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“Dejame entrar a escarbar; es mi hermanito el que está allí”

A 3 kilómetros de la plaza en donde los capitalinos manifestaron el año pasado por un país sin corrupción y con justicia, hay una realidad atroz. El basurero municipal, en donde al menos 1,500 guatemaltecos trabajan cada día buscando objetos para reutilizar y vender, tiene desde ayer 60 desaparecidos por un nuevo derrumbe. Éste es un reporte de cómo lo están viviendo.

Cotidianidad Guatemala urbana P147

Clara Cabrera y su hijo esperan noticias de uno de los desaparecidos en el derrumbe en el basurero capitalino.

Fotos: Carlos Sebastián

Eran casi las nueve de la noche del miércoles cuando un grupo se reunió frente a la entrada del basurero. Un hombre les decía que haría un listado de las personas que aún no aparecían, pero que los familiares de Francisco sí podían entrar. Un joven, de unos 19 años, abrió los ojos, se le humedecieron y el sudor comenzó a brotar de su frente. “¿Francisco qué?”, preguntó, “¿Cuál es el apellido?”

Cuando le respondieron supo que no era su familiar, se pasó la mano por los ojos y se alejó de la puerta.

Así pasaron la noche del miércoles. Con la promesa de que los cuerpos de socorro retomarían las labores de rescate a las 6:30 de la mañana del jueves, a la espera de que en algún momento sus queridos salieran del basurero.

Saben que es un peligro trabajar en el lugar en el que vierten sus desechos los seis municipios capitalinos y saben que si alguien queda soterrado debajo de toneladas de desechos es muy probable que nunca lo vayan a encontrar.

2005 se reportó un incendio que duró una semana; en 2008 un deslave soterró dos camiones recolectores y mató a una mujer y dejó desaparecidos; en 2012 la historia se repitió y murieron 4 personas más; y el miércoles 27 de abril hubo un derrumbe que mató a cuatro personas y tiene a 60 desaparecidos.

En una entrada clandestina para el Relleno Sanitario (la entrada oficial es la que vigila la municipalidad) lloraba con impotencia Clara Cabrera. Su esposo Oswaldo Cortez, conocido en el lugar como Bin Laden, no llegó a dormir. Contó que como se despidió de su esposo temprano en la mañana de miércoles: “Se vino a trabajar sin desayunar porque quería ganarse unos sus centavitos.

“El lunes (hace cuatro días) llegó temprano a la casa y me regaló un anillo que encontró en La Mina”, recuerda. La Mina es un enorme pantano que hay en el final del basurero, del que se cuentan historias como que en su fondo hay cobre, oro, plata, una serpiente y cuerpos humanos.

Víctor Hugo Monterroso, actor en películas del cineasta Julio Hernández, pasó seis años haciendo entrevistas para un documental en esta parte del basurero y terminó asesinado y desmembrado por mafias del lugar.

 

En el fondo del basurero de la zona 3 se encuentra La Mina.

En el fondo del basurero de la zona 3 se encuentra La Mina. Foto: Nómada / 2014.

Lea: Cómo las mafias provocaron el asesinato de un actor guatemalteco

Junto a Clara Cabrera estaba su hijo de 14 años. No podía dejar de llorar. Hablaba de su papá mientras se sostenía la cara con las manos y se limpiaba las lágrimas con una playera del Barça, el equipo de futbol. En la parte baja del relleno algunos testigos contaron que vieron a Cortez tratando de huir de las montañas de basura. Pero un día después de la tragedia, ninguna autoridad le había dado a Clara y a su familia una respuesta clara del paradero de su compañero de vida.

Abner David Cos, de 21 años, se enteró del deslave porque recibió una llamada de uno de sus familiares, que logró sobrevivir. Su hermana estaba recolectando plástico y cuando escuchó los gritos de la gente que les avisaba del deslizamiento logró huir con su esposo. Pero sabe que tendrán que volver: “Todos los que trabajamos aquí sabemos el riesgo que corremos, pero [tenemos que regresar] porque tenemos necesidad y no encontramos otro trabajo”, dice al ser entrevistado.

 

Familiares de víctimas esperan noticias sobre sus desaparecidos y sobre cuándo podrán volver a entrar a trabajar.

Familiares de víctimas esperan noticias sobre sus desaparecidos y sobre cuándo podrán volver a entrar a trabajar.

La familia de Abner sobrevivió, vio pasar la muerte a su lado, pero está esperando que las autoridades vuelvan a abrir el Relleno Sanitario para regresar a trabajar buscando piezas reutilizables y vendibles. No tiene otra opción. Pese a que el año pasado se graduó de perito contador, las oportunidades laborales para un joven como él parecen estar lejos en Ciudad de Guatemala. Buscó trabajo por meses. “Nunca me vuelven a llamar”, dice. La necesidad de comer, de comprarle medicina a su mamá y de sobrevivir lo hacen levantarse todos los días, caminar rumbo al basurero para llegar a las 10 de la mañana y salir de allí a las 7 de la noche con Q100 en la bolsa.

Saida López, cuya mamá trabaja en el lugar, dice que desde hace años han escuchado que la Municipalidad tiene intenciones de cerrar el Relleno Sanitario: “Si ya no quieren que ningún ciudadano entre al basurero, que busquen una forma de darles trabajo. Son personas ya graduadas las que están trabajando aquí. Mi mamá conoció una chava que se graduó un sábado y ese mismo día vino a trabajar y se quedó enterrada”, relata, sin más datos.

Alarma municipal versus instintos

Durante todos estos 11 años de los últimos derrumbes y fallecidos, hay una autoridad responsable del manejo de la basura. El jefe de la municipalidad de la Ciudad de Guatemala desde 2004 hasta 2020, Álvaro Arzú. Y sus correligionarios han estado en la administración municipal desde 1986, sin interrupciones.

Se supone que en el Relleno Municipal existe una alarma que les avisa a los recolectores cuando hay peligro. Carlos Sandoval, vocero de la Municipalidad, dijo que había sido activada. Los recolectores con los que habló Nómada dicen que no la oyeron. Y que confían más en su instinto.

“Yo, gracias a Dios, trabajo aquí desde hace cinco años y cada vez que llueve tengo que tener más cuidado. Tengo estar pendiente del suelo porque allí se siente cuando viene un derrumbe. Todo empieza a temblar y se siente más inestable. Más cuando llueve. En los derrumbes que han pasado no he estado, pero sí he perdido amigos y conocidos”, dice.

Desde 1999, la Municipalidad ha registrado a 2 mil 800 personas como trabajadores de relleno sanitario, pero la organización de trabajadores estima que al lugar ingresan cada día 1,500 personas; y en total son casi 5 mil. Según un informe de la oenegé Camino Seguro –que desde hace una década da educación y alimentos a hijos de los trabajadores en el basurero–, esa labor se realiza sin regulación y seguridad. Y pese a que se prohíbe la entrada de niños menores de 18 años, el jueves Nómada pudo observar que iban niños en los camiones.

El alcalde Álvaro Arzú respondió sólo vía Facebook: “Estoy profundamente conmovido por lo ocurrido esta tarde en el relleno sanitario de la zona 3. Expreso mis más sinceras condolencias a las familias de las personas que fueron afectadas.”

Ante los reclamos de los vecinos por su falta de acción, Arzú respondió sin responsabilizarse: “Decirlo es lo más fácil. Ahora imagine usted tener que encontrarle un nuevo sitio. ¿Quién quisiera que el basurero estuviera al lado de su casa? ¿Qué municipio vecino quisiera recibirlo? ¿Será que los que hoy pagan Q25 o Q30 por extracción de basura quieran pagar Q100 o Q200 porque les lleven la basura a un lugar más lejano?”.

Que la municipalidad pudiera organizar un sistema de recolección profesional, que recicle y no ponga en riesgo la vida de ningún guatemalteco, de eso no hay planes todavía en la Municipalidad.

 

Recolectores y policías municipales observan el basurero capitalino.

Recolectores y policías municipales observan el basurero capitalino.

La búsqueda de los desaparecidos

En años anteriores, los recolectores relatan que los socorristas han suspendido las actividades días después de las tragedias bajo la resignación de que si las víctimas están soterradas, los gases y químicos en la basura destruirían por completo su cuerpo.

“¿De qué sirve que vengan el millón de policías, soldados y bomberos si ni siquiera traen palas o piocha para sacar a la gente?”, dice molesta y dolida Saida López. El miércoles fueron movilizados 45 Bomberos Voluntarios y 15 unidades de rescate. De esa forma recuperaron los restos de cuatro personas fallecidas y más de diez heridos.

Stu Velasco, de subdirector de Investigación Criminal del Ministerio de Gobernación, explicó que el jueves 28 de abril estaban realizando un trabajo de rescate compartido con instituciones como Conred, el Ministerio Público, la oficina del Procurador de los Derechos Humanos y 350 agentes de la Policía Nacional Civil.

Nómada observó que en el área de rescate había cuatro máquinas -entre excavadoras y aplanadoras-, y quizás quince personas observando su trabajo. En otra de las entradas del basurero un grupo de diez empleados municipales observaba la labor sentados sobre la tierra. Decenas de agentes policiales resguardaban la entrada principal para impedir que los familiares de los desaparecidos entraran al lugar.

Allí, afuera de la entrada del basurero de la zona 3, había mamás, hermanas, hermanos, padres, esposos, amigos, vecinos, parejas que buscaban a sus seres queridos. Una mujer lloraba con desesperación: “Yo estaba lavando ropa ajena cuando me fueron a avisar, yo no sabía nada. Mi esposo tenía 21 años cuando empezó a venir aquí, ahora tiene 48. Se llama Walter Alberto Álvarez, lo fui a buscar al hospital y la morgue pero nada”.

Junto a ella estaba un joven veinteañero, también recolector de desechos. Cuando escuchó que harían un nuevo listado de personas desaparecidas se apretó los labios para no llorar. Se acercó a uno de los agentes policiales y le insistió en que lo dejara entrar.

– Solo puede entrar un familiar por desaparecido. Ya hay gente suya ahí.
– Haceme la pala, dejame entrar a escarbar, es mi hermanito el que está dentro.

El jueves, desde una montaña junto al basurero, tres periodistas de Nómada estuvieron al menos 40 minutos observando la labor de rescate. Cuatro máquinas estaban trabajando sobre las toneladas de basura. No había bomberos, ni policías ni rescatistas escarbando, como rogaban con desesperación los recolectores que buscaban a sus familiares. Los perros aullaban, se movían a un lugar de otro, al lado de al menos 15 personas que estaban cerca de la maquinaría, dando indicaciones.

María Dolores Ortega, líder en los asentamientos aledaños al basurero, refutó esta versión. “Fuimos allá abajo y Conred, la Cruz Roja, trabajadores municipales y maquinaria que nosotros hemos visto que están trabajando. Bajo el sol, solo con agua para poder mantenerse”, declaró.

Las decenas de personas que estaban en la puerta y que trabajan en el basurero pese a los riesgos ganan entre Q25 y Q100 al día, estaban desesperadas porque las municipalidad vuelva a abrir las puertas del Relleno Sanitario. María Dolores Ortega, la líder de los recolectores, les pidió paciencia: “No podemos hacer nada, y si queremos seguir comiendo, no podemos hacer escándalo”.

En este momento, los familiares y rescatistas siguen buscando a los más de 60 desaparecidos.

Esta es una postal de cómo trata la Ciudad de Guatemala a sus más débiles, a sus más pobres, a los que no tienen más alternativa que arriesgar la vida para buscar valor entre la basura que recogen, todos los días, de todos los barrios, de todos los vecinos de esta capital.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Trudy /

    27/04/2017 10:25 PM

    Excelente reportaje. Un problema con muchas aristas. Uno de los principales es, qué otras opciones existen para esta pobre gente que trabaja tan duro y tan riesgosas condiciones? Es un problema que nos atañe a todos.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    JOCC /

    03/05/2016 5:10 PM

    Algo que es importante tener en cuenta, es que aquí, en esta triste tragedia, todos somos responsables... Sobre todo, porque la muerte de nuestros hermanos, se debe a creer que con "tirar la basura en su lugar" es suficiente. La basura que mató a la gente, estaba en su lugar. En el vertedero, pero que la basura esté en "su lugar" no hace que mágicamente deje de ser basura, eso no ha resuelto nada. Es hacernos los tontos. Eso le costó la vida a 30 personas. El estado debe regular la producción de contaminantes, o las empresas deberían de verdad, empezar a ser "responsables socialmente" o nosotros deberíamos cambiar de marcas a aquellas que generen los menores impactos a la sociedad, a la tierra, al suelo y a la vida de otros organismos. No basta con poner el rotulito vacío de "ponga la basura en su lugar".... Ya no produzcan basura, cambien su forma de producción. Asumamos los costos de vivir civilizadamente.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Roberto Fernandez /

    30/04/2016 4:49 PM

    Con el debido respeto que se merecen o se han hecho merecedores no entiendo porque este aticulo no tiene autor ni responsable, como es costumbre... hay algo anòmalo que quieren ocultar? tan superficial es el articulo? tan oficioso? tan flojo? tan mal intencionado que el que tira la piedra y esconde la mano no quiere rebelarse a si mismo? Desde cuando Nòmada publica anònimos que parecen mas una campaña pagada o un libelo de un resentido.... yo no estoy a favor del Partido Líder o del señor Baldizòn pero me parece que ya están cayendo en banalidades como dando seguimiento por dinero a algo que ya paso... porque no utilizan su importante medio y espacio en analizar las contundentes noticias e informaciones que da Quique Godoy... o sera que tienen miedo o en el peor de los casos ya recibieron su "coima" o "fafa" para no hablar del asunto? Solo dejo la reflexión antes de que empecemos a ver a nòmada como otro medio ya cooptado por el poderoso "Don Dinero", como lo es elperiodico que ataca por encargo y siguiendo los lineamientos de los que lo financian.

    ¡Ay no!

    4

    ¡Nítido!

      Bea /

      01/05/2016 2:11 PM

      Tampoco entiendo por qué dice que este artículo "no tiene autor ni responsable", supongo que no se fijó en este detalle : "POR JODY GARCÍA Y ANDREA GÓMEZ / 29 ABRIL, 2016"

      ¡Ay no!

      ¡Nítido!

    Tono /

    29/04/2016 9:06 PM

    Que pena y que horrible realidad la que viven en Guatemala. Sin enbargo, esta realidad la viven millones de personas en el mundo y Guatemala no es la unica que padece de esta injusticia social. Aunque hoy es facil hacer comentarios negativos contra el alcalde o presidente o congresistas, seria mejor pensar en buscar soluciones al problema y entender que todo problema tiene solucion pero se necesita mucha energia y esfuerzo. Los basureros no solo le pertenecen al los gobernantes, tambien les pertenece al pueblo y juntos tienen que buscar respuesta al todos los problemas sociales.

    ¡Ay no!

    2

    ¡Nítido!

    Marleny /

    29/04/2016 5:53 PM

    Dios se me encoge el corazon con las palabras del hermano, no puedo imaginar lo terrible que lo estan pasando las familias con esa incertidumbre. Buen reportaje, que dura y cruda realidad para muchos compatriotas y asi casi toda la poblacion pasamos por tantas necesidades por que el gobierno descarado sigue cebandose a costa de seguir desangrando a su pueblo!

    ¡Ay no!

    1

    ¡Nítido!

    Jackiec /

    29/04/2016 3:24 PM

    Excelente reportaje felicitaciones. Horrible realidad la de los guatemaltecos que se ven obligados a realizar esta tareas para sobrevivir. Pésimo manejo del problema por parte de las autoridades, la solución no es poner alarmas de alerta, por favor busquen soluciones de fondos para resguardar la vida de estos seres humanos, piensen que son padres, hijos, esposos, hermanos de alguien y son parte de nuestra sociedad tienen derechos a un trabajo digno y una mejor calidad de vida.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Andrea /

    29/04/2016 2:47 PM

    Excelente nota ?????? triste situación

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Kevin /

    29/04/2016 9:25 AM

    Horrible y Oscuro personaje Alvaro Arzu, ¿Para que sirven ahora los parques bonitos? ¿De que sirven ahora las carreras de la ciudad? ¿En que va a ayudar la pista de hielo? No se necesitan "Cosas bonitas" se necesitan acciones. Y eso es algo que se debe exigir a todas las autoridades, no solamente a Jimmy Morales, también al Congreso y por supuesto, a las autoridades municipales acomodadas que, otra vez, son culpables de perdidas humanas.

    Un festival navideño no le devolverá un hijo a una madre.

    ¡Ay no!

    1

    ¡Nítido!



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