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...and the winner is: el puyazo de Donde Joselito

Carnívoro impenitente, desde mi juventud la idea de una buena salida a comer fuera de casa solía estar ligada a la visita a un buen restaurante de carne asada. En Guatemala estos nunca escasearon. Siempre –desde que yo recuerde- había un par de establecimientos que se disputaban la clientela carnívora, inicialmente con una oferta local –con los churrascos como oferta central- que poco a poco se fue enriqueciendo con los aportes de sudamericanos –llegados muchos de la mano del fútbol- que hacían de nuestras tierras sus pagos e iban introduciendo poco a poco el arte sudamericano en la materia.

Cotidianidad Gastro Donde Joselito La Estancia La Hacienda Real n246 Opinión P369 restarurante de carne asada Toropez
Esta es una opinión

El puyazo lo sirven en corte ‘alto’, lo que permite que el exterior de la carne quede bien asada sin que el interior pierda su punto.

Fotografía: Marco Gavio Apicio

Siempre era materia de discusión qué restaurante servía la mejor carne, y cada familia iba desarrollando sus querencias –como dicen en la Argentina- que eran cultivadas fielmente, hasta que por alguna razón una nueva se imponía. En casa de mi padre, las salidas eran a Tambasco, que en los 70 y 80 tenía un local en el Edificio El Centro en la zona 1 o a La Estancia, en La Reforma.

Durante mucho tiempo seguí visitando estos establecimientos, y mi hija mayor todavía recuerda con nostalgia las milanesas que eran el plato favorito de su infancia, en el establecimiento de la Avenida Reforma. Pero las lealtades familiares se fueron moviendo. La Mansión del Sur –hoy desaparecida- nos cultivó durante algún tiempo, y por estos días es la Hacienda Real de la zona 10 donde nuestra tribu lleva a cabo sus celebraciones.

Parte de este proceso de lealtades cambiantes se debe a que los amantes de la buena carne siempre andan en búsqueda del asado perfecto. En mi caso, lo que funciona es el comentarios de amigos que uno considera ‘autoridad’ en la materia: carnívoros con los que se ha compartido incursiones gastronómicas y cuyo criterio uno ha aprendido a respetar. Basta un ‘¿ya probaste…?’ de una fuente autorizada para desatar un torrente de jugos gástricos y la determinación de ir a ver si de verdad el asado en cuestión es mejor que los demás.

Aproveché las semanas de diciembre y enero para llevar a cabo una comparación entre algunos de mis establecimientos preferidos y otros que me habían reputado como muy buenos. La muestra es, en realidad, pequeña. La oferta de restaurantes especializados en carne asada en la ciudad es grande, y no se trataba de un proceso de degustación profesional al estilo de las guías gastronómicas europeas o norteamericanas –que hubiera tenido que ser exhaustivo- sino el deseo de comprobar que no me estoy perdiendo de un mejor asado por seguir acudiendo, por costumbre, a los mismos restaurantes.

En consecuencia, cuatro han sido los restaurantes que han entrado en esta competencia. Nuestro inefable reducto familiar en primer lugar: La Hacienda Real, en su establecimiento de la zona 10. Segundo, un antiguo amor al que hay que darle otra oportunidad: La Estancia, pero no en su sede original en la Avenida de la Reforma, sino en el de su satélite de la Carretera a San José Pinula. El tercero es un establecimiento ‘relativamente’ nuevo, pero con una reputación ‘de boca en boca’ impresionante, y al que ya había visitado un par de veces: Donde Joselito, en la zona 9. Y el último es un establecimiento al que llegué por casualidad: Toropez, a un costado de Joselito en la zona 9.

El juicio ha sido tomado fundamentalmente en torno a la calidad de la carne y de su preparación, ya que en cada uno de estos establecimientos las guarniciones son distintas. Además, tendremos en consideración los otros tres elementos que a los lectores de esta columna ya les serán familiares: lo agradable del lugar, la calidad del servicio, y la relación calidad/precio.

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Para facilitar el juicio gastronómico, la comparación había que establecer consistencia, de manera que ordené un mismo corte de carne en los cuatro locales. Varios son los cortes que me gustan: a veces me seduce la posibilidad de un buen asado de tira; en otras ordeno un trozo de entraña. Pero para esta prueba ordené mi favorito, el puyazo, un corte que tiene una intensidad de gusto particular. Además, la he pedido a un mismo término de cocción: rojo. Por encima de término medio la carne pierde sus jugos y, en consecuencia, su sabor, de manera que poca diferencia podría establecerse entre uno y otro lugar.

Gastronómicamente, la primera conclusión es -en todo caso- reconfortante: la calidad de la carne en los cuatro restaurantes visitados era de buena para arriba. En ninguno nos sirvieron carne dura, desabrida o en cualquier otro sentido desagradable. En ninguno se equivocaron con el punto de cocción, las porciones servidas eran generosamente similares, y las guarniciones en todos eran buenas.

Pero en esta competencia de campeones sobresale un claro ganador: Donde Joselito sirvió un trozo de carne excepcionalmente bueno. Hay una distinción con los demás establecimientos: el puyazo lo sirven en corte ‘alto’, lo que permite que el exterior de la carne –y especialmente la grasa típica de este corte- quede bien asada sin que el interior pierda su punto. La carne tenía un sabor exquisito derivado de la combinación entre su exterior caramelizado por las brasas y el interior que mantenía todos sus jugos. Una verdadera delicia, en la que la diferencia en la presentación –entre el corte tradicional y el alto- pareciera ser la explicación.

Yo ya había acudido un par de veces al restaurante y había quedado encantado con su puyazo en corte alto, pero para validar mi criterio me hice acompañar esta vez por un querido amigo, carnívoro impenitente como yo, que en los últimos años ha divido su tiempo entre Buenos Ares y Guatemala y que fue categórico en su dictamen: la carne en Joselito está por lo menos al nivel de lo mejor que ha probado en Buenos Aires. Entre los tres restantes, sería difícil establecer mayores distinciones: todos sirven el puyazo en su corte tradicional, la calidad de la carne es muy buena, y aunque tal vez pueda asignarse una ligera ventaja a La Hacienda Real, los asados de los otros dos restaurantes no tienen tacha.

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En cuanto al ambiente, la Hacienda Real sigue siendo uno de los lugares más acogedores, con su arquitectura bien pensada y una decoración original y cuidadosa en el detalle. Cuando quiero quedar bien con algún visitante extranjero, un almuerzo en el patio de la Hacienda Real no falla.

La Estancia del camino a San José Pinula fue un muy agradable descubrimiento. El local ha sido muy inteligentemente acondicionado con una decoración de tipo contemporánea –vidrio y madera- dividida en tres grandes espacios: uno ‘interno’ pero rodeado de grandes ventanales, una terraza cubierta que se abre a un amplio y agradable jardín, y una serie de mesas desperdigadas en medio de las plantas del jardín.

Toropez está en una casona que queda cruzando la calle de Joselito, pero en la que se ha hecho un esfuerzo de adaptación de los espacios a las necesidades de un restaurante, incluyendo la ubicación de mesas alrededor y sobre la piscina, que se convierte en una suerte de estanque. Evitaron la sensación de encierro al derribar varias paredes e integrar las distintas habitaciones de la casa en grandes espacios, con una decoración agradable.

En este ramo es en el que Donde Joselito pierde ante los demás: el restaurante es una casona de antaño apenas reconvertida, con multiplicidad de espacios, algunos de los cuales son estrechos y ruidosos. Su decoración es apenas notable: simple y sin carácter, y lo que resalta en consecuencia son las inescapables pantallas de televisión sintonizadas en algún partido de fútbol.

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En términos de la calidad de servicio, La Hacienda Real tiene la ventaja de contar con un plantel de meseros estable y muy profesional. Los señores conocen su oficio, llevan años ejerciéndolo y dueños y administradores los dejan hacer lo que saben. El resultado es una atención que comienza por el reconocimiento que hacen de un cliente – clientes habituales y meseros antiguos se reconocen por sus nombres- hasta la afabilidad eficiente con la que atienden a cualquiera. No es solo impecable: es un servicio agradable.

En Donde Joselito no se quedan muy atrás; seguramente los meseros no tienen tanto tiempo en el establecimiento –es más nuevo- y les falta algo de la ‘cancha’ que da la experiencia acumulada, pero saben que buena parte del negocio lo hace la atención y se esmeran en brindarla.

En La Estancia la atención ha sido correcta pero un poco menos ‘involucrada’ no obstante que el día de nuestra visita –un medio día entre semana- estaba casi vacío. No hay quejas pero tampoco halagos. En Toropez se peca por exceso: dueño, administrador o jefe deben haber indicado a los meseros que hay que hacer sentir bien al comensal y quien cruza su puerta es recibido por un categórico ‘estoy para servirlo’. El problema es que la bendita frase la repiten como estribillo cada vez que se les dirige la palabra, como autómatas y con una actitud excesivamente deferente, con el resultado de que terminan pareciendo más obsecuentes que obsequiosos.

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En la relación calidad/precio finalmente, Donde Joselito vuelve nuevamente a la cabeza. Es el menos caro de los cuatro contendientes, y si esto lo combinamos con la excepcionalmente buena calidad de su carne, el resultado es claro. Puede ser también que su intención es apuntarle a otro segmento de mercado, un poco más popular, un poco menos exigente con las formas, pero evidentemente no con el contenido. Eso explicaría la desatención a los aspectos de ambiente y decoración que, por ejemplo, La Hacienda Real cultiva cuidadosamente: su clientela los espera.

En realidad, salvo el costo un poco menor de Joselito las diferencias en el costo de una orden de puyazo no son mayores; habría que considerar el costo conjunto de una comida –entrada, postre, bebidas- lo que debo confesar que no estoy en posición de hacer en el marco de esta comparación limitada: a veces fui solo en compañía de una persona y otros en una salida cuasi-multitudinaria; unas veces me tocó pagar o compartir la factura y otras fui invitado; en algunas se pidió entrada o postre mientras en alguna solo en plato principal, y lo mismo pasó con el vino.

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Pero sobre lo que no queda ninguna duda es sobre el punto central de este blog: dónde está la mejor carne. La respuesta es categóricamente clara: Donde Joselito. Es allí a donde llevaré a algún carnívoro visitante cuando quiera presumirle de la calidad de la carne en Guatemala. Si de comer bonito se trata, sin embargo, seguiré visitando La Hacienda Real: muy buena carne en un entorno sumamente agradable. Pero lo mejor de este blog es la conclusión general: en Guatemala se sirve y se come muy buena carne, y ni La Estancia ni Toropez lo van a decepcionar en ese sentido.

Marco Gavio Apicio
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Creció en esa época prehistórica en que la comida casera no venía congelada y los micro-ondas solo existían en Los Supersónicos. Esta difícil infancia lo marcó para siempre y se resiste a aceptar cualquier forma de industrialización culinaria. Amante de la buena mesa y del buen vino, los busca donde las haya y cuando no los encuentra, los sirve en su casa.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Andres /

    16/04/2015 12:51 PM

    Estoy de acuerdo que Donde Joselito es uno de los mejores restaurantes de carne asada de Guatemala hoy en día.
    A tu recorrido de restaurantes relativamente nuevos, agregaría Meat Market, en Cayalá.
    Y otro no tan nuevo, pero que desde mi parecer ha mejorado recientemente, es Casa Escobar.
    Saludos y que buena lectura!

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    Gustavi /

    26/03/2015 8:01 PM

    Faltaron La Media Cancha, La Liga Steak House , y algun otro .

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    Luisa Maria Urrutia /

    31/01/2015 4:04 PM

    Me gusta mucho Toropez por su variedad de platillos,mi esposo feliz con su pedazote de carne mientras yo me comí un increíble pulpo ala galicia deverdad lo recomiendo y comimos tranquilos gracias al saltarin jijiji

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    ¡Nítido!

    Ignacio Laclériga
    Ignacio Laclériga /
    30/01/2015 12:29 PM

    Me parece estupenda esta sección de crítica culinaria que tanta falta hace en el país, infestada de medios que si se prestan a hacer sólo promoción de aquellos que les suenan el monedero. Sin menoscabar su modelo de negocio, se necesitan más críticos de los de verdad. Por cierto, no sabía ese despertino interés de Pedro Trujillo por las clases más desfavorecidas, de repente nos resulta marxista.

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    Maira de rivas /

    28/01/2015 8:09 AM

    Me encanta Toropez!!!! La carne buenísima y muy romántico !!!

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    Luis Lopez Silvestre /

    26/01/2015 8:50 PM

    @JOSÉ ARMANDO CASTILLO ARIMANI / Considero que el autor es muy claro en centrar el punto del articulo en el sabor mismo y el corte de la carne, no en el ambiente periferico en el que se sirve, y aun cuando todos los otros lugares son de muy buen nivel y de ambientes agradables, el punto es el valor mismo de la comida que es por lo que al final se va.

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    eduardo /

    26/01/2015 7:43 AM

    hola, me gustaria saber la opinion del autor y por que no de los otros "conocedores" sobre el restaurante Los Canelones en la 6 avenida A zona 1. Give grease a chance!

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    Leo /

    24/01/2015 11:37 AM

    Joselito es un p'esimo intento de copia de la media cancha. Lugar sucio, desordenado, comida promedio.

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    Oscar salazar /

    23/01/2015 11:28 AM

    en Toropez no cobran parqueo, en joselito si!

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    José Armando castillo arimani /

    23/01/2015 8:45 AM

    Lo que hace la gente por un plato de comida gratis,muy buenos días señor obviamente su blog se mira participado por el señor de joselito,me imagino que lo invito a su pegado de carne ...bueno haya hacer todo cuando hay hambre,soy guatemalteco de 48 años de edad nacido en la capital,Soy carnívoro desde que tengo memoria y realmente señor no estoy deacuerdo con sus comentarios obviamente esto lo escribió para favorecer al dueño de Josélito,porq no mencionó la ventajas q tiene los otros he comido gracias a dios en todos los que usted menciono,comensemos con la hacienda real,ya menciono que cuenta con un parqueo grande gratis? Que cuenta con áreas muy bonitas ventiladas y area niños? No verdad ya se menciono q cuenta con seguridad ?q las tortillas son hechas en el momento ? Vamos con la estancia,se mencionó q cuenta con parqueo gratis?con salones para eventos y area de niños también ? Q tiene desayunos muy buenos ? Muy buena seguridad y muy rica carne? pero me llama mucho la atención sobre lo q comento y se enfocó mucho en el restaurante que esta enfrente Toropez,aclaremos algo y voy a ser lo mas imparcialmente posible, aclaró no tengo el gusto de conocer ni al dueño de toropez y al dueño de joselito,tube el agrado de ir en diciembre a comer ahi, a toropez,el lugar es una casa esmeramente decorada y con unos espacios preciosos al aire libre me gusto Porq hay áreas para escoger si quiere estar tanto al aire libre como adentro,es un lugar el estanque que usted le llama para mi es precioso es u atractivo visual q da una relajación total,en toropez hay parqueo interior
    Privado, mis hijos la pasaron super en el área de juegos como en el saltarin

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    maria mercedes de paz /

    23/01/2015 3:06 AM

    (éste post fue suspendido temporalmente hasta verificar la información colocada aquí.)

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    Pedro Trujillo /

    22/01/2015 5:08 PM

    La Estancia, La Hacienda Real, Joselito... que se creen burgueses o que. Con los precios de esos restaurantes, nosotros el pueblo llano, no podemos darnos el lujo de ir a tales sitios. Enserio me parece una broma de muy mal gusto para los lectores asiduos de este medio. Saben que somos del pueblo y que somos pobres, y aún así vienen a hablar de esas cosas. Terrible la verdad

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    juan /

    22/01/2015 11:51 AM

    A mi gusto, hay mejores restaurantes de carne que Hacienda Real y La Estancia, creo que La Media Cancha o Del Tingo al Tango, tienen mejores asados aunque menor variedad en otros platos y guarniciones que los mencionados. Toropez me pareció promedio.

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    ivan /

    22/01/2015 11:03 AM

    el servicio de joselito es PESIMO¡¡¡¡¡¡

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    ¡Nítido!



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