Formalmente, no es así. Cuando una persona acude a un banco a solicitar un préstamo, el banco no verifica la cantidad de dinero que la persona tiene, sino que evalúa su capacidad de generar ingresos para pagar el crédito brindado. Para hacer el cálculo más preciso piden una serie de información a las personas. Estos requisitos tienen una base legal, el artículo 52 de la Ley de Bancos y Grupos Financieros (Decreto 19-2002).
Informalmente, tampoco es así. Si bien muchos bancos sólo prestan dinero a cierto público, hay otras instituciones financieras que sí lo prestan a clientes "menos atractivos".
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