Según una entrevista que publica este jueves el diario alemán Der Spiegel, las acusaciones del político y activista coinciden con una cumbre en Bruselas, Bélgica, en la que se podría debatir la respuesta de la Unión Europea (UE) a Rusia por este asunto.
“Mi deber ahora es seguir siendo el que soy, alguien que no tiene miedo. ¡Y no tengo miedo!”, afirmó Navalni. Asimismo, reveló su intención de volver a Rusia en cuanto esté totalmente recuperado. “No voy a hacer a Putin el regalo de no volver a Rusia”. No volver significaría que Putin ha logrado su objetivo”, agregó.
Según los allegados de Navalni, se encontraron restos del químico novichok en una botella de agua recogida en su habitación de hotel en Siberia, de donde fue trasladado a un hospital de la localidad y luego, a Alemania.
Otros dos laboratorios independientes de Francia y Suecia confirmaron el envenenamiento, pero Rusia no comparte la tesis y rechaza las acusaciones. Además, Moscú afirma que su intención es cooperar, pero para ello argumenta que Alemania debe compartir los resultados y las muestras de los análisis realizados a Navalny.
Informan sobre las cuentas de la Curia romana
Con el deseo de garantizar mayor transparencia, la Santa Sede, a petición del Papa Francisco, presentó este jueves un detallado informe con sus estados financieros del 2019, dinero que se encuentra en la mira por los escándalos derivados de sus controvertidas inversiones.
De acuerdo con el informe, la Curia romana generó 307 millones de euros (360 millones de dólares) y gastó 318 millones de euros (373 millones de dólares) lo que evidencia un déficit de 11 millones de euros (casi 13 millones de dólares).
El gobierno central de la Iglesia, que aglutina a 60 entidades al servicio del Papa, cuenta con un patrimonio neto de 1,402 millones de euros (1,644 millones de dólares), modesto para el prefecto de Economía vaticano, el español Juan Antonio Guerrero, quien reveló que, a la luz de las recientes revelaciones, es posible que la Santa Sede haya sido “estafada” en los últimos años.
“La Santa Sede no funciona como una empresa o como un Estado, no busca beneficios o excedentes. Por lo tanto, es normal que esté en déficit”, justificó Guerrero en una entrevista a Vatican News.
“A veces debemos dar más de lo que tenemos para cumplir nuestra misión. Lo que debe ocuparnos es que el déficit sea sostenible y que sea financiado adecuadamente a largo plazo. Debemos confiar en la providencia, que actúa a través de la generosidad de los fieles”, dijo.
Operación dudosa
Según el responsable de la economía del Vaticano, los fondos del “Óbolo de San Pedro”, que recibe las donaciones de todo el mundo para las obras de caridad del Papa, se emplearon para la controvertida compra de un lujoso edificio en el centro de Londres, operación bajo investigación judicial.
Esa polémica compra, realizada en dos etapas, por medio de varios empresarios, se llevó a cabo con fondos reservados de la Secretaría de Estado, el ministerio que corresponde a la jefatura de gobierno.
Se trata de una aclaración clave, ya que las donaciones para el Óbolo se realizarán el próximo domingo, en vez de finales de junio, debido a la pandemia de Coronavirus y su monto medirá el impacto del escándalo.
En 2019, gracias a las donaciones, se recolectaron 53 millones de euros (más de 62 millones de dólares), de los que 10 millones de euros (casi 11.7 millones de dólares) se destinan a objetivos específicos, a requerimiento de los donantes.
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