He notado que es difícil digerir el arte actual, especialmente por el cambiante y amplio concepto de “arte”. Sin embargo, creo que si vemos atentamente, logramos platicar cómodamente con la obra, como con una nueva (o vieja) amistad. La inspiración puede surgir de cualquier motivación, incluyendo del arte mismo, cosa que muchos saben y exploran. Picasso, Dalí, Van Gogh, entre otros y otras enormes figuras de la historia artística, han sido asiduos visitantes de museos explorando qué hace tan grandes las obras que se guardan en cada uno. Este proceso de enriquecimiento ha creado y renovado los movimientos, dotando a cada tendencia de fundamentación teórica y estética.
El proceso comienza con la observación, veamos nosotros ahora. Salvador Dalí fue un gran dibujante y un buen pintor. Personalmente, creo que este talento sobrepasa el de su reconocido surrealismo. Para el tema de hoy, creo que es un gran ejemplo del bien que puede hacer la observación histórica para el propio artista y su contemporaneidad. Dentro de todas su peculiaridades, podríamos decir que Dalí se obsesionó con el cuadro “El Angelus” del pintor realista francés, Millet.

"El Angelus" Jean-Francois Millet. 1859
Dalí, familiarizado con la corriente de psicoanálisis, llamó a su método de observación como paranoico-crítico. Esto lo justificaba con múltiples lecturas del mismo tema en viajes introspectivos procesando el cuadro como una experiencia personal, recreándolo durante varias etapas de su vida artística. Colocadas en un supuesto orden cronológico, podemos ver la reinterpretación en los siguientes cuadros. Juguemos a buscar a Millet.
Vemos muchos conceptos que se rescatan y repiten. Por ejemplo: dos figuras solas y estáticas que no se tocan, los fondos y paisajes inhóspitos como desiertos, la tensión del silencio. Podemos percibir una fobia al contacto entre las figuras y un sentimiento generalizado de soledad. A estos elementos repetidos, aunque no de forma idéntica, se les conoce con la palabra en alemán “Leitmotiv”, conocido como constante inspiracional para cierta obra, disciplina o artista.
¿Y qué pasa cuando el arte no sugiere influencia previa? Puede haber varias causas, desde la ignorancia del crítico o del autor, la candidez del artista o, la más sublime, es porque estamos frente al parteaguas, como lo fueron Caravaggio y Malevich en su momento.
Reconocemos el tratamiento de la perspectiva a principios del Quattrocento en el Renacimiento como la gran reforma a la pintura moderna. Por primera vez se pintaba como se veían las cosas en la realidad. Unos doscientos años después, apareció Caravaggio quien es reconocido como un segundo amanecer para el arte, ya que parte de la oscuridad absoluta del lienzo a formar figuras con luz. Una revolución pictórica que influyó en personajes tan importantes como Rembrandt y Diego de Velázquez.
Kazimir Malevich fundó la escuela suprematista en Rusia, cuyo manifiesto alegaba que el pintar debía estar libre de la condicionante de la reproducción visual de los objetos y expresar su verdadero sentimiento. Malevich expuso su “rectángulo negro” y fue reconocido como el logro supremo de la geometría y el color sobre cualquier concepto realista. Esta obra abrió la puerta a pintores abstractos posteriores como Jackson Pollock y Mark Rothko.
No sabemos qué vendrá en este andar constante e imparable del arte. Las ramificaciones actuales llevan al ingenio humano a sitios que estos pintores clásicos nunca hubiesen soñado y probablemente envidiarían. Conocer la historia es no repetirla, el plagio es detestable, conocer la historia es enriquecer nuestra experiencia y crecer con ella. Caminemos.
Fito Andolini /
Me agradó especialmente este artículo. Gracias por presentarme a Malevich.