El nudo en el estómago nutre el éxtasis cognoscitivo. El cerebro voraz se obsesiona con encontrar patrones. La fascinación en medio del caos, en medio del ruido, conecta en cada segundo los puntos microscópicos de mi día con el cosmos y con los fracasos heredados por el sistema. La muerte aparentemente lenta me mantiene curioso a las perspectivas de cada instante y al ruego que cada cosa formula para que la tome en cuenta. Empotrar la realidad en una foto y con el poeta declarar: «Meter el mundo en una camioneta... ver el cielo en el alambre de púas... sostener el infinito en las manos y tomarle fotos...» Contrastar lo banal y lo maravilloso, embriagarse emocionalmente por el presente y dejarse conmover por nuestros sentidos son opciones que se nos ofrecen segundo a segundo... un segundo a la vez.
0
COMENTARIOS