Pensemos por un momento.
¿Cuál fue nuestra primera respuesta? He hecho esta pregunta varias veces a diferentes personas y los nombres que más he oído son los de las pintoras Frida Kahlo y Giorgia O’Keffe. Ambas son artistas que vivieron y produjeron durante el siglo XX, pero… ¿Qué pasó antes?
Todo.
Esas gruesas enciclopedias de Arte e Historia están repletas de nombres, fechas y miles de protagonistas… Me sorprendería muchísimo si el porcentaje de mujeres en esas páginas llega tan siquiera, a un 10%.
"La Mesa Herida". Frida Kahlo. 1940. Una de las pinturas más grandes en formato de la autora, hoy se encuentra perdida.
Como autodidacta y aficionado en este campo de la investigación artística, tomaba los nombres de los artistas como una línea de tiempo que aprendí a seguir desde Giotto hasta Dalí. Sin embargo, un día me topé con la teoría de la arqueóloga británica Jill Cook y me cambió el paradigma. Cook cree que las primeras esculturas que se han encontrado de la Edad de Hielo, las “Venus prehistóricas”, nacieron de las manos de mujeres. La hipótesis surge de algo muy simple: la observación del propio cuerpo. La mayoría de autores habla de estas figurillas como tótems religiosos de culto a la fertilidad y presuponen que fueron creadas por hombres. Lo más reconfortante de la perspectiva de Cook es que es congruente con la espontaneidad del fenómeno artístico que aún vemos cada día. Mujeres viéndose a sí mismas como modelo, plasman su cuerpo en piedra y crean el arte como expresión humana.
Es poético.
"Venus de Willendorf". Austria. Circa 28,000 a.C.
Comparación de Jill Cook con una figurilla femenina prehistórica.
Lo anterior también nos habla de algo grave: la historia que conocemos no es real o, al menos, no del todo. Cuando se fueron definiendo los roles de género y la cultura occidental invadía el pensamiento de la mayor parte del mundo, se hizo invisible al mismo tiempo el trabajo femenino en el arte (y en la ciencia, y en la política, y en una larga lista de etcéteras). Perder esos nombres ha limitado nuestro estudio, confundido datos y dejado información incompleta. Personalmente, dudo de su representatividad. Está en nosotros tratar de balancear esta historia. Hacerla inclusiva es acercarla a la verdad y construir panoramas más completos para comprender los fenómenos artísticos y sociales. Es justicia.
Los esfuerzos por rescatar del olvido a las mujeres artistas se han caracterizado por ser científicamente cuidadosos y académicamente precisos, por lo que el avance en los últimos años ha sido monumental y ha enriquecido el conocimiento global. Así se establece una relación ganar-ganar. Recientemente, el Museo del Prado en Madrid dedicó su primera exposición temporal (en casi 200 años de historia) a la pintora Clara Peeters, una artista flamenca del siglo XVI. La mayor evidencia de su percepción personal son los reflejos de ella misma en los metales que pintaba en sus bodegones. Se ha llegado a la conclusión que fue una de las pioneras de este tema… y casi no sabemos nada de ella.
"Naturaleza Muerta con Flores y Copas de Honor Doradas". Clara Peeters. 1612. Nótese la figura de la autora pintada en los reflejos del oro.
O Edmonia Lewis, escultora afroamericana del siglo XIX que fue la primera mujer de antepasados afroamericanos en ser reconocida como escultora en Estados Unidos. Un libro bastante completo con su biografía se lanzó en 2012, escrito por Harry y Albert Henderson.
"La Muerte de Cleopatra". Edmonia Lewis. 1876.
En Guatemala tenemos a Rina Lazo, discípula de Diego Rivera. Participó junto a él y Frida Kahlo en el muralismo mexicano y pintó las réplicas de los murales de Bonampak en el Museo de Antropología de la Ciudad de México. Sin duda, un nombre para guardar por mucho tiempo en la Historia.
Réplicas de los murales de Bonampak. Rina Lazo. Museo de Antropología de México. 1966.
Estas piezas y miles más, son magistrales, independiente del género de su autor o autora. Otra labor pendiente de nuestro pensamiento crítico es ir desechando ideas aprendidas alrededor de las obras creadas por mujeres. Ya estamos cansados de la dicotomía de musas que inspiran hombres para crear contrapuesto a mujeres artistas vistas como una peculiaridad. Parafraseando a la rapera guatemalteca Rebeca Lane, basta de diferenciar el arte en femenino y masculino, no le cuelguen sus prejuicios.
El arte es.
Les invito a que nombremos muchas mujeres, a balancear la Historia y enriquecer el conocimiento. Ojalá que en poco tiempo seamos capaces de nombrar cinco mujeres escultoras, cinco mujeres fotógrafas, cinco mujeres directoras de cine, cinco mujeres expresionistas, cinco mujeres artistas latinoamericanas, cinco mujeres artistas guatemaltecas, cinco mujeres artistas que conocemos personalmente. Que sea una acción necesaria para nuestra sociedad, porque estoy seguro que hay más de cinco niñas que necesitan ver ejemplos positivos y un campo fértil para crecer, crear y ser.
Roberto Mérida /
Maravilloso! Los aportes de las mujeres a las ciencias y las artes son enormes e invaluables pero se han perdido en la historia y difícilmente nos enseñan sobre ellas. Felicitaciones :)