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Con el fantasma de 41 niñas, mueren 2 jóvenes en otro centro y el resto se amotina

Con la investigación en marcha para dar con los responsables de provocar el motín y la muerte de 41 niñas y adolescentes en un hogar seguro hace menos de 4 meses, ayer hubo otras dos muertes, otro motín y otra angustia colectiva de madres después de horas de tensión entre los internos de un correccional y la policía. El Gobierno, para mientras, sigue sin solucionar a fondo todo el sistema de cuidado y rehabilitación de menores de edad.

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Uno de los jóvenes de Las Gaviotas es sacado por los bomberos voluntarios.

Fotos: Carlos Sebastián

A diferencia del Hogar Seguro Virgen de la Asunción, ubicado en las afueras de la Ciudad de Guatemala, esta vez el motín es en medio de la capital. A la mitad de camino entre El Trébol, en la zona 11, y la Plazuela España, en la zona 9. A dos kilómetros a penas de ambos. A diferencia del Hogar Seguro, de menores sin antecedentes penales, aquí, en Las Gaviotas, son jóvenes en conflicto con la ley, que han cometido faltas o delitos. Las historias de los internos, y sus mamás, y cómo los tratan desde la sociedad y el Estado, sí son parecidas.

– Vale verga la vida, nos tratan como quieren, gritó uno.
– Estamos cansados de los golpes de los monitores, gritan otros.

Están cansados de la mala comida, del agua, de cómo tratan a sus mamás, de la falta de educación, de distracción, de los castigos. De la vida que viven.

– ¿Mama?, gritó uno.
– Aquí estoy, respondió una mujer.

– Decile a mi abuela que estoy bien.
– Vaya, cuidáme al enano y entráte, le gritó, llorando.

Entre la madre desesperada y su hijo había una barricada de policías y agentes de las fuerzas especiales que no dejaba que se acercaran.

Al menos 30 adolescentes corrieron por los techos de las casas vecinas a la correccional. Al menos doce huyeron (ocho fueron recapturados) y veinte más se quedaron sobre una bodega de una empresa de bebidas aledaña a Las Gaviotas.

Cuando estaban sobre el techo de una bodega ubicada a un costado de la correccional, los jóvenes portaban palos, tubos, esposas y gas pimienta. Uno de ellos, rociaba el gas en el aire para mostrar lo que les aplican los monitores en la cara para castigarlos. También afirmaban que las esposas las habían encontrado tiradas, aunque se presume que eran de los trabajadores del centro.

Subidos en el techo, con el sol de mediodía sobre ellos, después de dos horas amotinados, una de las peticiones de los menores era agua. Las madres y parejas de los internos llevaron tres paquetes con bolsas de agua y les pidieron a los bomberos que se las entregaran . Dos de ellos atendieron la petición y se acercaron para lanzarles las bolsas plásticas. Algunos policías le reclamaron a los bomberos. Un paquete de agua ya no fue entregado y eso aumentó la tensión.

Los jóvenes en conflicto con la ley tienen mamás

¡Joshua! ¡Lester! ¡Alejandro! ¡Sólo son menores!

 

Los gritos desesperados entre los familiares no acaban. Tampoco los sollozos. Las miradas de angustia, algunas desde ojos rojos por horas de llanto, se estiran hacia arriba de los escudos de los agentes de los policías. Intentan identificar una cara conocida entre el grupo de varones en el techo del centro correccional. Pero todos fueron rapados por las autoridades del centro y desde aquí, donde la línea de agentes de la PNC mantiene a los familiares de los internos, es difícil distinguir quién es su hijo, su hermano, su sobrino.

– Nos vale verga la vida, se escucha desde el techo.
– Por favor mijo tranquilícese, no hable así, le contesta su mamá con las manos en el aire.

– ¿Por qué no ayudan al que está herido? ¡Tengo tanto miedo!, dice otra señora.

La mamá de Lester, una señora de unos 40 años, no deja de llorar. Está hiperventilando. Su hijo de 17 años fue condenado por haber golpeado a su novia. Ella, igual una adolescente, está la par de su suegra, con un bebé de unos 18 meses en sus brazos.

– Ellos solo están haciendo eso por los malos tratos que reciben aquí, nadie se pone a pensar en eso. ¡No todo es malo!

Lester ya iba a salir. El 1  de julio cumplía su condena.

– ¿Pueden hacer algo para apagar este fuego?, ruega una señora señalando hacia la nube de humo constante que se levanta desde adentro del centro.

El recuerdo del último incendio del 8 de marzo de 2017 que quitó la vida a 41 niñas mientras estaban bajo la custodia de la policía está demasiado cerca.

Los policías no reaccionan. Algunos miran sin expresión a los familiares. Otros miran firmemente al suelo.

Una mamá suplica a los agentes policiales que la dejen pasar para hablar a su hijo. Ella lo puede calmar antes de que las cosas salgan más de control. Antes de que haya más muertos. No la dejarán pasar. Es por su seguridad, le pueden tirar cosas. "No van a tirar nada, ya verán. Yo lo puedo calmar.”

Al parecer la estrategia de la policía no es negociar una solución pacífica. Ya es muy tarde para eso. Son delincuentes.

Un papá se une al grupo. Acaba de llegar.

– ¿Mirá, no hay mayor problema, verdad, o sea fallecidos o algo así?, pregunta entre la multitud. Todavía se está dando cuenta de la gravedad de la situación.
– Bien (sí), dicen que hay tres muertos, le contesta una señora.

Los ojos del señor se cambian por completo. De la confusión y la esperanza que le permitía su ignorancia, a la tristeza pura. La señora sigue:

– Dijeron que encontraron dos muertos, pero uno ya no era menor. Eran cholos [del Barrio 18].
– ¿Ah, del Barrio 18?, sus ojos se llenan de lágrimas. Ya no habla más. No puede.

Las mujeres y los hombres piden ayuda. Piden información. A los bomberos. A los policías. A los periodistas. Pero nadie tiene respuestas. La impotencia total, el estar tan cerca pero tan lejos al mismo tiempo, el miedo, el sol. Para algunas de las mujeres de repente es demasiado. Una se desmaya. Algunas se abrazan. Otra grita que armen un motín entre las mamás.

Del Hogar Seguro a Las Gaviotas

Es la 1.30. El motín ya lleva varias horas en desarrollo. Daria viene caminando hacia las Gaviotas con otros familiares de internos. “Estaba trabajando y escuche un rumor que estaba pasando algo aquí.” Daria vive en Mixco y vende cupones de lotería en la Terminal de la zona 4. “No tengo internet. ¿Cómo se llaman los fallecidos?”, pregunta al llegar donde están los otros familiares. “Ah, ¡creo que lo miro!” La mamá soltera es bajita, se estira para ver. “¡Sí, allí está, es él, Alex!” Por un segundo se emociona. Pero su sonrisa es agridulce. El alivio que Alex está vivo, se mezcla con decepción al verlo participar con el grupo en el techo. “No entiendo porqué me salió así, si mi otro hijo es tan correcto.”

Alex tiene 16 años. Está en Gaviotas desde enero. A los 14 años se metió por malos caminos. Por eso Daria lo llevó al Hogar Seguro Virgen de la Asunción, donde estuvo desde octubre de 2015 hasta enero de 2016.

– Estuvo allá unos tres meses. Yo llevé para que lo ayudaran. En lugar de ayudar, peor lo chingaron.

En el Hogar Seguro, como muchas de las niñas amotinadas, Alex fue violentado sexualmente. Un monitor lo obligó a darle sexo oral. Cuando se lo confió a su mamá, inmediatamente lo sacó del hogar. Nunca presentaron una denuncia por las violaciones.

–  Pensé que había hecho bien. Pensé que iba a salir cambiado. Pero allí en el Hogar Seguro fue donde encontró a los chicos de la pandilla. Él es cholo [del barrio 18]. Desde septiembre ya no estaba allá en la casa conmigo. Puse una alerta Alba-Keneth en noviembre, porque ya no apareció. Supuestamente se había ido a El Limón a vivir con los otros chicos, porque allí lo encontraron y lo llevaron para acá. Y ahora le está pasando lo mismo aquí, que los monitores no los dejan dormir tranquilamente.

Fue detenido por extorsión. Le espera una condena de 3 años.

Otros jóvenes cargan tubos metálicos. Uno parece una escopeta improvisada.

– Eso es lo que no entiendo, cómo tienen todos estos aparatos si a nosotros nos revisan de pies a cabeza? Solo falta que nos metan el dedo en la vagina, cuestiona Daria.

Otras mamás se meten. Se desahogan en un coro de llanto.

– A una como mamá le tratan como basura allí adentro. Lo denigran a uno como ser humano. Nos desvisten todo y nos hacen hacer sentadillas todavía. Así nos tratan por entrar a ver a nuestros hijos. Si uno se queja, si uno dice algo, a los patojos les cae después. Les pegan.

Por eso las mamás tienen miedo a denunciar. Los maltratos pueden ser peores.

Desde el techo se escucha el reclamos de uno de los internos.

– ¡Ni a nuestras mamás las respetan! ¡Les quitan la ropa y les tocan las partes íntimas! ¡Ya suficiente! ¡La mamá es lo más sagrado que tenemos!

Las cervezas y la intervención de la policía

Mientras estaban sobre el techo, los menores quebraron vidrios en las ventanas de la bodega. Varios de ellos encontraron la forma de bajar e ingresar al almacén. Allí encontraron bebidas y empezaron a repartirla.

– ¿Qué eso, es chela?
– No, no es cerveza.

Entre ellos circularon las primeras botellas de vidrio. Las abrieron con los dientes para saber qué contenían. En algunos de los envases no se distinguía si eran licor.  Cuando descubrieron que sí eran cervezas, con euforia empezaron a repartirse las botellas y a tomárselas rápido. Eran casi las dos de la tarde y los menores de edad llevaban ya más de cuatro horas bajo el sol y sin comer.

 

En medio del ajetreo por las bebidas, el techo de la bodega se desplomó. Cuatro jóvenes cayeron de una altura de unos cuatro metros. De inmediato los bomberos se acercaron y los gritos de los familiares aumentaron.

Los jóvenes abrieron la puerta del almacén y dejaron que los bomberos sacaran a tres heridos. Todos salían con cara de confusión y asombro, llenos de sangre por la caída sobre botellas rotas de cerveza. Uno de ellos salió solo, cojeando, y fue cargado por dos antimotines hasta la ambulancia.

Al mismo tiempo en los radios de la policía se escuchaba que estaban coordinados para entrar y que esperaban autorización.

A las 14:27 horas, con un megáfono uno de los agentes les dijo a los menores de edad que tenían diez minutos para bajar del lugar y entregase, y que si no lo hacían, ellos intervendrían.

– Diez minutos contados a partir de ahorita, les dijo con fuerza.

La respuesta de los internos llegó con una botella de cerveza vacía lanzada desde el techo hasta el punto donde estaba la policía. La reacción inmediata de las autoridades fue iniciar el disparo de bombas lacrimógenas para dispersar a los jóvenes e ingresar al lugar.

Una explosión de gritos de pánico se alborota entre las mamás cuando empiezan a volar botellas y bombas lacrimógenas en el aire. Es el momento que temían los familiares; que los policías ingresasran por la fuerza. “Cuando entren los policías, van a matar a nuestros hijos”, dice un papá.

El intercambio de botellas versus bombas de gas lacrimógeno duró menos de cinco minutos. Luego de eso, la policía ingresó a la bodega y los inmuebles aledaños para capturar a los internos. Todos ellos fueron subidos a un bus que los trasladó a la Torre de Tribunales.

 

En total, 13 adolescentes fueron trasladados a Tribunales y 68 más serían remitidos ante un juez de menores. La fiscal Grethel Miranda dijo a Nómada que tenían que seguir investigando para definir qué delitos cometieron los adolescentes en los disturbios. Además, claro, de investigar la muerte de dos internos. Emisoras Unidas dijo que habían sido encontrados colgados con una soga. Todavía no se conocen los nombres o las edades.

Todo termina muy rápido. A pocos minutos, policías sacan a seis internos. Y nadie más. Del caos sale la ansiedad de esperar que pasó con los internos y hay una confusión tangible. Las mamás, los papás, las novias, las tías, los tíos y los hermanos y hermanas están dispersos por toda el área alrededor de Las Gaviotas. Quieren ver cuando saquen a los internos. Quieren saber que sus seres queridos están vivos.

Cuando se acaba el motín y se empiezan a ir las cámaras, de repente es como que el tiempo pasara más lento, como que volviera a su velocidad normal para los internos y sus mamás. La información es todavía más escasa pero abundan los rumores de heridos, fallecidos y qué va a pasar con los internos.

Empiezan a llegar los buses que van a sacar a los internos. Aunque salen rápido entre los bloqueos de los policías, los familiares se acercan corriendo para ver quienes están adentro.

La tarde se hace noche. Se escuchan más gritos. Pero esta vez no son de los familiares. Son de los antimotines que parecen estar cantando antes de entrar. Una réplica de clamores llenan la calle cuando se levanta una nube negra de humo sobre Las Gaviotas.

A las 7 de la noche casi predomina el silencio. Solo las lágrimas siguen. Una mujer sigue con fuerzas para gritar.

– No son angelitos pero son seres humanos, son adolescentes. Tienen derechos. Queremos verlos.

Las vida no vida de los jóvenes

Un informe de la Oficina del Procurador de los Derechos Humanos de octubre de 2016, documentó la quejas de los adolescentes y las condiciones de los centros juveniles de privación de libertad a cargo de la Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia. Es una situación parecida a la del Hogar Seguro.

“Por el tamaño y características de los dormitorios se tiene dificultad para movilizarse, no pueden hacer ejercicio”, se consigna en el documento. En las habitaciones tienen ventilación deficiente. “Cuentan con una ventana que da hacia el patio, pero no pueden permanecer ahí por mucho tiempo ya que los monitores les ordenan que se alejen, de no hacerlo los castigan rociandoles gas pimienta, les prohíben las visitas por uno o dos meses, en última instancia no les llevan la televisión para que vean una película o no los dejan salir”, se lee en el informe.

Esto coincide con la declaración de uno de los menores de edad que fue detenido ayer por ser parte de los disturbios. Al ser abordado por periodistas, el adolescente negó que se tratara de un motín y dijo que todo inició porque este lunes era día de televisión y no les dejaron verla. Al no saber el motivo, habrían buscado hablar con el director del centro y al no tener una respuesta empezaron los disturbios.

– No es un motín. Simplemente queríamos hablar. El día de hoy nos tocaba tele y no nos pasaron tele. Le dijimos al monitor y no nos quiso pasar.

Sin acceso a actividades físicas, educativas o recreativas, los adolescentes pasan la mayor parte del día sin hacer nada y sin supervisión, con canchas de fútbol frente a ellos, pero sin permiso para utilizarla.

En el reporte de la PDH se consigna que en los centros de detención de menores, los adolescentes tienen entre 30 minutos y 3 horas entre semana para hacer actividad física, y que tener derecho a ese tiempo queda a discreción de los monitores y su evaluación del comportamiento.

El acceso a salud también es deficiente. Según la PDH, los jóvenes tienen enfermedades de la piel, gastrointestinales, diarreas, masas en el cuello y los testículos, entre otros padecimientos. En casos de dolor de muelas, se consignan casos donde por el dolor y falta de atención, los mismos jóvenes se las extraen.

– Sabemos que el médico ahí está todos los días, menos sábado y domingo, pero casi nunca lo vemos, algunas veces cuando vamos a audiencia y le decimos al juez manda a alguien del Inacif, pero de ahí no sabemos nada, dice un joven en el informe de la PDH.

La PDH también señala que los jóvenes se quejan de recibir comida descompuesta. Si se enferman, les envían pastillas. La institución también reporta la existencia de calabozos en las correccionales de menores.

“En todos los centros hay dormitorios que por sus características, tamaño, sin iluminación y sin ventilación, podrían considerarse como calabozos, celdas de castigo o aislamiento”.

En octubre de 2016, la PDH recomendó que se cierren todos los calabozos, separar a los jóvenes que ya cumplieron 18 años, realizar jornadas médicas periódicas, revisar el modelo de atención y que para eso se revisen los perfiles del personal y el proyecto educativo.

Las 30 personas que trabajan en Las Gaviotas con los 566 internos también piden que se respeten sus derechos laborales, se les mejoren sus condiciones de trabajo y se les dé un seguro de vida.

El motín fue controlado, pero la situación no se vislumbra mejor en el lugar que está construido para 250 jóvenes internos. En el último motín, en 2015, había 290 y fueron asesinados dos policías. Ahora, en 2017, hay 566 internos y dos fueron encontrados muertos en esa mañana de lunes.

Nómada
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COMENTARIOS

RESPUESTAS

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    07/07/2017 12:19 PM

    Es una vergüenza que haya gente que defiende a esos delincuentes.
    Todo eso y más se merecen esos mal paridos, todavía quieren comodidades después de todo el daño que causan a personas honradas y trabajadoras.
    Si no hay pena de muerte, por X o Y razón, se merecen vivir miserablemente el resto de su vida.

    ¡Ay no!

    1

    ¡Nítido!

    Lucas /

    05/07/2017 6:28 AM

    No fueron 2, fueron 3. Y no murieron, los matoron los otros internos, por favor nomada, si engañan a sus lectures se convierten en lo mismo que critican. Es vergonzoso perder asi la claridad de la mente. Los jovenes son delincuentes y necesitan normas, diciplina y cumplir la ley. No se confundan.

    ¡Ay no!

    2

    ¡Nítido!

      Joe /

      05/07/2017 9:04 PM

      A mí no me gusta hablar de mis cosas, pero yo estudié en la zona 1 múltiples veces me asaltaron de adolescente en la camioneta me robaron los zapatos el reloj la billetera llegue una vez a mi casa descalzo muchas veces una ves me golpearon los mareros "lights" los que ahora les llaman "paisas".

      Luego ya más grande me han robado 4 celulares a punta de pistola y a mi novia talves el doble dentro de alguna cola de carro en las interminables colas

      Yo me considero afortunado de haber vivido la delincuencia "light" no puedo imaginarme lo que es que niñas o jovencitas sean secuestradas violadas y desmbredadas por las maras de la zona 18 o los múltiples asesinatos de Extorcionistas y miles de huérfanos

      No podemos ceder ante esa realidad y no podemos ser conformistas y seguir con esa moda que nos quiten someter y dejarnos en la violacion total de nuestros derechos No se vale los Derechos Humanos son nuestros e individuales no de un grupo de lovistas políticos que nos han secuestrado nuestros derechos civiles...

      ¡Ay no!

      1

      ¡Nítido!

      Marlon Suarez /

      05/07/2017 12:32 PM

      Excelente tu comentario, más claro no podría estar. Nómada como siempre tergiversando las cosas.

      ¡Ay no!

      2

      ¡Nítido!

    Joe /

    04/07/2017 10:35 PM

    Hay que entender estos datos

    Asesinatos por extorsión 2016
    1600 muertos
    Muchos niños huérfanos, familias destruidas sin ninguna protección del estado, personas que nunca hicieron nada malo solo trabajar o ser dueño de una tiendita

    Policías muertos por ataques de mareros o población civil muerta

    Al menos 3 ataques terroristas con granadas donde murieron niños y personas en buses provocados por materos

    Mínimo 10 policías y monitores muertos por Mareros, una mujer policía madre soltera asesinada en ataques coordinados

    De estos 1600 muertes la PDH ha enfocado más su atención y casos a la protección de los mareros presos y las victimas no han recibido ni un solo comunicado

    No es lógico el actuar o la respuesta de la PDH es desproporcionada entre victimas y privados de libertad, no es ninguna mala campaña pero sus mensajes son desproporcionados completamente y hay que aceptar la realidad la PDH cometió errores u esos no deben de veras seguir deben enfocar su camino hacia la verdad y lo correcto se les fue la mano y las consecuencias son claras mareros confiados en la PDH los protegerá y ellos pueden desafiar a la autoridad

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    César A. /

    04/07/2017 8:39 PM

    Vergüenza debiera causarles defender a estos delincuentes, no son ángeles y sus padres tienen parte de la culpa también. ¿Ya pensaron en las víctimas de sus asesinatos, a l terror que vivimos con sus extorsiones, en las viudas de los pilotos de bus o en el miedo cuando a punta de pistola le roban el teléfono celular en la calle?
    Ya que son menores, adopten un par y los rehabilitan con sus recursos, basta ya de malgastar mis impuestos en delincuentes y de pagarle al PDH para quién los mareros tienen derechos pero las víctimas no.
    Y a ustedes en Nómada, dan pena ajena...

    ¡Ay no!

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    ¡Nítido!

    Joe /

    04/07/2017 11:21 AM

    Muchos de esos muchachos q su corta edad ya han asesinado muchos de ellos están allí por sicariato muchos no saben esos jóvenes ya llevan entre 4 hasta 8 asesinatos con sus manos en promedio

    Otros están peor con varias decapitaciones y desmembramientos en sus manos

    Otros por robo y violaciones agravadas

    Son jóvenes con rasgos de Psicopatas muy fuertes que es muy difícil que cambien

    Desde el día que ya han asesinado ya no son niños ni jóvenes ya son asesinos

    Que el Gobierno debe controlarlos, si
    Pero debemos entender que ellos representan un riesgo para la sociedad y son peligrosisimos

    Muy mal hace la PDH enviando mensajes a la Mara 18 de proteccionismos

    A los defensores de estos jóvenes yo les pediría que realmente se los llevaran a sus casas y les dieran ropa comida les dieran una habitación los dejaran durmiendo con sus hijas o esposas y les repartieran todas sus cosas de su casa hacia estos mareros, y lo digo de verdad porque si tanta es la moda demagogica de hablar y protegerlos yo si quisiera a ver a todos estos activistas adoptando mareros u durmiendo con ellos de verdad es que debemos solicitarle a los defensores de estas personas que ellos se encarguen de ellos a los activistas al Procurador etc

    De verdad se los pedimos

    ¡Ay no!

    2

    ¡Nítido!

      alejandro rivera /

      04/07/2017 8:46 PM

      Vos Joe: tu comentario es una total idiotez. Estos jovenes debido a las condiciones de vida tan precarias que han tenido durante su vida, se tornan en lo que son: un peligro social. Por lo tanto no es cuestion de que la gente se los lleve a su casa. Esa obligacion la tiene el estado, el cual todos nosotros lo sostenemos con el pago de nuestros impuestos. Por lo tanto esta obligado a emplear parte de ese dinero para crear centros de detencion que tengan buenas medidas de seguridad, orden y disciplina, no crueldad ni aberraciones sexuales por parte de los cuidadores. Tampoco deben estar cerca de sectores habitacionales. Pero como el estado que tenemos es un estado fallido, donde gran parte de los ingresos va a parar en los bolsillos de funcionarios corruptos y voraces, es por eso que esos centros se convierten en escuelas de delincuentes ahi los mayores terminan de formar a los menores. Pregunto: por que en esos reclusorios no hay jovenes de familias adineradas de esas que viven en zona 14, Cayala, Vista Hermosa, Condominios y mansiones de la Carr. a el Salvador y si los hay del granizo, el Alioto, el Limon, el Bucaro, Villalobos, el Mezquital y otros asentamientos donde la vive la gente de escasos recursos? Sera que estos ya traen los genes de la maldad y los otros no. O seran las condiciones de miseria en que viven unos y el confort en que viven los otros, es lo que hace la diferencia?

      ¡Ay no!

      1

      ¡Nítido!

        Joe /

        04/07/2017 9:24 PM

        Mira yo entiendo vos, yo se el calvario que estos jóvenes han vivido desde su niñez se que han tenido vidas duras, pero debe prevalecer el estado de derecho y el respeto a los desechos de todos no podemos seguir con lastimas y modas de "likes" en facebook cada ves que pasa esto solo para llenar nuestros corazones de egos y sentir los aplausos de esa demagogia mal llamada "políticamente correcto" porque eso correcto políticamente no a reparado nada

        Porque no pensamos quien ha ido a darle educación un par de zapatos un almuerzo una guía a estos niños

        Yo recuerdo al famoso Tío Juan que era el único que ayudaba a esos jóvenes

        Mi comentario es ya basta de comunicados, ya basta de likes facebook ya basta de comportamientos de moda, es tiempo de actuar de darles un hogar a esos niños no de abortar sino en adoptar corregir educar guiar pero nuestra sociedad y todos

        Mi mensaje es pro positivo, no soy hipócrita pero debemos ser realistas son chicos con problemas psicológicos muy muy difíciles de tratar

        ¡Ay no!

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        ¡Nítido!

    Carlos /

    04/07/2017 10:30 AM

    Difícil el tema. Por un lado están quienes en nombre de la corrección política o porque se sienten muy bondadosos en su corazón abogan por estos nenes, con quienes estoy seguro no quisieran pasar ni 5 minutos a solas. Por el otro están todos aquellos que de alguna manera han sido afectados por el actuar de los señoritos internos, quienes claman justicia o venganza (a veces da lo mismo) y se enojan cuando ven el actuar de los internos como en esta ocasión.
    Yo que no me las llevo de nada, ni me interesa tampoco... me debato entre los dos frentes. Se que los patojos son seres humanos y que tienen derechos que el Gobierno debería garantizarles. No comparto lo de que no tuvieron oportunidades, que crecieron en un entorno hostil y demás argumentos de sobra conocidos, pues ha habido mucha gente en las mismas o peores condiciones que ha sobresalido sin necesidad de meterse a maras, extorsionar, robar, violar o asesinar. En mi opinión recurrir a esos argumentos es justificar los crímenes de los susodichos. Luego pienso también en todos aquellos que en algún momento estuvieron a manos de estos nenes, siendo extorsionados, violados, asaltados, tal vez asesinados y también los entiendo cuando piden el castigo y la retribución. Comprendo el enojo porque de veras pareciera que los criminales están más propensos a la protección que los ciudadanos de a pie. No ver esto o decir que "son pajas" es voltear hacia otro lado en una realidad innegable.
    Lo cierto es que como cualquier ciudadano más corriente que común, se me revuelven los sentimientos y por ratos admiro a aquellos que defienden estoicamente la postura de casi defender a los internos (debió ser duro para estas admirables personas encontrar los argumentos para hacer tal cosa, dada la situación que se vive), pero luego entiendo a los otros, los que han sufrido en carne propia los abusos y también los comprendo. Mientras tanto.... que nos queda?

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

      alejandro rivera /

      04/07/2017 8:57 PM

      Vos como dice el refran: no sos chicha ni limonada. Ya dije que es harta obligacion del estado, el cual mantenemos nosotros con nuestros impuestos el responsable de hacerse cargo del cuidado de estos jovenes que a temprana edad ya son delincuentes. Ah, pero si observas bien, todos ellos han salido de los cinturones de miseria que rodean a la gran urbe. No salen de Cayala, Vista Hermosa, carr. a el Salvador, zona 14, Acatan, etc. Claro que hay gente que ha sabido salir de su entorno, pero son muy pocos, la mayoria no sale. Esa casaca de que la gente es pobre porque quiere serlo es una opinion cinica de los que no saben lo que es nacer entre la pobreza, por eso destacan que fulanito era pobre y ahora tiene sus recursos, pero recalco, son muy pocos y esos no hacen una primavera.

      ¡Ay no!

      ¡Nítido!

        Carlos /

        05/07/2017 1:05 PM

        Viejo... lamento contradecirte con que no soy chicha ni limonada, soy alguien honesto conmigo mismo que reconoce que de los dos lados hay puntos muy validos. No voy por complacer a lo políticamente correcto o a los que piden sangre. Lo que jamás haría y me parece que vos y otros de igual postura si, es justificar los crímenes de estos chatos con cualquier pendejada. Que si eran pobres, que si eran del mezquital, que porque no eran de Cayalá o de la Zona 14, ese es un discursito clasista, rancio y viejo. Ya me gustaría verte explicarle a la señora de la tienda que el arma que empuña un nene de estos frente a su cara y que le pide 10,000 billetes de extorsión es porque el "pobre" no nació en carretera al Salvador, o que violaron a la chica que se les puso enfrente porque vienen de un "cinturón de miseria", haceme el favor, te lees inteligente como para argumentar así, de veras. Para finalizar: A huevos que es un problema de Estado, así que felicidades por descubrir el agua azucarada. Y como tal el Estado lo que les debe garantizar es: Techo, comida y corrección y si los nenes quieren y ponen de su parte reforma. No visitas conyugales, no TV, menos amotinarse y entrar a robar (en muchos casos otra vez) cervezas de un establecimiento. Ese amor mezclado con síndrome de estocolmo que muchos le profesan a los bebés estos de veras que es digno de análisis.

        ¡Ay no!

        ¡Nítido!

        Jose Contreras /

        05/07/2017 11:36 AM

        No entiendo cual es tu punto al decir lo de zona 14, carretera, vista hemrosa y cayala? A qué queres llegar con eso? Los estas justificando? O querés que los de estas zonas tambien se vuelvan mareros?

        Te juro que no estás descubriendo el agua azucarada. En Brasil los mareros viven en Favelas, en Los Angeles los mareros son de barrios marginales, en NY no los encontrás en Manhatan sino en las afueras. En Medellin también viven en las comunas marginales.

        Una cosa son las causas y otras las consecuencias. Las causas se atacan con políticas de Estado para prevenir. Aplicalas ahorita para que dentro de 15 años los niños que están naciendo hoy no sean como ellos. Las consecuencias se castigan con cárcel. Estos ya no son causas, estos ya son criminales, a la cárcel y punto.

        ¡Ay no!

        ¡Nítido!

    Jose Contreras /

    04/07/2017 10:07 AM

    No entiendo cual es la gana de pintar como víctimas a los presos. Muchisimo menos pintar como víctimas a los padres y madres, cuando todos coincidimos que los problemas empiezan en la casa. Allí están los principales responsables, NO las víctimas.

    Las verdaderas víctimas iban piloteando su bus desde madrugada cuando un "pobre joven" lo llegó a matar por no pagar extorsión. La verdadera víctima es una mujer que regresaba del trabajo y un "pobre joven" la violó. La verdadera víctima se esmeró en poner un negocito y un "pobre joven" lo llegó a extorisionar.

    Por qué no sacan fotos así de las viudas de los pilotos? o de los hijos que estos malditos dejaron sin papa? ELLOS SON VICTIMAS!!
    Éstos son delincuentes!

    Tienen derechos? Sí. Tres tiempos de comida, salud y programas de rehabilitación.
    Ver tele? No!
    Drogras? No!
    Visitas Conyugales? No! (son menores y recuerdense nomadas que tener relaciones con menores es delito).
    Visitas ilimitadas? No! Estas cumpliendo un castigo no una vacación!
    Uniforme? Sí!
    Rapados? Sí!
    Castigo si se portan mal? Sí

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Ladina Clasemediera Wannabe /

    04/07/2017 9:26 AM

    Como soy políticamente correcto, no diré que me gustaría que el Estado construyera Gulags en las zonas más áridas del oriente del país para internar a angelitos como estos, en total aislamiento con el mundo exterior. Tampoco diré que urgen políticas públicas de planificación familiar y legalización del aborto en los hospitales públicos si no queremos que nuestros hijos indeseados acaben refundidos en instituciones de "rehabilitación" como estas, o peor aún: víctimas de las travesuras de jovencitos como los de la historia.
    Pero como soy políticamente correcto, diré: Snif. #JeSuiGaviota

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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