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El hospital 'rebonito' (que no debería existir)

El Hospital Nacional de Salud Mental ‘Carlos Federico Mora’ es recordado por las instalaciones insalubres y los servicios precarios; por los tratos crueles y las agresiones sexuales contra pacientes, y porque aún con todo eso denunciado en 2014 por Nómada y después por la BBC, Roxana Baldetti dijo a finales de 2014 que era un lugar ‘rebonito’. Gracias a una orden de la CIDH, el año pasado el recinto fue remozado y ampliado, equipado y vigilado para seguridad de los internos, pero aún está muy lejos de ser un centro de atención ideal y cada vez resulta menos viable tener un hospital exclusivo para tratar la salud mental.

Cotidianidad P258

Las remozadas instalaciones del Federico Mora.

Fotos: Carlos Sebastián

– Bienvenidos al ‘Federico Mora’, un lugar rebonito.

El portero del hospital recibió con un saludo amistoso a los periodistas que entramos la mañana del miércoles 25 de enero de 2017 al único neuropsiquiátrico del país, donde el presidente Jimmy Morales inauguró las obras de remozamiento y ampliación que en su gestión duraron menos de un año y costaron Q14.4 millones (US$1.8 millones).

Desde febrero de 2016, solo unos días después de que Jimmy Morales tomara posesión como presidente, se pusieron en marcha los trabajos para modernizar cinco áreas del Federico Mora y construir una nueva donde ahora se brindarán servicios de rehabilitación, fisioterapia, farmacia y consultas durante el día.

 

Jimmy Morales presidente durante la inauguracion de remodelacion u construccion de modulo en el hospital psiquiatrico Federico Mora-16-min

El presidente Jimmy Morales y los ministros de Salud y Desarrollo Social inauguraron la remodelación de las instalaciones del Federico Mora.

Los trabajos que ejecutó el gobierno de Morales son parte de un plan que empezó en 2012, tras una denuncia de la organización Disability Watch ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Eran tiempos del Partido Patriota en el poder y Roxana Baldetti era la vicepresidenta, pero en esa gestión se hizo poco y para 2015 apenas se habían remozado dos áreas y se separó a los enfermos mentales ‘comunes’ de los que enfrentan procesos penales o que ya tienen una condena. 40 por ciento de los 349 pacientes; 6 pacientes menos de los que había en 2014.

 

Con la renovación de las siete áreas, la situación en el Federico Mora dio un giro de 180 grados.

Aunque no se pudo interactuar con los pacientes, en infraestructura el hospital no se parece hoy a lo que era hace dos años, cuando Nómada publicó un reportaje que alertaba sobre las condicione infrahumanas de vida de los internos, y después, un reportaje de BBC encendiera las alarmas con denuncias sobre violaciones sexuales y actos que se pueden catalogar como tortura.

Aquí, una escena del reportaje de Nómada, escrita por el periodista Andrés Zepeda.

Hace falta mucho por hacer. Los pacientes del hospital lucen, en su mayoría, como protagonistas de una película de zombis. En algunos pabellones se percibe un penetrante y ofensivo olor a caca. Se escuchan gritos, quejidos, sollozos, balbuceos, aplausos, chasquidos; se ven dentaduras sholcas, miradas perdidas, espaldas con joroba, nalgas al aire, internos completamente en bolas. “Se les viste una y otra vez, pero se vuelven a quitar la ropa”, contaba entonces el psiquiatra Romeo Minera.

Casi no se observan pacientes oriundos del Occidente (indígena) del país. La mayoría proviene sobre todo del área metropolitana y de oriente. No se sabe si ello se debe a que, dentro de las culturas indígenas, estos casos se tratan a nivel comunitario con ayuda de curanderos y empleando medicina no tradicional. “En todos los pueblos hay un loco, que es el payaso del barrio, o la patoja a la que todos violan”, interrumple Minera, “pero cuando el loco o la loca empieza a tirar piedras, nos lo traen para acá”.

Lea: Viaje al único (y último) manicomio en Guatemala

La CIDH determinó que el Estado debería hacer algo porque los enfermos debían convivir con reos de alta peligrosidad, sufrían de agresiones físicas y sexuales por parte de policías y guardias de presidios, y en muchos casos, sus tratamientos médicos no era acordes a sus necesidades; por eso era necesaria una infraestructura adecuada para mantener la seguridad y el orden, y vigilar el trato a los pacientes.

– Ahora sí quedó rebonito el hospital, dijo José Moreno, titular del Ministerio de Desarrollo Social, la institución que canalizó recursos para las obras. Sin embargo, los retos para que el Federico Mora sea un lugar apto para sus pacientes todavía son muchos.

Muy lejos del ideal

Las mejoras de infraestructura representan un gran paso para corregir la atención del hospital, pero un servicio de calidad para los 349 pacientes requiere de mejor equipamiento y más personal, lo que implica un mayor presupuesto. Para este año se asignaron Q14 millones más que en 2014 para llegar a Q54 millones, y se espera que eventualmente haya mejoras, pero no hay garantías de que eso suceda.

Las 138 auxiliares de enfermería, 38 enfermeras, 18 psiquiatras, 14 psicólogas y 4 médicos internistas no son suficientes para dar un trato adecuado a los internos, que no se reducirán drásticamente, tomando en cuenta que la mayoría no será dado de alta, pues su condición difícilmente mejorará y cerca del 70 por ciento no tiene familiares que respondan por ellos.

Personal de enfermería aprovechó la presencia de periodistas en el hospital para quejarse del exceso de trabajo, por ejemplo, en el área de cuidados intensivos, donde eventualmente hay 72 pacientes y solo dos auxiliares de enfermería que atienden el turno de día y tres por la noche.

Una doctora dijo que las áreas de cocina y lavandería aún se encuentran en malas condiciones, y eso hace que la situación aún sea insalubre, pero los periodistas se nos bloqueó el ingreso.

El Ministerio de Salud dice que el abastecimiento de medicamentos se encuentra en un 82 por ciento, pero el personal de enfermería es escéptico y creen que se trata de una situación positiva que no necesariamente durará todo el año.

Se ofreció que el tratamiento adecuado para los pacientes y el respeto a sus derechos será garantizado por medio de evaluaciones y supervisiones constantes. Según las autoridades de Salud Pública, no se pueden repetir los hechos que en el pasado causaron dolor y sufrimiento a los internos.

Un nuevo modelo

La ministra de Salud, Lucrecia Hernández Mack, asegura que se harán esfuerzos para dotar con más presupuesto, insumos y personal al hospital, para que se pueda atender con dignidad a los usuarios, y a la vez, responder a las recomendaciones de la CIDH.

El plan del Ministerio de Salud va acorde al Consenso de Panamá, cuyo clamor es hacia “un continente sin manicomios en el 2020”. Contempla ya la descentralización de los servicios de salud mental, ya que cada vez resulta menos viable tener un neuropsiquiátrico.

– Mantener hospitales psiquiátricos como este únicamente ayudar a estigmatizar pacientes con problemas de salud mental.

Según la funcionaria, estos hospitales no son ideales para atender a los pacientes con problemas mentales.

La funcionaria anticipó que pronto presentará a lo interno del Ministerio de Salud un proyecto para que los servicios de salud mental en hospitales generales, centros de salud y a nivel comunitario.

 

Esta es una foto del 2017.

Esta es una foto del 2017.

Y es que el consenso en la comunidad médica y psicológica es que los manicomios, aunque estén re-bonitos, no deberían existir más.

Nómada
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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Nery Nuñez /

    30/01/2017 3:54 PM

    Llora sangre la situación lamentable en que estan los enfermos mentales, la ladrona Baldetti hizo sus comentarios, tipo calcetín, que solo sirve para meter la pata. Esta vieja loca, shuca y corrupta debería estar metida ahi, para ver si ahora si nos dice, que está re-bonito, como lo dijo estúpidamente la vez pasada. Esta ponzoñosa mujer, tiene que pagar muy caro, todo el descarado robo de recursos que le hizo al estado. Ella y su familia, van a tener la maldición del Faraón. Dios le otorgue mucha vida, para que siempre se lo digan: "idiota, corrupta!! Felicito a los periodistas de Nómada por su constante seguimiento al hospital. Posiblemente a mejorado, pero muy poco.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Andrea Monzón /

    29/01/2017 9:23 PM

    Hace casi 15años mi madre ha sido atendida en el FM proporcionandole medicamentos y ayuda al formar parte de un programa de recuperacion acompañada por una psicologa muy peculiar y psiquiatras que mantienen una postura de lucha por los pacientes de esta institución. Seria grato que visibilizaran los esfuerzos de estos profesionales que va mas alla del deber hacer de su profesión sino de la empatia y compromiso.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Valentina /

    29/01/2017 1:15 AM

    Javier, gracias por el artículo. Sin embargo, sería importante reconocer que el puje por - finalmente - reconocer que los instituciones como el Federico Mora no deberían existir viene especialmente de la sociedad civil organizada y de las personas en condición y situación de discapacidad. Los médicos y psicólogos de los que hablas en tu última oración en su mayoría pertenecen al Modelo Médico de la discapacidad en el cual estos se creen superiores a las personas con discapacidad y capaces de decidir sobre sus vidas. Sin embargo, mucho trabajo se ha hecho en los últimos años de parte de la sociedad civil para movernos hacía un Modelo de Derechos Humanos, en el cual las personas con discapacidad son - ante todo - PERSONAS.

    Sería genial que Nómada - tan progresiva como es - tuviera una experta en discapacidad entre su gente para apoyar el contenido que se está creando y asegurarse que este no se quede en ideas e ideologías del pasado.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Andrea Sosa /

    27/01/2017 3:01 AM

    Muy buen reportaje. Que alegría saber que la mirada hacia el Hospital FM está teniendo imapacto en las entidades del estado responsables. Pero es momento también que cada uno de nosotros como ciudadanos, desde cualquier área o profesión, revirtamos el estigma y el tabú frente a la salud mental.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Alvin Hernández /

    26/01/2017 6:30 PM

    Uno mira las fotos con atención y es capaz de percibir esa sensación de abandono total, ese frío que parece helar hasta el alma al pensar en lo que una vez sintieron los pacientes ahí olvidados.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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