes captadas por la cámara ubicada en la garita del Sistema Penitenciario que demuestran que los vehículos no estaban siendo revisados. Hacían énfasis en el carro de Benjamín Estrada, aquel abogado moreno y grande que defiende a la exvicepresidente Roxana Baldetti y que también es novio de La Patrona. Durante el día de fiesta entró y salió en al menos tres oportunidades, con su carro. Por la mañana, por la tarde y la última vez entre las 8 y 10 de la noche, absolutamente fuera de horario de visita. Pero en Mariscal Zavala, en donde también guarda prisión el expresidente Otto Pérez Molina y buena parte de su gabinete, en realidad no hay horarios para las visitas.

Benjamín y La Patrona. Foto: Soy502.com

Por esas tres entradas y salidas, el abogado Benjamín Estrada fue el primer sospechoso de facilitar su fuga y una primera hipótesis aún apunta a que La Patrona habría escapado a bordo de su carro. En una de las residencias de Benjamín Estrada fue capturado el abogado de Marixa Estrada, el exmilitar Byron Santos, luego de que se le encontró con US$55 mil en efectivo; no pudo explicar por qué los tenía.

Uno de los abogados presentes en aquellas celebraciones del 10 de mayo recuerda haber visto por la tarde al abogado Santos en estado de ebriedad, no sólo acompañando a La Patrona sino yendo y viniendo del área de hombres, donde se encuentran Otto Pérez Molina y compañía.

– Quizás en un arranque de furia se le ocurrió meterla al carro, comenta un abogado, que ha pedido el anonimato.

La guardia Tania López, de 24 años, asegura que luego de que Benjamín Estrada se retirara, ella acompañó a La Patrona hasta su bartolina. La agente cubría el turno que iba de las 6 de la tarde a las 0 horas del día 11 de mayo.

Todavía minutos antes de cambiar de turno, afirma haberse acercado a la bartolina para avisarle a La Patrona que a las 7 de la mañana sería trasladada a Torre de Tribunales.

– Está bien seño, muchas gracias, es la respuesta que afirma haber recibido.

La guardia declaró ayer ante el juez cómo estaba la última vez que la vio:

– Estaba con vestido negro, se planchó el pelo y estaba bien maquillada.

El dilema de los candados

El guardia Adilio Agustín recibió una de las llaves durante el cambio de turno de aquella madrugada. Las otras estaban en poder de otras tres agentes penitenciarias.

– Cuándo fue el cambio de turno, ¿ustedes constataron que allí se encontraban las reclusas?, pregunta la fiscal del MP.

A lo que el guardia responde:

– Sí, los candados estaban cerrados.

La pregunta fue repetida por la fiscal, por el juez y por uno de los abogados defensores y la respuesta fue la misma.

A esa hora de la noche no se hace ningún conteo, explicó el agente, para no molestar a los reclusos y por eso se dan por satisfechos al constatar que los candados estén cerrados.

– Ustedes no están acá para custodiar candados sino personas y usted puede interrumpirlas porque están privadas de libertad y no importa si están de goma (resaca) o tienen sueño, nada les cuesta contestar, le recriminó el juez.

Si algo quedó demostrado en la audiencia de primera declaración fue la falta de preparación de los agentes. Sobre todo, porque hubo que explicarles términos como “cordón de seguridad” y porque afirman que no cuentan con un manual que detalle la forma de hacer los conteos o de pasar revisión.

Por turno, regularmente hay asignados cuatro agentes para custodiar a las 17 personas recluidas de esa área que en teoría es sólo para mujeres, pero también albergó a El Fantasma y ahora, a su lugarteniente, el ex militar Mynor Leonardo.

A las 5 de la mañana de ese día, la seguridad se redujo porque las tres agentes que participan del turno recibieron permiso para ir a dormir al menos una hora, ya que luego deberían acompañar a Daniela Beltranena y otras acusadas a sus audiencias.

Desde ese momento se quedó solo el guardia Adilio Agustín y a las 6 de la mañana entregó las llaves a su compañera Tania López, que sólo había tenido 5 horas de descanso entre un turno y otro. Los candados seguían cerrados.

Como en las películas (malas), bastó con un bulto

El MP y los abogados de siete de los acusados intentan concentrar la mayor parte de la responsabilidad en la agente Tania López, una joven de 24 años que tiene cuatro meses de haber sido asignada a la brigada militar.

Tal y como acostumbran los guardias, a las 6 de la mañana empezó a retirar los candados para hacer el conteo. Cuenta que al abrir la bartolina de “La Patrona” sólo vio un bulto bajo las sábanas pero que no recibió orden del alcaide de verificar que efectivamente ella se encontrara allí. El alcaide Raúl Alvarado certificó su presencia y le ordenó que siguiera abriendo los demás candados.

No fue sino hasta una hora después, cuando la guardia Tania López empezó a llamar a las reclusas que tenían audiencia que advirtió que La Patrona no respondía.

– Quizás todavía está durmiendo, déjeme ver, le respondió la exdiputada Emilenne Mazariegos, con quien compartían el baño.

– La Patrona se fue, añadió al instante.

El juez optó por ligar a proceso a los agentes acusados.

– Yo no puedo decirle al pueblo de Guatemala que una persona desapareció por arte de magia, que se evaporó o se la llevó un ángel. Ustedes no pudieron cumplir a cabalidad su trabajo y quizás después aparezcan involucrados altos mandos, pero por el momento la responsabilidad recae sobre sus hombros.

Las palabras llegaron cuando las agentes procesadas rompían en llanto al lado de sus familias. Quienes también lloraban eran las otras agentes que ahora tenían que conducir a sus propias compañeras rumbo a la prisión.

Deberán estar allí al menos por los tres meses que durará el plazo dado al MP para recabar pruebas. Ninguna supera los 28 años, todas vienen del área rural del país, algunas son madres solteras que realizan el trabajo más peligroso del Estado, por un pequeño sueldo de unos US$500 mensuales y en jornadas de casi 18 horas contínuas.

Hasta el momento, pese a que la fuga se dio en una brigada militar, pese a que los militares están encargados del último cordón de seguridad y a que (según declararon los agentes penitenciarios) fueron los soldados los que retiraron la cámara de video que registraba todos los movimientos en la bartolina de La Patrona, no hay un solo soldado acusado.

Los militares quitaron las cámaras, dijeron, “porque no servían”.

El vocero del ejército, el coronel William García, nuevamente se excusa y dice que por acuerdo gubernativo, su única responsabilidad es prestar las instalaciones.

– Los soldados sí tienen instrucciones de no dejar salir a ningún privado de libertad, pero todo lo demás no les compete.

Mientras tanto, La Patrona recuperó su libertad y está prófuga.